A nivel global, los retos que enfrenta la industria del vino tienen que ver con las condiciones del ambiente, la adaptación al cambio climático, la feroz competencia y la relación entre el producto y los consumidores. Cómo se adapta la vitivinicultura a este contexto problemático.
Cambio climático
En el plano mundial, sólo 12 variedades de vid (es decir, el 1 % de las variedades cultivadas) ocupan hasta el 80 % de la superficie de viñedo en algunos países. Investigadores del INRA (Francia) y de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) sugieren que una de las herramientas que podrían usarse para adaptar la viticultura al cambio climático es aprovechar la diversidad de las demás variedades cultivadas, plantando otras menos conocidas y fomentando nuevas prácticas entre los viticultores y los consumidores. Su estudio se publicó en la revista Nature Climate Change el 2 de enero de 2018.
Variedades resistentes
La utilización de los productos fitosanitarios ha sido un problema debido a su uso indiscriminado con su consecuente contaminación del ecosistema. Por otro lado, surge por parte de los consumidores la demanda de alimentos inocuos.
Como resultado de investigaciones que han llevado muchos años se logró desarrollar variedades resistentes a plagas y enfermedades que han cumplido con el objetivo de disminuir la utilización de productos fitosanitarios, hasta en algunos casos logrando la no utilización de los mismos.
La encuesta “Resistant grape varieties and market acceptance: An evaluation based on experimental economics” analiza las evaluaciones de los consumidores de vinos blancos de variedades resistentes producidos en la región vinícola de Languedoc, Francia, en la cosecha 2016. Se utilizaron cuatro vinos: uno proveniente de una variedad resistente, dos convencionales de distintas calidades y uno orgánico. Los resultados mostraron que, en un nivel puramente sensorial, los consumidores tenían dificultades para aceptar el vino de una variedad resistente. Luego, la comunicación centrada en el desempeño ambiental y de salud mejoró en gran medida la posición de la variedad resistente de vino, y en última instancia, se ubicó a la cabeza de las evaluaciones cualitativas promedio.
Contaminación de los suelos con cobre
La EFTA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) calificó al cobre como de “alto riesgo”, especialmente para los organismos del suelo, ya que este tipo de fungicidas minerales de acción directa son muy poco selectivos y actúan sobre un gran número de especies, ya sean lombrices, hongos y bacterias, entre otros.
El cobre es el principal producto fitosanitario que se emplea para combatir las enfermedades fúngicas en la viticultura. Sin embargo, su acumulación a lo largo de los años puede provocar problemas de toxicidad en los suelos, por lo que la Comisión Europea ha decidido intervenir para limitar más su utilización, empezando por la viticultura ecológica.
El 27 de noviembre del 2018 los estados miembros de la Unión Europea acordaron renovar la autorización de esta sustancia en viticultura ecológica por un período de siete años, a contar desde el 31 de enero de este año, pero con un límite máximo de 4 kilogramos de cobre por hectárea de viñedo, en vez de los 6 kilogramos antes autorizados. Este límite podrá superarse en un año concreto si en los anteriores se utiliza una cantidad menor y siempre y cuando no se superen los 28 kilogramos por hectárea en el conjunto del período 2019-2025.
Gestión de efluentes y su reutilización agrícola
Debida a la escasez de agua se han realizado muchos avances en la reutilización del agua para riego. La reutilización es muy valiosa para la agricultura, dado que garantiza el recurso de forma continua. Su aplicación es una práctica común en muchas zonas, especialmente en las regiones áridas y semiáridas. La tecnología actual de depuración permite obtener efluentes de agua regenerada de diversas calidades, incluso hasta un nivel tan alto como la del agua potable. La finalidad es conseguir un producto que sea adecuado para ser empleado en diferentes usos (agrícola, industrial, recreativo, municipal, etc.). Para poder aplicar la reutilización para cualquier uso agrícola, se requiere de tratamientos terciarios avanzados.
Glifosato
A partir del 2022 se prohíbe el glifosato en la Unión Europea. Los países miembros de la Unión Europea (UE) acordaron en noviembre del 2017 prolongar por otros cinco años la licencia para el uso del herbicida. La propuesta fue apoyada por 18 países, mientras que otros nueve se mostraron en contra y uno se abstuvo. La decisión se tomó tras meses de discusiones sobre el uso del herbicida ante las preocupaciones de que pueda resultar cancerígeno.
Reglamentación del etiquetado
En la actualidad existe un fuerte debate sobre la necesidad de introducir información nutricional obligatoria en las etiquetas de las bebidas alcohólicas, y particularmente en el vino, como una herramienta para promover patrones de consumo más conscientes de la salud en la sociedad. En 2018, la industria europea de bebidas alcohólicas presentó una propuesta de autorregulación, actualmente en evaluación por la Comisión Europea.
Disminución de la utilización de sulfitos
El consumidor es cada vez más exigente con los productos que ingiere. Por una parte, demanda que tengan una larga vida útil que facilite su almacenamiento doméstico durante un largo tiempo. Pero, además, prefiere que las tecnologías de conservación aplicadas para tal fin no modifiquen las propiedades nutricionales y sensoriales de los alimentos, típica de los tratamientos térmicos, y que tampoco añadan aditivos.
Fuente: Observatorio Vitivinícola Argentino