Representantes de la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV) y del Codex Alimentarius (CCFA, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acordaron en una reciente reunión en China reanudar el debate sobre la lista de aditivos permitidos en el vino, discusión que estaba suspendida desde 2017. La propuesta de realizar nuevos estudios al respecto provino de Chile, país que asigna especial importancia al desarrollo de vinos orgánicos y sustentables.
El comercio internacional de alimentos existe desde hace miles de años, pero hasta no hace mucho tiempo los alimentos se producían, vendían y consumían principalmente en el ámbito local de cada país. Durante el último siglo, el volumen de alimentos comercializados a escala internacional ha crecido exponencialmente y, hoy en día, es un sector que mueve 2 billones de dólares al año.
Para garantizar a nivel mundial la calidad, inocuidad y equidad en el comercio internacional de los alimentos, se creó el Codex Alimentarius, organización que depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En su seno se estudian y definen las normas alimentarias, directrices y códigos de prácticas internacionales. Su objetivo es que los consumidores pueden confiar en que los productos alimentarios que compran son saludables y de calidad, y los importadores en que los alimentos que han encargado se ajustan a sus especificaciones.
Durante los primeros 10 días del mes de setiembre de 2021, se llevó a cabo la 52.ª sesión del Comité del Codex sobre Aditivos Alimentarios (CCFA), en China, de la cual participó el coordinador científico de la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV), Jean-Claude Ruf.
En ese cónclave, a propuesta de la delegación de Chile, se trató el tema de la posible reapertura de los debates en el seno del Codex Alimentarius sobre los aditivos en el vino, considerando su importancia en el marco del comercio internacional.
Los aditivos son componentes que se suman en la elaboración del vino tales como levaduras, enzimas, ácidos, taninos, manoproteínas, polisacáridos, nutrientes, clarificantes, antioxidantes, conservantes, etc.
Estos debates habían quedado en suspenso desde el año 2017, debido a la falta de consenso internacional sobre la aplicación de las denominadas Buenas Prácticas de Fabricación (BPF).
Ver: Codex Alimentarius sobre los aditivos en el vino
Si bien la competencia de la OIV es reconocida por un gran número de países, algunos miembros de esa organización han pedido que en el tema de los aditivos del vino se apliquen normas elaboradas por el Codex Alimentarius, las que -sostienen- deberían aplicarse a escala mundial, sin tomar en cuenta otras normas establecidas por otras organizaciones.
La OIV propone una colaboración más estrecha entre ellos y el Codex Alimentarius, para evitar la duplicación de diferentes normas internacionales para la elaboración de vinos.
La OIV, en su calidad de observador en el seno del Codex Alimentarius, tomó nota de las preocupaciones expresadas por los miembros y señaló que estaba dispuesta a participar en estos trabajos y a aportar sus contribuciones en aras de alcanzar un acuerdo.
En conclusión, el Comité decidió que Chile deberá preparar un documento de discusión en colaboración con la Unión Europea (UE) y Estados Unidos de Norte América (EEUU) para debatir durante la próxima reunión del CCFA y mantener en las etapas actuales la lista de aditivos en espera para la categoría «vinos de uva».
Además, se solicitó al Comité Mixto FAO-OMS de Expertos sobre Aditivos Alimentarios (Jecfa) que reevalúe «las especificaciones de plomo en las monografías relativas a las bentonitas, las diatomeas y el carbón activado». En función de las evaluaciones del Jecfa, se podrían revisar las monografías correspondientes del Codex Enológico Internacional de la OIV.
Fuente: Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV) y Codex Alimentarius