Después de permanecer un año en órbita en la Estación Espacial Internacional, recorriendo en total 300.000.000 km a una velocidad de 28.700 km/h y a una altura promedio de 408 km, 320 estacas de vid y 12 botellas de vino de Burdeos regresaron a la Tierra el pasado 13 de enero. El experimento extraterrestre formó parte de la Misión WISE, realizada en conjunto por el Grupo Mercier y la startup europea Space Cargo Unlimited. Ahora, las cepas de vid están brotando en un laboratorio para luego ser plantadas y en 2 o 3 años fructificarán. Esas uvas y sus microvinificaciones se compararán con lotes «terráqueos» y se evaluarán modificaciones eventuales bajo el efecto de las radiaciones y de la microgravedad, datos que podrían ser muy útiles para enfrentar los desafíos de la vitivinicultura del mañana.
La búsqueda de respuestas sobre el futuro de la vid sigue impulsando proyectos que no dejan de sorprender, aún en estos tiempos.
Gracias a una alianza estratégica entre Grupo Mercier -líder mundial en la producción de plantas de vid, con sede en Francia y Vivero en Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza- y Space Cargo Unlimited -una startup espacial que potencia las misiones de investigación y fabricación en la órbita terrestre de productos de alto impacto para la Tierra- se puso en marcha la Misión WISE (Vitis Vinum in Spatium Experimentia), que consistió en enviar al espacio 320 estacas de vid (de las variedades merlot y cabernet sauvignon) y 12 botellas de vino de Burdeos, las cuales permanecieron durante 12 meses en la Estación Espacial Internacional.
“Los trozos de madera de vid están de vuelta desde mediados de enero y nuestros equipos se encuentran estimulando la brotación de los injertos en sala de cultivo para luego multiplicarlos rápidamente en nuestro invernadero”, explicó el empresario e investigador francés Guillaume Mercier, director ejecutivo de Mercier Group.
Se espera que para 2022 ya exista una buena cantidad plantas que podrán ser implantadas en el viñedo -junto a lotes testigos de plantas que permanecieron en Tierra-, para así observar el comportamiento de este material vegetal que ha orbitado en el espacio.
La Misión Wise tiene como principal objetivo saber si la permanencia en ingravidez, combinada con influencias externas como la radiación polar, les confiere a las plantas una resiliencia que las volverá más fuertes frente al cambio climático.
“Todos los organismos vivos expuestos a las condiciones del espacio viven un estrés extremadamente elevado porque no hay gravedad. Y la gravedad constituye el único parámetro de la vida que no ha evolucionado en 4 mil millones de años. Sacar ese parámetro les provoca a los organismos un estrés inmenso que puede generar evoluciones naturales”, explica Nicolás Gaume, cofundador de Space Cargo Unlimited.
«Las plantas que sobrevivan a este estrés serán más resilientes para enfrentar presiones menos importantes como los del cambio climático, la salinidad o la sequía”, agrega el emprendedor espacial Gaume.
“El enfoque de Space Cargo Unlimited es verdaderamente único y nos sentimos honrados de tener esta oportunidad extraordinaria”, asegura por su parte Guillaume Mercier.
Mercier y Space Cargo Unlimited comparten la misma visión de inventar el futuro de la agricultura y de los alimentos, para enfrentar el desafío del cambio climático».
Nicolás Gaume, cofundador de Space Cargo Unlimited
La empresa viverista líder ha demostrado históricamente estar orientada hacia el futuro, «y durante las últimas décadas hemos dedicado importantes recursos para seguir aumentando la calidad sanitaria y la diversidad del material vegetal que ofrecemos», informa Mercier.
Esta colaboración entre las dos compañías maximiza los resultados exitosos del primer experimento extraterrestre de «evolución autoguiada», una metodología desarrollada por el el científico Michael Lebert, del departamento de Biología Celular de la Universidad Fraunhaufer Erlangen en Alemania y director científico de WISE.
«Estamos encantados de asociarnos con un actor importante como Mercier. No sÓlo su experiencia en genética y mejoramiento de plantas es incomparable, sino que Mercier y Space Cargo Unlimited comparten la misma visión de inventar el futuro de la agricultura y de los alimentos, para enfrentar el desafío del cambio climático», menciona Gaume.
El don de la paciencia
La aventura de los injertos de Mercier empezó a comienzos de 2020, cuando el Instituto de las Ciencias de la Vid y del Vino (ISVV) pidió material vegetal para enviar al Espacio.
Casi un año después, ya comenzó la evaluación que permitirá saber si se produjeron cambios en las plantas de merlot y cabernet sauvignon que subieron y aterrizaron a bordo de la nave transbordadora SpaceX Dragon. Lo interesante es que la vid tiene una particularidad: prepara en sus yemas una parte de las hojas del año siguiente. Por lo tanto, una vez que exista suficiente desarrollo foliar recién será posible estudiar los órganos potencialmente modificados.
¿Qué se espera encontrar en las plantas astronautas? Modificaciones epigenéticas transmisibles a la descendencia.
El grupo Mercier, especializado en el desarrollo de plantas de vid, será encargado de «clonar» las plantas según la metodología «self guided evolution«, desarrollada por Michael Lebert.
Por su parte, Stéphanie Cluzet, investigadora docente en la Universidad de Bordeaux, Francia y miembro de la unidad Enología del Instituto de la Vid y del Vino, junto a un equipo de investigadores, dirigirán los análisis: observación al microscopio, búsqueda de polifenoles y terpenoides importantes para el gusto y la resistencia a las enfermedades, estudio del crecimiento de las plantas, identificación de los cambios en el ADN de las plantas, entre otros estudios.
Pensamos que los resultados de la Misión WISE podrán ser usados más adelante para otros tipos de cultivos agrícolas»
Nicolás Gaume
La científica reconoce que no hay que adelantarse a los hechos: «Vamos a mirar los esquejes foliares y luego llevarlos a campo. Dentro de 2 o 3 años, si todo sale bien, tendremos las primeras frutas. Es sólo en ese momento que podremos empezar los análisis de la baya, del mosto y luego hacer las microvinificaciones para determinar si el vino es diferente», explica Cluzet.
Para Nicolas Gaume, de la start up espacial, las ambiciones son mayores: «La vid es una planta súper sensible, por lo que cuando está expuesta a factores ambientales estresantes, se afecta mucho más que otros productos agrícolas. Pensamos entonces que los resultados del programa WISE en este material de estudio podrán ser usados más adelante para otros tipos de cultivos agrícolas».
Según el experto, la respuesta al aumento de las temperaturas, la escasez de agua o la salinidad de algunos suelos se encontrará en la tecnología.