Una reciente encuesta de Unilever revolucionó el mercado al demostrar que, si hubiese la oferta suficiente, el 33% de los bebedores comprarían vino proveniente de viñedos con prácticas ecológicas. Las cifras en Argentina y el mundo.
A comienzos de 2017, la empresa líder de consumo masivo Unilever publicó un estudio propio que revelaba que el 33% de los consumidores en 5 países referenciales de 3 continentes elegían marcas tomando en consideración el impacto social y ambiental de los productos. Esa investigación les abrió los ojos a otros medios y consultoras relacionadas con el mundo del vino, entre ellas The Journal of Wine Economics (publicación global trianual, editada por la Universidad de Cambridge, Gran Bretaña) y Wine Intelligence (prestigiosa consultora multinacional, con sede en Londres), que apuntaron a indagar sobre las preferencias del consumidor de vinos. El resultado, en este terreno, posicionó al tope a los vinos orgánicos.
El estudio de Unilever también permitió proyectar que podría haber un negocio de 966.000 millones de euros para las marcas que apostasen por la sustentabilidad. Y sugirió que la tendencia de compras dirigidas a un propósito específico es mayor entre los consumidores de las economías emergentes que entre los mercados desarrollados: el 53% de los compradores en Gran Bretaña y el 78% en los Estados Unidos dicen sentirse mejor cuando compran productos que se producen de forma sostenible, pero esa cifra aumenta al 88% en la India y al 85% en Brasil y Turquía.
La muestra alcanza a 20.000 adultos de Brasil, la India, Turquía, Estados Unidos y Gran Bretaña y estudia cómo la sustentabilidad impacta en sus decisiones de compra, brindando una noción más precisa de qué compran y por qué lo hacen.
Tras la difusión de estos datos tan reveladores, las grandes corporaciones del mundo del vino comenzaron a impulsar la producción de vinos orgánicos, así como a enfatizar sobre el tema en las campañas publicitarias, cada vez más dirigidas a los millennials. Es que esta franja de consumidores son la audiencia clave para los productos “verdes”, y al parecer están perdiendo interés en el vino tradicional.
Menos alcohol y formatos nuevos
En Estados Unidos, según el estudio de Unilever, los Millennials son una generación arraigada con habilidades tecnológicas que esperan eficiencia. Exigen experiencias diversas y auténticas, y desean productos innovadores y de alta gama. Buscan la diferenciación y están más dispuestos a experimentar, gravitando hacia productos innovadores y tipos de vino alternativos como el vino orgánico y con menos alcohol, o un formato nuevo, como el vino en una lata.
Es tendencia mundial la preocupación por parte de las generaciones más jóvenes del cuidado de la salud, el bienestar y la disminución de los impactos ambientales y sociales. Si bien aún es un nicho de mercado, del total de vino consumido a nivel mundial solo el 3,6% pertenece a vinos orgánicos. Las ventas de vino orgánico aumentaron un 22% en 2017, en comparación con un crecimiento de menos del 3% en el vino no orgánico, según Nielsen.
Otro punto a destacar es que los vinos orgánicos tienen buen sabor. Un estudio publicado en The Journal of Wine Economics encontró que los vinos sostenibles y orgánicos obtuvieron en promedio 4.1 puntos más que los equivalentes cultivados con prácticas tradicionales en las pruebas de sabor.
La conexión ambiental
El índice de oportunidades SOLA (siglas en inglés de ‘oportunidades de vinos sostenibles, orgánicos y con menos alcohol’) de Wine Intelligence 2018 analizó las oportunidades relativas por mercado de vinos con menor contenido de alcohol, sin alcohol, de comercio justo, ecológico, de producción sostenible, respetuoso con el medio ambiente, de una bodega sin emisiones de carbono, biodinámico, sin conservantes, sin sulfitos y veganos. De acuerdo con el informe, los vinos que ofrecen una conexión ambiental y de sostenibilidad tienen las mejores posibilidades de éxito dentro de la categoría alternativos, ya que los vinos con menos alcohol y sin alcohol luchan por la atención del consumidor.
El vino orgánico ocupa el primer lugar en el índice de oportunidades, lo que indica que tiene la mejor oportunidad dentro del universo SOLA. Esto podría explicarse por el hecho de que, por lo general, tanto el comercio como los consumidores comprenden y reconocen mejor lo “orgánico”. La oportunidad del vino orgánico es particularmente fuerte en Finlandia, Suecia y Alemania, impulsada por los objetivos minoristas sólidos para aumentar la cuota de mercado de los vinos orgánicos. Luego le siguen los vinos de producción sostenible y los de comercio justo. Sin embargo, esto varía según el mercado: en Gran Bretaña el comercio justo se destaca mientras que en Japón es el vino sin conservantes el que ofrece la mayor oportunidad.
Todas las categorías tienen en común que se caracterizan por hacer un vino ambientalmente responsable y sostenible, dar al consumidor una opción innovadora fuera de lo cotidiano y atender a las minorías. Además, los beneficios no son sólo ambientales y económicos, un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y publicado en Organization and Environment encontró que las bodegas que habían adoptado prácticas sostenibles, como la gestión del riego y la mejora de la conservación del suelo, obtuvieron mejores resultados financieros.
Crece el consumo en Argentina y el mundo
En Argentina, según estadísticas de 2017 de SENASA, hay 5.317,6 hectáreas de vid para uso industrial que se encuentran certificadas como orgánicas.
En Mendoza, hay un total de 3.602,1 hectáreas.
En el mundo, según una encuesta realizada a fines de 2016 por el Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica (FIBL, por sus siglas en inglés), para esa fecha habían 380.000 hectáreas de uvas orgánicas, sobre el total de 7,1 millones de hectáreas de viñedos que existen en el planeta (o sea, el 5,3%). Estas uvas están destinadas tanto a vinificación como a consumo en fresco y pasas.
Según las estadísticas mencionadas del SENASA, los vinos orgánicos elaborados en la Argentina son exportados en un 71% a la Unión Europea, un 6% a Estados Unidos, un 3% a Suiza, un 2% a Japón y un 18% restante a distintos destinos del mundo.
Dentro de este panorama, en los últimos tiempos viene sobresaliendo Turquía, país que con 13.961 hectáreas de uva con certificación orgánica se posiciona como el de mayor crecimiento porcentual.
Argentina presentaba 2,8% del total de sus viñedos con certificación orgánica, Portugal 1,8%, Sudáfrica 2%, Chile 1,5%, China 2,4%, Estados Unidos 2,7%, Nueva Zelanda 5%, y la Unión Europea 8,4%.
España presenta más de 100.000 hectáreas de viñedos orgánico; Italia más de 85.000 hectáreas y Francia más de 70.100 hectáreas, con lo que, entre estos últimos tres países representan el 73% del total de viñedos orgánicos del mundo.
Por su parte, China pronto se convertirá en el primer país en términos de superficie, ya que tiene un alto porcentaje de sus viñedos en conversión hacia orgánicos.
¿Qué es la viticultura orgánica?
La viticultura orgánica es el sistema de producción que mediante el manejo racional de los recursos naturales, sin la utilización de productos de síntesis química, produce uvas sanas y de calidad, manteniendo o incrementando la fertilidad del suelo y la diversidad biológica.
Fuentes: Observatorio Vitivinícola Argentino, Unilever y Diario Los Andes