Hoy 5 de mayo es el Día del Enólogo en Mendoza, una fecha instituida por una ley del gobierno provincial en 2005, durante la gestión de Julio Cobos. La efeméride recuerda el mismo día de 1897, cuando en esta ciudad se creó la primera Escuela Nacional de Enología, de la cual egresaron los primeros enólogos del país. Si tenés un enólogo/a profesional como vecino, andá y abrazalo/a. Ellos son los verdaderos padres del vino que vas a disfrutar esta noche, solo, con tu familia o con tu amor. Ellos son quienes lo criaron de bebé y lo guardaron para vos en una botella cuando estuvo maduro, listo para salir al mundo.
Por Pedro Straniero, editor de Enolife
pstraniero@enolife.com.ar
Los enólogos y nosotros, sus admiradores, podemos celebrar hoy con uno o varios brindis de buen vino. Aunque aún pocas bodegas ponen en las etiquetas de sus vinos el nombre del autor de esa obra de arte que estamos tomando, cada vino, hasta el más humilde, tiene un padre, y es el enólogo.
Después del trabajo de los viticultores y los cosechadores, que serían como los abuelos del vino, está el papá o mamá enólogos que deciden el momento del inicio de cosecha, hacen el seguimiento de la fermentación, están junto al bebé desde la molienda hasta el descube, vigilan la evolución del vino y deciden cuándo el vino está terminado, apto para ser embotellado y listo para comercializarlo y disfrutarlo. Estos últimos procesos pueden demorar semanas, meses o años, y siempre son los enólogos quienes se hacen cargo de la crianza, desde el primero al último día.
Por qué se festeja el Día del Enólogo mendocino el 5/5
El 5 de mayo de 1897 se fundó en Mendoza, por la Ley 540, la Primera Escuela Nacional de Enología, de la cual egresaron los primeros enólogos del país. Esta escuela funcionó en la Quinta Agronómica, en los predios donde actualmente se emplaza la Casa de Gobierno, el Palacio de Justicia, la Municipalidad de la Capital, el Instituto Nacional de Vitivinicultura y La Enoteca, patrimonio histórico y único vestigio arquitectónico en pie de la construcción original.
En 2005 se aprobó la Ley provincial 7.357, que estableció el 5 de mayo de cada año como el Día del Enólogo, en conmemoración a la creación de la escuela de Enología de Mendoza.
La provincia de Mendoza, llamada la Tierra del Sol y del Buen Vino, es reconocida a nivel nacional e internacional, justamente, por la calidad de sus vinos. Y esos vinos tienen autor: los enólogos profesionales.
Pero el enólogo no solamente es el que elabora y cata vinos. Cuando un enólogo dice «yo soy enólogo de tal bodega», antes de nombrar la bodega ya ha definido que primero es enólogo, y luego dice donde ejerce.
Un día único para cada región
La provincia de Mendoza, donde más viñedos, vinos y bodegas hay, también es donde más escuelas y universidades enseñan la carrera de Enología. Aquí se festeja el Día del Enólogo el 5 de mayo por las razones arriba apuntadas, pero en cada lugar hay un Día del Enólogo. Que sepamos, no hay un Día Internacional del Enólogo, que ya lo habrá.
En San Juan, la segunda provincia productora de vino de Argentina, el Día del Enólogo se festeja el 7 de setiembre, porque se estableció esa fecha por un acuerdo en 2002 entre el Centro de Enólogos y el Consejo Profesional de Enólogos local, eligiendo la fecha por el día en el que Domingo F. Sarmiento inauguró la Quinta Normal sanjuanina en 1862, que luego pasaría a llamarse la Escuela Nacional de Fruticultura y Enología.
En España, por poner otro caso, cada región tiene su Día del Enólogo. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, se los honra el 17 de noviembre, en coincidencia con el Día de San Andrés, patrono de los enólogos.
En Chile, algunos lo celebran el 10 de agosto, en recuerdo de la fecha en que el enólogo pionero Ruy Barbosa Popolizio fundó, en 1954, la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enologos. Pero otros, en el país hermano, lo festejan el 4 de setiembre, porque ese día de 1545, el conquistador español Pedro de Valdivia le escribió al Rey Carlos V de España pidiendo «vides y vinos» para Chile, y fue ese el primer registro que se tiene de la palabra «vino» escrita en un texto histórico.
El enólogo en una bodega participa en todo el proceso de elaboración de un vino dentro de la bodega. Sin embargo, no siempre trabaja dentro de la bodega, también ejerce su profesión fuera de ella. Colabora con el agrónomo en el viñedo a la hora de evaluar la cosecha y elegir el mejor momento para la recolección. En el laboratorio, asesora a sus colegas químicos. En la calle, visita proveedores de insumos y maquinarias y sugiere los mejores equipos y tecnologías para hacer el vino que tiene en mente.
Un enólogo, en su rol de sommelier, aconseja los mejores maridajes y enseña a catar y degustar los diferentes vinos. Como docente, enseña a sus alumnos el arte de la enología. Grandes enólogos siempre han tenido grandes maestros.
También el enólogo colabora periódicamente apoyando al márketing y la comercialización de vinos. Incluso hay enólogos que administran la producción y cuidan y controlan los costos.
Resumiendo, los enólogos desarrollan su profesión cumpliendo roles diversos para los cuales se han preparado: como periodistas especializados, docentes, investigadores, científicos, sommeliers y hacedores de vinos.
Así es como el enólogo está presente en todas las áreas de la vitivinicultura, ya sea trabajando dentro o fuera de una bodega, realizando tareas técnicas, administrativas, científicas, comerciales, educativas y de divulgación.
Para concluir nuestro homenaje, hacemos propia una sugerencia de los amigos del Consejo de Profesionales de Graduados en Enología de Mendoza: en nuestra famosa Fiesta Nacional de la Vendimia debería haber siempre un cuadro artístico, musical y conceptual que honre a los enólogos, artífices de los vinos que la Fiesta exalta y promueve.