Los cambios en las tendencias de mercado y consumo global de vino, sumado al aumento de la temperatura y los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, han impulsado a los viticultores a modificar y reconvertir las variedades de uva que plantan en sus viñedos, y también a relocalizar sus parcelas. Para asistir a los viticultores a tomar futuras decisiones de plantación, un trabajo de los investigadores Kym Anderson, Signe Nelgen, German Puga, publicado y disponible la publicación IVES Technical Review del 26/3/24, describe cómo se ha ensamblado, expandido y actualizado dos veces una base de datos global que muestra qué variedades se cultivan en las diferentes regiones del mundo. La última versión provee capturas regionales del 2000, 2010 y 2016 para más de 800 regiones vinícolas en 53 países que constituyen el 99 % área vitícola mundial, así como una captura nacional de 1990, con unas cuantas funciones mejoradas.
A lo largo de las tres últimas décadas han ocurrido drásticos cambios en los mercados globales del vino. Estos incluyen el rápido y todavía vigente declive del consumo de vino en los países tradicionalmente productores de Europa del Este, el explosivo crecimiento en las exportaciones de vinos de regiones templadas de los países del Nuevo Mundo, y el aumento de la demanda de vino en países del Noroeste de Europa y Asia del Este, tradicionalmente enfocados en la cerveza y bebidas espirituosas. Estos, más los cambios climáticos,
En primer lugar, para actualizar el mapa global se unificó el léxico preciso de las cepas según su país de origen, y se hicieron listas de las distintas denominaciones en cada idioma, emparejándolas con las denominaciones y sinónimos en francés, el idioma original de la investigación, siguiendo a Robinson, Harding y Vouillamoz (2012), y chequeándolas en la web www.vic.de
En segundo lugar, para este trabajo se homogeneizó la ortografía a lo largo de los años de los nombres de las regiones de un mismo país vitivinícola. Allí donde el grado de desglose regional variaba en el tiempo, ahora se ha proveído una tabla para mostrar las regiones dentro de cada macrorregión, de manera tal que las tendencias en las últimas sean más fácilmente discernibles. También se provee una concordancia entre los nombres de las regiones tal como se listan en la fuente original de datos nacionales y en los (a veces más comunes) nombres de las regiones adoptados en el 8º Atlas mundial del vino de Johnson y Robinson (2019).
Tercero, se introdujeron dos nuevos índices de internacionalización de las variedades. Uno muestra el alcance al cual las variedades de uva nativas de varios países han sido adoptadas en el extranjero; el otro muestra el alcance al cual la elección de variedades de cada nación se encuentra enfocada en variedades exóticas (no nativas).
Un hallazgo clave es que la proporción de variedades tintas en el área de cultivo mundial aumentó de 46 % en 1990 a 56 % en el 2016. Como parte de eso, el ránking global del cabernet sauvignon aumentó de 8º a 1º, y su proporción global sumada con la del merlot y la syrah aumentó del 5 % al 17 % (Figura 1). Irónicamente, en este siglo los consumidores se han desplazado más hacia los vinos blancos, conduciendo a un excedente de vino tinto en los mercados globales para el 2023-24.
De manera importante, esta última versión de la base de datos global tiene un nuevo set de tablas enfocadas en variables climáticas clave de cada una de las más de 800 regiones vitivinícolas del mundo. Basándose en la localización (latitud y longitud) del pueblo principal de la región, 9 variables climáticas fueron extraídas por Gregory Jones a partir de los registros de 1958-2019 de la estación meteorológica más cercana.
Las investigaciones de Jones a lo largo del último cuarto de siglo han encontrado que la temperatura promedio del período vegetativo (GST) es el mejor indicador individual de relevancia para la viticultura. Su análisis determinó que las regiones vitícolas del mundo pueden ser útilmente divididas en cuatro clases climáticas: frías, templadas, cálidas y calurosas. Después de atribuir cada región a una de estas cuatro clases, se ha podido determinar el promedio ponderado de GST para cada macrorregión (e.g. Borgoña, compuesta de Côte-d’Or, Nièvre, Saona y Loira, y Yonne). Se estimaron las proporciones nacionales francesas y globales del área cultivada en cada una de las cuatro clases de climas que hay en el país galo, con casi cuatro quintos del área cultivada que corresponden a climas cálidos y calurosos (Tabla 1). Anderson y Nelgen (2020a; 2020b) también reportan aquella información por variedad de uva.
En un estudio de seguimiento, se emplearon análisis de componentes principales (PCA) para la reducción de dimensiones de variables climáticas, y un análisis de grupos para agrupar regiones similares. Esto resulta en tres grupos que definen globalmente las regiones vinícolas. Los resultados muestran que se encuentran regiones vitivinícolas superiores en cada uno de los tipos climáticos. También muestran que el clima ya ha cambiado a través de los grupos. Esto sugiere que el futuro cambio climático podría amenazar la producción de uvas de alta calidad en muchas regiones.
Varios otros indicadores muestran cambios durante los primeros 16 años de este siglo. Estos incluyen el índice de intensidad varietal, el cual muestra el grado de especialización de cada región o nación en cada variedad; un índice de similitud regional basado en la variedad, que da cuenta del grado de similitud de la composición varietal de cada región con respecto a cualquier otra región (o la nación o el mundo); y un índice de concentración varietal.
Puga y Anderson (2023) resumen el alcance de las similitudes y concentraciones de las composiciones de variedades de uva entre países. Se muestra qué tanto estas composiciones se están volviendo más o menos similares y más o menos concentradas. Al hacerlo, se desarrolló un método de agrupamiento jerárquico basado en el índice de similitud, el cual revela una heterogeneidad considerable en cuanto a las similitudes entre países.
El índice de concentración sugiere que si dos parcelas vitícolas diferentes son seleccionadas aleatoriamente en cualquier lugar del mundo, la probabilidad de que estas parcelas compartan la misma variedad de uva es de sólo 2,2 %.
Los países europeos no parecen exhibir un mayor grado de concentración que los países no europeos, a pesar de estar sujetos a más regulaciones con respecto a las plantaciones. Se utilizaron estos índices para comparar cambios entre el 2000 y el 2016, y se concluyó que la composición de variedades de uva se ha vuelto más similar entre los países y más concentrada globalmente durante ese período. Al ocurrir esto, muchas composiciones nacionales se han vuelto más concentradas en las variedades francesas más populares. Esto también ha hecho que las composiciones se vuelvan más similares. No obstante, esto no excluye la posibilidad de que la composición de variedades pueda volverse más disímil que entre regiones dentro de un país -como de hecho ha estado pasando en Australia.
Fuente: Información extraída del artículo de investigación “Internationalization, Premiumization, and Diversity of the World’s Winegrape Varieties” (Journal of Wine Research, 2021) y publicaciones posteriores relacionadas de los autores. Esta es una traducción de un artículo técnico escrito originalmente en inglés por Kym Anderson, Signe Nelgen y Germán Puga, publicado el 26/3/24 en IVES Technical Review.