En un contexto de creciente presión por la sostenibilidad y la reducción de emisiones en la producción de alimentos, medir la huella de carbono se está convirtiendo en una práctica esencial para la industria vitivinícola. Las bodegas argentinas, que desean expandirse y consolidarse en un mercado global cada vez más consciente del impacto ambiental, deben adaptarse a estas nuevas exigencias. Para lograrlo se deben cuantificar y gestionar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), para así cuidar el ambiente al mismo tiempo que agregar valor a los productos de la industria y fortalecer su posición en el mercado. En este sentido, la compañía integral de sostenibilidad Netzefy hace su aporte explicando de qué se trata en 5 preguntas.
La huella de carbono (HC) es un término usado para describir la cantidad de emisiones de gases efecto invernadero (GEI) y representa la contribución que realiza un producto, organización o servicio al cambio climático.
Si bien los GEI se encuentran naturalmente en la atmósfera, la acción humana puede contribuir a su incremento y en consecuencia al calentamiento global, ya que esos gases retienen la energía proveniente de la radiación solar que se emite desde el suelo. Los gases involucrados son 6 y corresponden a: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O) hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6), siendo estos tres últimos gases industriales fluorados.
La medición de la huella de carbono se expresa en unidades de dióxido de carbono equivalente (CO2-eq) y el cálculo se realiza empleando factores de conversión que permite llevar todos los valores obtenidos con sus respectivas unidades de medida, a un valor que posea esta única unidad (CO2-eq) para una mejor interpretación y comparación de la misma.
1) ¿Por qué es esencial medir la huella de carbono en la vitivinicultura?
-En el caso de la vitivinicultura, las emisiones de GEI pueden derivar de diversas etapas: desde el cultivo de las vides y el consumo de agua, hasta la fermentación, el embotellado, el empaque y la distribución del vino. Al medir su huella de carbono, las bodegas pueden identificar las fuentes principales de emisiones en cada etapa del proceso y establecer estrategias específicas para reducirlas. Este enfoque es cada vez más valorado en un mercado en el que tanto los consumidores como las normativas internacionales demandan prácticas sostenibles y responsables.
2) ¿Cuál es la relevancia de la huella de carbono para el consumidor moderno?
-Los consumidores actuales están cada vez más informados y preocupados por el impacto ambiental de los productos que eligen. En la industria vitivinícola, la huella de carbono se ha convertido en un criterio de calidad y de responsabilidad social. Aquellas bodegas que puedan demostrar un compromiso genuino en reducir sus emisiones no sólo ganan la confianza de los consumidores conscientes, sino que también se alinean con las expectativas de importadores y distribuidores en mercados que han adoptado estrictas normativas ambientales, como Europa y América del Norte. La gestión de la huella de carbono permite a las bodegas cumplir con estos estándares, abriendo puertas a nuevos mercados y fortaleciendo su reputación.
3) ¿Cómo se facilita la medición y gestión de la huella de carbono?
-A través de soluciones tecnológicas avanzadas, que permiten la captura y el procesamiento integral de datos en todas las etapas de la cadena de producción. Esta herramienta, que ofrece la empresa Netzefy, asegura la trazabilidad de la información y garantiza que los datos recolectados sean válidos y confiables, elementos clave para obtener una visión detallada y verídica del impacto ambiental.
Además, la herramienta tiene una plataforma digital que facilita a las bodegas el análisis continuo de sus emisiones. Esto permite no sólo una visión clara del impacto actual, sino también la identificación de oportunidades de mejora y la posibilidad de establecer metas específicas de reducción de emisiones. La capacidad de gestionar estos datos en tiempo real y de manera centralizada permite a las bodegas tomar decisiones informadas y respaldadas por evidencia, impulsando la eficiencia operativa y la sostenibilidad.
Netsefy se ofrece como un aliado estratégico para las bodegas, no sólo de Argentina, sino de todas las regiones vitivinícolas latinoamericanas que buscan medir y reducir su huella de carbono de manera precisa y efectiva.
4) ¿Cuál es el impacto en el mercado internacional de la medición?
-La medición de la huella de carbono es un sello de calidad en los mercados internacionales. Especialmente en aquellos que valoran la sostenibilidad, la huella de carbono se está convirtiendo en un distintivo de calidad y compromiso ambiental. Las bodegas que demuestran un esfuerzo activo por medir y reducir sus emisiones de carbono se diferencian de sus competidores y ganan prestigio ante los consumidores.
Esto es particularmente relevante en Europa y América del Norte, donde los consumidores y los reguladores consideran la huella de carbono como un indicador clave de sostenibilidad. Además, muchas cadenas de distribución y compradores internacionales prefieren trabajar con empresas que adopten estas prácticas, lo que se traduce en una ventaja competitiva para las bodegas que apuestan por la transparencia y la responsabilidad ambiental.
5) ¿Es una inversión a futuro?
Para las bodegas latinoamericanas, medir la huella de carbono no sólo es una respuesta a las demandas del mercado, sino una inversión en el futuro de la industria. A través de la adopción de prácticas de gestión ambiental como las promovidas por Netzefy, las bodegas pueden contribuir a la mitigación del cambio climático, mejorar la eficiencia de sus procesos y crear un valor añadido en sus productos. En un sector tan competitivo como el vitivinícola, este compromiso con la sostenibilidad se convierte en una herramienta poderosa para alcanzar y mantenerse en los mercados más exigentes del mundo. Con el respaldo de tecnología avanzada y una gestión ambiental sólida, las bodegas argentinas tienen la oportunidad de liderar la transición hacia una industria vitivinícola más verde y responsable.