El insecto artrópodo drosophila melanogaster, también llamado mosca de la fruta, despide una feromona -hormona para atraer al otro sexo- que deja un desagradable olor tanto en el vino como el recipiente que lo contiene. Un tufo que incluso permanece tras lavar la copa. De modo que siempre hay que tener a mano, dentro del kit con chiches para descorchar y medir la temperatura del vino, una pinzita de depilar y una lupa o, mejor, un microscopio. Un posible problemita que la periodista española Ana Gómez González, colaboradora de Vinetur, pinta con gracia en el artículo que aquí reproducimos.
Viernes por la noche. Estás relajado en tu sillón y te disponés a disfrutar una copa de vino. Sí, con tu serie favorita. Pero al girar con fruición el elixir antes de mandarte el primer sorbo… ¡Noooo! ¡Acaba de caer una mosca y está nadando en el vino!
¡Cuidado! si es hembra es mejor que tirés el vino. Si, por el contrario, es un macho, podrías seguir tomando, si es que no sos muy escrupuloso.
La mosca protagonista que ha caído en la copa es la drosophila melanogaster, la conocida mosca de la fruta. En una investigación realizada por la Universidad Sueca de Ciencias de la Agricultura (SLU, por sus siglas en inglés) se llegó a la conclusión de que el sexo del animal era el responsable de arruinar o no el vino de la copa.
Se realizó la investigación con moscas de ambos sexos, cada una en una copa de vino diferente observando el efecto que producía cada una de ella en el vino. Las responsables de arruinar por completo el vino son las feromonas de la mosca hembra. La Drosophila Melanogaster produce estas hormonas para atraer a los machos de su especie, y se estima que lo hacen liberando unos 2,4 nanogramos por hora. Un solo nanogramo es suficiente para que el vino adquiera un sabor y un olor desagradables.
Si una mosca hembra cae en la copa de vino, con un olfato normal se puede percibir el olor de esas feromonas, y como el sentido del olfato está muy viinculado al del gusto, notaremos que se siente «sabor a feromona». Por otro lado, se ha demostrado que es difícil eliminar el desagradable olor a feromona de la copa, incluso lavándola.
Una feromona poderosa
También se observó que, incluso eliminando a la mosca con rapidez, es posible que el vino quede arruinado por la pequeña cantidad de feromonas que se necesita para producir ese sabor tan desagradable.
Las moscas macho, por el contrario, no provocan ningún cambio en el vino.
¿Podemos diferenciar al macho de la hembra?
Vamos a contar una curiosidad de esta mosca. Así que vamos a hablar un poco de biología.
Sí que podemos diferenciar a las hembras de los machos, aunque para ello necesitaremos la ayuda de un microscopio. Tenemos que fijarnos en lo siguiente:
1. Fijarnos en las rayas: la presencia de rayas indica que se trata de una hembra. Lo machos también tienen algunas rayas, pero se mezclan y se oscurecen a medida que avanzan hacia la parte posterior de su abdomen.
2. Fijarnos en el tamaño de la mosca: la hembra es más larga que el macho. Aunque si no tenemos a los dos para compararlos, este dato no nos será muy útil.
3. Fijarnos en su abdomen: Si es puntiagudo es una hembra, y si es más redondeado es un macho.
Lo más sencillo para diferenciarlos, si no tenemos un microscopio a mano, es con la copa de vino en mano, o en nariz.
Cómo verán, es increíble lo que este pequeño artrópodo puede hacer en nuestro vino. Incluso si estuvo posado en la copa de vino cuando esta estaba vacía, habrá dejado el desagradable olor a feromona de mosca.
Fuente: Vinetur (texto de Ana Gómez González)