El territorio de Mendoza es, en su mayor parte, un desierto. La población vive en los oasis, que sólo ocupan el 4% de la superficie total de la provincia. Y allí también están los cultivos, que generan riqueza, trabajo y recursos alimenticios. Aunque Argentina es el 6to. país del mundo con más reservas de agua dulce, en Mendoza, con sólo 6 ríos de norte a sur que traen el agua desde los glaciares de la cordillera de los Andes, se hace necesario el máximo ahorro del agua.
Desde organismos como Irrigación y Aysam se busca racionalizar tanto el consumo de agua potable como del agua para riego. Sin embargo, los mendocinos consumimos 430 litros de agua per cápita por año, el doble de lo recomendado por la World Healt Organization (WHO) y la Organización Mundial de la Salud, que es entre 100 y 250 litros por persona. ¿Por qué ese derroche, que en su mayor parte ocurre dentro de los hogares?, es la pregunta que la consultora local Demokratía intentó averiguar mediante una encuesta sobre el uso del agua puertas adentro de cada casa.
Agua, primer bastión de las causas ambientales, de mayor valor que el oro, indispensable para la vida, dueña de debates infinitos, bandera de justos y oportunistas. ¿Cuán importante es su cuidado en la vida cotidiana?
En época de escasez en las canillas y de crecidas en los ríos, y en momentos en que las discusiones van desde el tiempo en la ducha hasta los más consolidados intereses de la geopolítica, ¿qué es lo que hacemos los mendocinos para cuidarla?
Educados desde pequeños en su cuidado, con una férrea actitud para defenderla en público, ¿somos igual de determinados para velar por su preservación en la intimidad de nuestros hogares?
Las estadísticas de consumo per cápita nos ubican muy por encima de los valores óptimos que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), están en los 250 litros de agua por persona al día, ni hablar de los 100 litros que propone la World Healt Organization (WHO). Lo cierto es que, en la tierra en la que el cuidadoso y esmerado manejo del recurso hídrico hizo que pudiéramos sobreponernos al desierto, el consumo es de más de 400 litros según la página oficial de Aguas Mendocinas (Aysam), y entre 800 y 1.000 litros según el Departamento General de Irrigación (aunque esta cifra incluye el agua para riego). Y para otras fuentes oscila entre 500 y 700 litros (en los que un tercio aproximadamente representa pérdidas del sistema de distribución) según el Instituto Nacional del Agua. De la misma fuente,obtuvimos que, del total de las cuentas abastecidas, cerca del 90% se encuentra pagando por el servicio a través de un sistema fijo de tipo catastral y el resto se encuentra alcanzado por un régimen volumétrico.
Desde la consultora mendocina Demokratía, liderada por el joven emprendedor Nicolás González Perejamo, con el afán de ofrecer información relevante que permita visibilizar este tema, salieron a entrevistar a los mendocinos consultando sobre aquellas acciones de la vida cotidiana que reflejan la atención que le damos al uso agua durante el lavado de dientes, el cuerpo, la ropa, los platos, el auto, el regado de plantas, o la limpieza de pisos. El aporte tiene el propósito de completar los datos duros de los organismos gubernamentales, pero al mismo tiempo invitar a la reflexión a la ciudadanía toda para que retome el interés, y del mismo modo acompañe y reclame en aras de garantizar la presente y futura disponibilidad del recurso.
El uso responsable y solidario del agua es necesario hacerlo durante las 24 horas los 365 días del año, incluso, el gasto para la higiene personal. Lo recomendable es realizar duchas de 7 minutos, cerrar los surtidores mientras las personas se afeitan o se lavan los dientes, todo es imprescindible para evitar el derroche.
En el podio de los derroches, además del llenado frecuente de piscinas, también aparece el lavado de veredas con mangueras o hidrolavadoras. “Un tema interesante a tener en cuenta es que con manguera se derrochan unos 500 litros, en tanto, con balde se utilizan 40 litros, la diferencia es notoria. Lo recomendable es hacerlo de 22 a 8 hs”, contaron fuentes de Aysam.
Las prohibiciones para ciertos usos del agua domiciliaria se dan a los largo de los 365 días del año y durante las 24 horas, sin embargo, hay restricciones durante el periodo estival, comprendido entre setiembre y marzo, que se extiende de 8 a 22. El porcentaje de multas que aplica el Ente Provincial del Agua y Saneamiento (EPAS), según tipificación, es 53% de sanciones por riego de jardín, seguido por 25% lavado de vereda, 14% por lavado de autos, 6% por riego de calzadas y 2% por otras acciones.