Una herramienta biológica clave para una agricultura eficiente y sostenible, es el uso de las denominadas Rizobacterias Promotoras del Crecimiento Vegetal (PGPR por sus siglas en inglés), bacterias benéficas que tienen la capacidad de estimular el crecimiento de las plantas de manera directa e indirecta. Su acción integral impacta tanto en el desarrollo radicular como en la salud del suelo, optimizando el uso de nutrientes y agua y mejorando la respuesta frente a situaciones de estrés. En este artículo, expertos de la empresa mendocina Simbios -enfocada en la salud de los suelos- explican cómo utilizar bioinsumos que contienen géneros de PGPR cuidadosamente seleccionados, eficientes y adaptados a los suelos y cultivos de la región de Cuyo.

Los PGPR (Plant Growth-Promoting Rhizobacteria) no sólo actúan sobre la planta, sino que transforman el suelo en un ecosistema activo, aumentando la biodiversidad microbiana y favoreciendo ciclos naturales de nutrientes. En su aplicación continua, los suelos degradados como los de Cuyo, o sobreexplotados, comienzan a recuperar su fertilidad física, química y biológica.
¿Cómo actúan los PGPR?
Algunos de los géneros claves son: Azospirillum, Pseudomonas, Bacillus, Rhizobium entre otros. Sus principales mecanismos de acción son:
- Fijación biológica de nitrógeno: transforman el nitrógeno atmosférico en formas asimilables para las plantas.
- Solubilización de fósforo y otros nutrientes: liberan formas disponibles de nutrientes bloqueados en el suelo.
- Producción de fitohormonas: como auxinas, citoquininas y giberelinas, que estimulan el crecimiento de raíces y parte aérea.
- Síntesis de sideróforos: quelantes naturales de hierro que inhiben patógenos del suelo y mejoran la nutrición férrica.
- Inducción de resistencia sistémica: activan defensas naturales de la planta frente a plagas, enfermedades y estrés abiótico (sequía, salinidad, frío).
- Competencia con patógenos: ocupan espacio y recursos en la rizósfera, desplazando microorganismos dañinos.
¿Cuáles son los beneficios agronómicos y económicos de su uso?
Los PGPR cumplen un rol clave: interactúan con el entorno, acompañan a la planta en su desarrollo y generan conexiones que transforman la manera de nutrir, cuidar y sostener la producción. Incorporarlos al manejo agronómico no solo potencia el rendimiento y la sanidad de los cultivos, sino que también contribuye a recuperar la vida del suelo.
Algunos beneficios que brindan son:
-Mayor desarrollo radicular, lo que se traduce en una mejor exploración del suelo y absorción de nutrientes.
-Cultivos más vigorosos, sanos y uniformes.
-Menor dependencia de insumos sintéticos.
-Mejora sostenida de la estructura y actividad biológica del suelo.
-Mayor rendimiento y calidad de cosecha.
Usarlos es volver a mirar el suelo como un ecosistema vivo, dinámico, capaz de sostener una agricultura más consciente, resiliente y con visión de futuro.
El aporte desde Simbios
En la visión de la empresa Simbios, está la creencia en la sinergia entre la biología del suelo y el conocimiento técnico, por eso trabaja con bioinsumos que contienen géneros de PGPR cuidadosamente seleccionados eficientes y adaptadas a los suelos y cultivos de la región de Cuyo. Estos bioinsumos contienen cepas de Bacillus , Pseudomonas, Azospirillum, Rhizobium, formuladas en combinación con materia orgánica y otros microorganismos benéficos, para maximizar su efecto y así acompañar la evolución de una agricultura regenerativa, rentable y resiliente.
Un ejemplo de estos bioinsumos es el Promotor de Crecimiento Radicular, que combina micorrizas arbusculares , PGPRs y materia orgánica, desarrollando un sistema radicular más extenso y eficiente en la captación de agua y nutrientes; traduciéndose en un mejor desarrollo del cultivo y mejores rendimientos.
Optar por PGPR es mucho más que una estrategia técnica, es una elección con vista al futuro. Significa producir más, cuidando el entorno; regenerar en lugar de agotar; es sumar vida, en cada gota de riego y en cada puñado de tierra. En este sentido para Simbios, sostiene que una agricultura conciente y eficiente empieza desde abajo: en las raíces, en el suelo y en los microorganismos que lo habitan.
