La búsqueda de variedad en el mundo vitivinícola da lugar a nuevas regiones y métodos de elaboración más conectados con la tierra. El especial interés en los terruños y las denominaciones de origen en zonas insospechadas llevaron a productores europeos a aprovechar tierras volcánicas para implantar sus viñedos. Los vinos resultantes combinan frescor y acidez con toques salinos y minerales.
Cuando se observan de lejos los viñedos volcánicos se asemejan a un paisaje lunar. Las vides crecen en pequeños cráteres horadados por los agricultores en el suelo volcánico dando origen a vinos volcánicos, que saben a sal, piedra y minerales. Los cráteres en los que crecen las plantas están formados por cenizas volcánicas. Esos agujeros por lo general están rodeados de murallas de piedra bajas que, además de proteger a las plantas, preservan la humedad que se concentra en la ceniza.
Los terrenos volcánicos están principalmente compuestos de rocas de una gran porosidad, como la pumita (piedra pómez), la toba volcánica o la lapilli. Estos suelos también se componen de un alto porcentaje de arena, poseen una gran mineralidad y son capaces de almacenar una importante cantidad de agua que luego liberarán poco a poco, de manera tal que la vid se mantiene siempre hidratada.
Este eficaz sistema de irrigación natural es especialmente útil en los tiempos de extrema sequía o con bajo nivel de precipitaciones. Otra de sus características destacadas es la alta resistencia del terruño a plagas como la filoxera. Dado que los suelos volcánicos son bastante oxigenados por su porosidad, este insecto prefiere los territorios conformados de arcilla.
Los suelos basálticos, como son los terrenos volcánicos, ayudan a la madurez fenólica de los racimos de uva. Aunque resistido, el basalto puede proporcionar suelos gruesos, pobres y bien drenados, haciendo que las vides vivan bajo estrés pero proporcionen buenos vinos.
En general, los vinos de suelos volcánicos no pueden calificarse de mejores o peores que otros, simplemente tienen otra personalidad y características específicas, dados sus orígenes. En todo caso, no es únicamente el suelo el responsable de dar grandes características al vino, también influyen otros factores como el clima, la altura y las temperaturas. No existe realmente un perfil aromático para definir exclusivamente estos vinos, pero sí es común encontrar cierta salinidad y complejidad más altas que en las mismas variedades cultivadas en otro tipo de suelos.
Algo que debemos tener en cuenta al probar vinos de las regiones volcánicas es que, en ocasiones, de entrada pueden presentar aromas a los que no estamos acostumbrados y que, por tanto, pueden resultar molestos en nariz. Aromas de reducción (los generados por la falta de oxígeno durante la elaboración) y a azufre son algunos problemas iniciales a nivel aromático, pero nada que no se pueda arreglar con un buen trasvase para oxigenar y abrir el vino. Los aromas empireumáticos son muy comunes, (neumático, hidrocarburo, sulfuro) pero también se van esfumando a medida que el vino pasa tiempo en la copa.
Se trata además de vinos que cuentan con un gran poder de envejecimiento, que puede competir con vinos hechos a base de la variedad nebbiolo, considerados los más longevos a nivel mundial. Algunas de las variedades que podemos encontrar en estos territorios son la Listán Negro, Negramoll, Bastardo, Nerello Mascarese, Tintilla o Vijariego.
Los vinos elaborados en tierras volcánicas comienzan a gozar de cierto estatus y sus características atraen hasta a los paladares más exigentes. Ofrecen sabores genuinos, matizados por los microclimas y por el modo de cultivar las vides en pequeñas explotaciones, situadas en terreno abruptos que impiden mecanizar la actividad.
Tal es así que estos vinos ya son protagonistas en ferias y conferencias. La organización The Institute of Masters of Wine (IMW), fundada en 1953 y centrada en el mundo del vino, lleva tiempo mostrando interés en estos vinos, organizando seminarios, ponencias o realizando cata comparativas. “Hay diferentes volcanes en el mundo por lo que los vinos originarios de estos suelos también difieren”, remarcan desde IMW.
Por otro lado, en marzo del año 2018 se celebró en Nueva York la primera «Conferencia Internacional del Vino Volcánico» (IVWC, por sus siglas en inglés), creado por el sommelier John Szabo, residente en Toronto.
Este sommelier es el líder educativo y técnico de Volcanic Wines International, y fue quien comenzó a valorar y analizar, en 2009, las características de estos vinos, en un artículo sobre el tema para la revista Wine Access. Muchos años después, esa fascinación inicial condujo a Szabo a la publicación del libro Vinos volcánicos, sal, arena y poder.(Jacquie Small, 2016, Gran Bretaña), que ganó el Premio André Simon del año, y también fue preseleccionado para los Premios Roederer al mejor libro sobre bebidas.
El objetivo de Szabó a través de la IVWC es establecer una movida internacional de vinos volcánicos, y promocionarlos a nivel internacional. La IVWC actúa como catalizador y facilitador para reunir a todas las regiones volcánicas del mundo y crear una “marca de vino volcánico”, definida como una categoría única de vinos producidos en algunas de las condiciones vitícolas más extremas del planeta, aumentando así su valor agregado.
De la reunión internacional de vinos volcánicos participaron productores de regiones tan diversas como Basilicata, Sicilia, Soave, Campania, Santorini, Tokaj, Badacsony, Somló y Estado de Washington. Se dictaron seminarios educativos durante las sesiones de degustación por parte de enólogos, académicos y periodistas especializados.
“He visto que los vinos elaborados a partir de suelos volcánicos en todo el mundo comparten características comunes”, dice Szabo, “pero mantienen sus propias personalidades, considerando variaciones no sólo en el clima, variedades de uvas y tradiciones enológicas, sino también en los suelos volcánicos. Es un mundo fascinante por descubrir”.
Szabó ha catalogado la existencia de 16 regiones volcánicas en 6 países, con 51 bodegas y unas 150 etiquetas.
«La humanidad, desde los albores del tiempo, se ha sentido atraída por los volcanes. No es por la emoción de poner la vida en peligro sino por las cosas mágicas que suceden a su alrededor».
John Szabó, em su libro «Vinos volcánicos, sal, arena y poder».
Los factores a tener en cuenta para producir vinos de suelos volcánicos son, entre otros, la química de la lava original, la edad de las rocas volcánicas, distancia del evento volcánico, qué tanto retiene la temperatura (calor o frío) cada suelo, drenaje, altura sobre el nivel del mar, el moldeado de la tierra por las erupciones y el viento.
Mapa de los viñedos volcánicos
Islas Canarias
El Teide es el protagonista de los vinos volcánicos de las Islas Canarias. Las cepas se plantan en grietas de lava o en mini-cráteres de basalto negro. El Envinate Benje Tinto 2016 ya ha entrado en las cartas de vino más prestigiosas de Nueva York y se destaca por sus notas frescas de fruta roja viva, pimienta picante, aromas florales y una sensación terrosa al paladar.
Santorini, Grecia
Este refugio turístico del mar Egeo produce algunos de los mejores ejemplos de vinos volcánicos. Las vides se plantan en campos de piedra pómez, ceniza y roca volcánica. Una opción para iniciarse es probar el Hatzidakis Assyrtiko 2016. Es intenso, cítrico y salobre, con una mineralidad profunda.
Monte Etna, Sicilia
En el volcán activo más alto de Europa se cultivan vides en suelos que van desde guijarros de basalto y piedra pómez hasta ceniza negra. Una opción para probar es el Biondi Etna Rosso Outis 2014, una combinación brillante y elegante de las variedades nerello mascalese y nerello cappuccio de las laderas sureste del volcán.
Somlo, Hungría
Aunque los volcanes del país ya no están activos, las erupciones violentas de hace milenios dejaron espectaculares depósitos de basalto en varias partes del país. Somlo, una única colina volcánica conocida como el «sombrero olvidado de Dios», produce vinos blancos poderosos y distintivos. El Somloi Apatsagi Pince Juhfark Somlo 2015 es rico en minerales, ahumado y salado, y se elabora a partir de una variedad de uva casi extinta, la juhfark, exclusiva de Somlo.
Volcán Etna Volcán Somlo
Las Azores, Portugal
La mayoría de los viñedos de este archipiélago están en Pico, una isla en la que las vides crecen en pequeños corrales hechos de piedras de basalto negro. El Arinto dos Açores 2015, hecho de uvas arinto, es un blanco fresco, salado y crujiente que rebosa de intensa acidez, pureza, profundidad y potencia. Es ideal para pescado a la parrilla.
Campania, Italia
Esta región del sur de Italia es el hogar de uno de los volcanes más peligrosos del mundo: el Monte Vesubio, que entró en erupción por última vez en 1944. Sus cenizas y piedra pómez forman los suelos de Irpinia, a 48 km de distancia. Naturalis Historia Taurasi 2009 proviene de una finca vinícola que produce varios tintos finos de uvas aglianico.
Volcán Pico, en las Azores Volcán Vesubio
Soave, Italia
Las uvas garganega, plantadas en antiguos suelos volcánicos de esta región, producen blancos más pesados y cargados de sensaciones minerales. El Suavia Soave Classico Monte Carbonare 2015 es un blanco salado con uvas de un solo viñedo. Posee un acabado mineral largo.
Condado de Lake, California
El Monte Konocti, que hizo su erupción hace 11.000 años, conformó un suelo rico en obsidiana y basalto en esta área al norte de Mendocino. El Obsidian Ridge Estate Cabernet Sauvignon 2014 tiene un color rojo oscuro, con mucho tanino y una mineralidad sorprendente.
Volcán Soave Volcán Kontocti
Fuentes: eleconomista.es, Forbes, Diario El Pais, eldiario.es y recetum.com