El Distrito del Vino es una iniciativa pública privada, impulsada desde 2021 por el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad de Buenos Aires y apoyada por el gobierno de Mendoza, que busca potenciar el desarrollo de la industria vitivinícola argentina a través de beneficios impositivos para las empresas que allí se instalen. Está conformado por los barrios porteños de Villa del Parque, La Paternal y Villa Devoto. En este último se emplaza, desde hace 25 años la Vinoteca «La Bodega de Bórbore», con más de 1.800 marcas de vino argentino y una viña propia en su jardín. Su propietario, Carlos Bórbore, es sanjuanino, de familia viñatera, y organiza allí charlas, conferencias, catas, degustaciones y hasta tiene su propia Fiesta de la Poda.
El 2/9/21, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) aprobó el proyecto impulsado por Ministerio de Desarrollo Económico y Producción local para crear el Distrito del Vino en los barrios de Villa Devoto, Villa del Parque y La Paternal. Se trata de un circuito temático para promover el consumo de la bebida nacional y el desarrollo económico de la zona.
El objetivo del proyecto ha sido desarrollar un polo gastronómico donde se realizan diferentes eventos en torno al vino. La zona ya cuenta con 8 vinotecas, 3 wine bars y numerosos restaurantes en sus anchas veredas, donde desde hace varios años se organizan regularmente eventos como la «Noche de los vinos». También se estudia la posibilidad de crear un Museo del Vino. Para llevar a cabo este proyecto, la CABA otorga exenciones impositivas, reducción de contribuciones y líneas de crédito preferenciales para los locales comerciales que quieran instalarse allí.
Entre las vinotecas existentes, al 3.600 de la Av. Mosconi del barrio de Villa Devoto, se puede visitar la vinoteca «La Bodega de Bórbore», del sanjuanino Carlos Bórbore, un espacio de casi 400 m2 dedicado al vino argentino, emplazada en una casa tipo «chorizo», original de 1915, que fue reciclada respetando su fisonomía original y su tradicional galería. Tiene unas 1.800 etiquetas de vinos argentinos que se venden en el mercado interno, pero también se pueden encontrar algunos vinos de exportación. Está dividida por sectores donde se organizan los vinos por provincias y regiones.
«La Ciudad de Buenos Aires es el faro del país, es el mejor lugar para que cualquier actor de la industria vitivinícola proyecte su luz», destaca Bórbore. El vinotequero aclara, además, que para estar en su local no se necesitan requisitos ni condiciones: la bodega que desee estar allí, sólo debe visitarlo y mostrarle sus productos. Y agrega que «los productos más accesibles que vendemos son las damajuanas y el más sofisticado, un Don Perignon 2004 vintage de $153.000… Cualquier persona que tenga vinos en el rango entre esos dos productos, puede ser proveedor y cliente nuestro».
Si bien la vinoteca como se la conoce hoy inauguró en 2002, su origen es de 1997, en un pequeño local con un gran depósito que está al lado delactual local. «En aquel momento teníamos sólo los vinos de La Quebrada, elaborados por la bodega de San Juan que fue nuestra, fundad en 1936 por José Bórbore, el Nono Bórbore, viticultor él como sus antepasados, un joven inmigrante piamontés», cuenta la vinoteca su página web.
En el fondo del negocio hay un jardín con 150 especies distintas de plantas que, además de diversas especies frutales y aromáticas, incluye vides y un espaldero, y hasta un árbol Boj Hebe, originario de Nueva Zelanda, con cuya madera se hacen las clavijas de los violines y los violonchelos.
«La primera vid se plantó aquí hace 20 años. Hay otras dos que nos regaló la bodega Lurton -cepa pinot gris-, que se plantaron hace 19 años. El espaldero se comenzó hace 16 años, con cepas de cabernet y de uva criolla», recuerda Bórbore, quién agrega, además, que las cepas de malbec se las regaló Patricia Ortiz, la actual presidenta de Bodegas de Argentina; y las de torrontés se las dio el dueño de Bodega La Puerta. «Hace unos meses vino Martín Lousteau a conocer el local y quedó fascinado con el espaldero y con las vides», cuenta Bórbore.
A pesar de tener su propio viñedo, el vinotequero aún no produce su propio vino, pero existe un proyecto para elaborarlo con la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires, que tiene su propia bodega de más de 100 años de antigüedad.
El viñedo es protagonista también, todos los inviernos, de la Fiesta de la Poda, cuando los clientes de la vinoteca son invitados a un locro. En esta original actividad suelen participar jardineros y personajes de la industria vitivinícola, quienes explican cómo debe realizarse a la poda, al mismo tiempo que realizan esta tarea cultural anual en las vides y el espaldero. Luego, con los restos, se arman estacas con 5 yemas de uvas para regalarles a los vecinos del barrio.
Bórbore recuerda que «en el año 2013 vino el bodeguero Ernesto Catena a realizar las podas y enterramos en el jardín una botella de vino Siesta, con la idea de desenterrarlo y degustarlo en 2023. Este vino se estabiliza en el tiempo, porque tiene la humedad necesaria y no recibe sonidos, olores ni vibraciones».
La vinoteca es sede también de muchas actividades como catas que suelen incluir comida, maridajes dirigidos por sommeliers, ferias, charlas y degustaciones. En total, lleva realizadas 797 catas en sus 20 años de vida. Al respecto, Bórbore explica que «cada vez que se incorpora una nueva bodega, organizamos un evento con sus productos».
«Somos un viñedo de altura: estamos 17 metros y medio sobre el nivel del río; ¡el más alto de la Ciudad!», se permite bromear Bórbore, mientras sonríe y su mirada soñadora se pierde en el horizonte.
Fuentes: Ministerio de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad de Buenos Aires y labodegadeborbore.com.ar