El fraccionamiento móvil es el servicio de embotellado que se realiza en las instalaciones del elaborador, en lugar de trasladar el vino a una bodega. Este proceso implica la filtración, limpieza de botellas, introducción en los envases de un gas inerte para eliminar el oxígeno, el llenado de las botellas y el tapado con corcho o rosca, todo ello realizado de forma automatizada mediante una máquina móvil. En esta nota, la empresa Vinitec, explica cómo es la fase de llenado y la importancia de la tecnología y el control para no contaminar el producto final.
La empresa mendocina Vinitec explicó algunas de las diferentes etapas del fraccionamiento móvil. La primera instancia es el traslado del vino desde el tanque hacia el triblock de llenado. Un sistema triblock para botellas es una solución avanzada que integra tres procesos clave en una sola máquina: el lavado, llenado y taponado de botellas.
El siguiente paso es pasar el vino por un filtro de celulosa tipo campana con placas filtrantes, para luego realizar la filtración final que garantiza el estabilizado y esterilización del producto. Una vez realizado esto, llega la fase de alimentación de botella vacía, su enjuague y el desaireado previo al llenado. Con el vino filtrado y las botellas limpias se procede al llenado.
Llenado: precisión, velocidad y mínima incorporación de oxígeno
Luego de atravesar el proceso de enjuagado y desaireado, la botella se encuentra en condiciones óptimas para recibir el vino. En esta etapa de llenado, la tecnología cumple un rol fundamental para asegurar calidad y eficiencia en cada envase, por eso es un proceso es extremadamente delicado en el que se debe cuidar que ningún cuerpo extraño -hongo, bacteria, u otros- se introduzca en la botella ya que sería muy perjudicial para la calidad final del vino una vez abierto.
El llenado puede realizarse mediante dos sistemas: por depresión o por gravedad. El llenado por depresión, también conocido como llenado por vacío, crea una ligera presión negativa dentro de la cuba para facilitar la entrada del líquido en la botella, y el llenado por gravedad utiliza la simple fuerza de la gravedad para que el líquido fluya desde la cuba hacia las botellas.
La elección entre uno y otro dependerá del tipo de líquido a embotellar, la velocidad de llenado requerida y la necesidad de preservar la calidad del producto. Pero en ambos casos, se busca que el vino se deslice suavemente por las paredes internas de la botella hasta el fondo, llenando de forma gradual. Esta técnica no solo evita turbulencias, sino que colabora con la expulsión del oxígeno remanente, minimizando el riesgo de oxidación del producto.
Las unidades móviles de Vinitec están equipadas con llenadoras de 16 picos, con juntas de cierre de uso alimenticio, y una cuba presurizada de 70 litros. Al respecto, su gerente, Fabio Rey indicó que «este diseño asegura una atmósfera controlada durante todo el proceso, con incorporación de oxígeno prácticamente nula. Además, permite ajustar con precisión el nivel de llenado según el tipo de botella y la temperatura de trabajo, garantizando uniformidad en toda la partida».
Según explicó Rey, «la velocidad también es un diferencial, nuestras máquinas alcanzan un ritmo de 2.500 botellas por hora, combinando productividad con cuidado por el vino.»
«La integración entre tecnología, know-how enológico y control de variables críticas -como la temperatura, la presión interna de la cuba y la precisión en el corte de llenado- nos permite asegurar un proceso altamente confiable, ideal para vinos de guarda, líneas jóvenes o partidas limitadas. El fraccionamiento móvil profesional no es solo una solución logística, es una herramienta estratégica para preservar calidad desde el tanque hasta la góndola.», concluyó Rey.












