En un reciente encuentro realizado en Mendoza sobre este varietal -cuyos viñedos, calidad enológica y preferencia entre los consumidores crecen en Argentina a ritmo sostenido-, el Vivero de origen francés con plantas de producción en Mendoza presentó sus investigaciones sobre clones certificados de cabernet franc con proyección sustentable.
Unos 80 enólogos y técnicos mendocinos y de otras provincias argentinas participaron de una reunión en el hotel Sheraton Mendoza, en el que que se analizó el auge en el mundo de este cepaje francés y la proyección del cabernet franc argentino.
Las estadísticas indican que a nivel global hay unas 56.000 hectáreas de cabernet franc. Y de ese total, más de la mitad se encuentra implantado en Francia (58%). Le siguen en importancia países como Brasil (12%), Italia (10%), Estados Unidos (4%), China (3%), y recién allí aparecen Argentina y Chile con el 3%, y más abajo Hungría (2%).
En nuestro país se estima que ya hay unas 1.600 hectáreas cultivadas con esta variedad y es notorio su crecimiento, no sólo en superficie imp´lantada sino también la elaboración y calidad del vino obtenido.
«El cabernet franc ha crecido en cantidad de hectáreas, pero mucho más en el imaginario del consumidor y de los técnicos», sostuvo Jorge Cabrera, uno de los organizadores del «1° Encuentro sobre Cabernet Franc«, realizado el 1 de julio pasado.
En ese marco, Vivero Mercier brindó una charla sobre «Clones certificados de Cabernet franc con proyección sustentable».
Una variedad sensible a virus
«El cabernet franc es una variedad con alta sensibilidad a enfermedades virales. Es posible ver en el viñedo, durante el otoño, plantas que sobresalen con una sintomatología típica de hojas rojas con nervaduras verdes y bordes enrollados hacia el envés, que indican virosis», explicó el ingeniero Daniel Bergamín, gerente de producción de Vivero Mercier, sobre una de las características que presenta este cepaje cuando se encuentra infectado.
A continuación, señaló que los virus que más lo afectan son: Fan leaf, del grupo de los Leaf roll, GVA (madera rugosa) y Fleck.
¿Cómo impactan los virus, sobre todo el Leaf roll 2, sobre el cabernet franc? Al respecto, precisó Bergamín: «Lo que produce es una baja en el metabolismo de la planta, la cual va decayendo y va produciendo menos fotosíntesis, se empieza a apreciar una merma en la calidad del vino y también hay una baja respuesta a otras enfermedades. La planta tiene cada vez menos capacidad para reaccionar a situaciones adversas y eso le genera un alto nivel de estrés que conlleva a una disminución del vigor, de la producción, de la calidad del vino y de la longevidad de la vid. Otra de las consecuencias reportadas para este virus es la incompatibilidad entre injerto y variedad que incluso puede terminar con la mortandad de la planta».
Frente a esta problemática conocida en todo el mundo, organismos como el IFV (Instituto Francés de la Viña y el Vino) y el INRA (Instituto Nacional de la Investigación Agronómica) vienen trabajando desde la década del ’70 para sanear el material y multiplicar plantas libres de virus. En la actualidad hay más de 30 clones certificados de cabernet franc bajo la marca ENTAV-INRA®, que constituye un sello de calidad, identidad, sanidad y trazabilidad del material genético que se comercializa.
Vivero Mercier es licenciatario de la marca ENTA-INRA® desde 2004, lo cual le permite acceder a esos clones certificados para distribuirlos en Argentina. «Apostar a clones certificados nos permite asegurar una mayor productividad, con una producción más homogénea y estable, una mayor longevidad y una calidad global más alta», enfatizó el ingeniero Bergamín.
Los más plantados y las nuevas generaciones
A nivel mundial, el clon ENTAV-INRA® 214 es el más extendido y le sigue en importancia el clon ENTAV-INRA® 327. Sus equivalentes en Estados Unidos son los clones 11 y 12, números que les fueron asignados por el FPS cuando registró estos materiales en ese país. Entre ambos (el 214 y el 327) representan aproximadamente el 30% de la superficie mundial de cabernet franc.
Lo que es importante decir es que después de un largo silencio de más de 30 años, ya existe una nueva generación de clones ENTAV-INRA®. Se trata de la serie 1100 caracterizada por sus bajos rendimientos, alta concentración de polifenoles y su gran capacidad de guarda. Sin embargo, no son los más novedosos. Hay dos series más recientes aún: la 1200 (clones 1203 y 1204) y la 1300, donde se destaca el clon 1311 obtenido por Mercier y registrado bajo la marca ENTAV-INRA®. El material madre de estos clones sólo está disponible hoy para Francia y tardarán todavía unos años para poder difundirse en la vitivinicultura local.
La mala noticia
Entre los clones existentes de cabernet franc hay cuatro muy antiguos, que nacieron infectados con Leaf roll 2. Se trata de los clones 312, 326, 330 y 331. «Lamentablemente esta condición se supo unos años después, cuando ya estaban plantados y distribuidos por todo el mundo. Muchos de los viñedos implantados en Argentina con Cabernet franc tienen estos clones y algunos ya murieron», comentó el gerente de Mercier.
En este escenario negativo, el ingeniero Bergamín explicó que la vida útil de un viñedo con estos clones infectados es variable y depende de la zona y al estrés que esté sufriendo la planta. «Si está bien manejada, puede durar 10 años y recién se van a empezar a notar los problemas mencionados. Pero si entró en estrés por frío, por sequía, por granizo, esa planta cae muy rápidamente». Además, agregó que «la cochinilla harinosa (Pseudococcus sp) es vector del Leaf roll y si hay cochinilla harinosa, el virus se va transmitiendo de planta en planta y se va extendiendo a todo el viñedo».
Dos vinos experimentales
En el 1° Encuentro Técnico de Cabernet Franc, Vivero Mercier también presentó dos de sus microvinificaciones, elaboradas en la bodega experimental ubicada en sus instalaciones de Perdriel.
La licenciada Laura Bree, responsable del Departamento de Investigación y Desarrollo del Vivero, fue la encargada de presentar los vinos cabernet franc clon ENTAV-INRA® 327 y clon ENTAV-INRA® 623, dos materiales que vienen siendo estudiados desde el año 2014.
Entre otras diferencias sobre estos dos clones, la enóloga señaló el nivel de productividad, que para el 327 es, en promedio, de 110 quintales por hectárea; mientras que para el 623 es de 250 qq/ha.
También el clon 327 se destaca por presentar mejores niveles de acidez y de polifenoles totales, lo que se traduce en vinos con mejor capacidad de guarda y destacada complejidad aromática. Además, Bree señaló: «La importancia de poder conocer las características individuales de cada clon nos permite año tras año confirmar el comportamiento de los materiales, nutriendo a nuestro departamento de I+D+i de información valiosa y de calidad que incluye parámetros productivos y de caracterización a campo, analíticas físico-químicas y cromatográficas en vinos, perfiles de antocianas y descriptivas organolépticas de interés».
Durante la degustación, Bree enfatizó la misión que tiene el Vivero en su área de I + D + i: «Con nuestras microvinificaciones el objetivo es conocer las diferencias que tienen naturalmente las plantas de vid que integran nuestro portfolio. Estudiamos plantas, no vinos, no hacemos trabajos enológicos especiales porque queremos revelar las características intrínsecas de cada clon, de cada selección, para poder reunir información sobre su potencial tanto agronómico, como enológico y sensorial».
A continuación de las dos primeras microvinificaciones, se presentaron 41 vinos de bodegas de Mendoza, San Juan, Salta, Río Negro, La Pampa y San Luis, que confirmaron el presente de este cepaje y su prometedor futuro.
«Hay una gran demanda de cabernet franc argentino en Estados Unidos, todo lo que producimos y exportamos, se vende», señaló Cristian Moor de Bodega Corazón del Sol.
Por su parte, Miriam Gómez de Bodega Antigal, destacó el posicionamiento obtenido por el Cabernet franc de nuestro país: «Estamos produciendo cabernet franc de muy alta calidad; nos hemos posicionado en segmentos de precio alto y se avisora como una variedad capaz de secundar al malbec”.
Este primer encuentro fue calificado por organizadores y asistentes como una instancia muy positiva para conocer cuál es el panorama actual del cepaje en el país, para favorecer el intercambio técnico y para propiciar un aprendizaje colaborativo que puede beneficiar y potenciar a todos los actores de la industria.