Investigadores de Burdeos, Francia, analizaron una botella de vino Chateau Petrus Pomerol cosecha 2000 valuada en 5.000 euros, de un total de 12 botellas que fueron traídas de regreso a la Tierra en enero después de pasar un año en la Estación Espacial Internacional (EEI). En una cata a ciegas, 12 expertos concluyeron que el vino no empeoró, sino que envejeció más rápidamente, desprendiendo más aromas florales.
En noviembre de 2019 se inició el programa CommuBioS, un experimento científico que busca descubrir cómo afecta la falta de gravedad a líquidos complejos como el vino, y comprobar si el proceso de maduración y envejecimiento del vino es diferente al que se produce en la superficie terrestre. Para eso, se enviaron 12 botellas a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), que orbita la Tierra a unos 400 kilómetros de altitud, donde reposaron durante 438 días dentro de unos cilindros de acero.
El proyecto estuvo liderado por la start-up Space Cargo Unlimited e involucró al Instituto del Vino de la Universidad de Burdeos, el ISVV.
Las identidad de las botellas, que regresaron en enero de este año, fue revelada recién el 24/3. La start-up explicó que eligió al Petrus cosecha 2000 de la finca Pomerol basándose en «criterios enológicos», incluida la necesidad de un vino estructurado dominado por una variedad de uva, Merlot en este caso.
En una degustación inicial organizada por el ISVV, 12 catadores obtuvieron muestras de 30 ml de los vinos espaciales y terrestres. La cata fue a ciegas y la principal conclusión fue que el vino no ha sido alterado por la ingravidez.
El profesor Philippe Darriet, de la unidad de investigación enológica del ISVV, dijo en un resumen de la cata: «Por unanimidad, los dos vinos fueron considerados grandes vinos, lo que significa que a pesar de la estadía de 14 meses en la estación espacial internacional, el vino fue muy bien evaluado sensorialmente». Y agregó que el panel identificó algunas diferencias en el olor y el sabor, así como en el color, pero que variaban según la «sensibilidad» de cada catador.
Algunos expertos notaron «reflejos de naranja quemada», mientras que a otros les evocó aromas de fogata o de pétalos de rosa.
El análisis químico y biológico del proceso de envejecimiento del vino podría ayudar a encontrar una manera de envejecer artificialmente buenas añadas, según Michael Lebert, biólogo de la Universidad Friedrich-Alexander (Alemania), que participó como consultor en el proyecto.
Cata y testimonios
Según Jane Anson, corresponsal de la Revista Decanter y una de las catadoras, el vino que quedó en la Tierra sabía «un poco más joven que el que había estado en el espacio».
Al contar cómo fue la degustación, Anson relató: «Tres copas de vino estaban colocadas frente a nosotros, cuidadosamente ubicadas dentro de círculos numerados de manera diferente. Cada uno contenía una muestra de degustación de 112 ml del mismo vino de Burdeos sin marcar , pero al menos uno de los tres había pasado 438 días en la Estación Espacial Internacional (ISS) viajando 300.000.000 km en gravedad cero. Nos dijeron que la mitad de los 12 catadores tenían dos vinos espaciales y un vino de la tierra en sus copas, y la otra mitad tenía lo contrario. Y a partir de ahí, nos quedaba determinar si el viaje al espacio podía identificarse únicamente con la vista, el olfato y el gusto.»
«El que había quedado en la Tierra, para mí, era todavía un poco más cerrado, un poco más tánico, un poco más joven. Y en el que había estado en el espacio, los taninos se habían suavizado y salieron más aromas florales», expresó Anson, quien calificó a ambos vinos de «hermosos».
Fuentes: Decanter, Actualidad.rt.com y elconfidencial.com