La investigación se realiza en la cuenca del río Tunuyán Superior, que comprende los departamentos mendocinos de Tupungato, Tunuyán y San Carlos. La zona en estudio tiene una extensión de 70 kilómetros, con abundante oferta hídrica (agua superficial y subterránea, que alternativamente se infiltra en el acuífero o aflora nutriendo ríos y arroyos) y mucha demanda (riego agrícola, agua para potabilizar y explotaciones industriales). Las muestras ya están en el laboratorio.
El Departamento General de Irrigación desarrolla en la cuenca del río Tunuyán Superior (Valle de Uco) un proyecto imprescindible para la regulación del uso del agua en la región, que descubre información y consolida el estado de conocimiento respecto de la calidad del recurso superficial y subterráneo en esa zona de Mendoza, que incluye los departamentos de San Carlos, Tunuyán y Tupungato.
Esta implementación se conoce como «Caracterización hidroquímica e isotópica» y mostrará aspectos nuevos del agua en este sector de la provincia, que tiene 70 kilómetros de oferta hídrica y mucha demanda.
Del acuífero se monitorean dos aspectos: la cantidad y la calidad del agua.
La cantidad implica determinar qué profunda está el agua. Si hay mucha agua, está menos profunda. Y si hay menos agua, está más profunda. Irrigación hace esta medición todos los años, en mayo, junio y julio. Y la denomina «Campaña de medición de niveles estáticos».
El otro parámetro que se mide es la calidad, o sea, sus características químicas y cómo cambia. Para eso hay distintos tipos de abordajes. Se puede hacer un monitoreo periódico cada 2 o 3 años. A su vez, dentro de esto, lo que más se mide es la conductividad: la cantidad de sales en el agua. Y si hay alguna alteración significativa es posible hacer un análisis más profundo.
La investigación de Irrigación estudia la calidad del agua superficial y también del agua subterránea, y cómo se relacionan ambas en lo que se denomina «la familia del agua» o «los caminos del agua».
El estudio que Irrigación está haciendo en el Valle de Uco es mucho más profundo, porque apunta a conocer la calidad del agua no sólo subterránea, y cómo se relaciona el agua superficial con el agua subterránea. ¿Por qué? Porque esta zona tiene la particularidad de que hay mucha oferta, mezclada. El acuífero se alimenta del agua que va circulando por los ríos y arroyos y se infiltra; y por otro lado a mitad del valle aparecen arroyos que se alimentan de manantiales y surgentes. Todo eso es agua subterránea que pasa a ser superficial. Entonces, lo que está estudiando el organismo es la «familia del agua», «los caminos del agua».
Las muestras que ya se han sacado en la campaña de campo están siendo analizadas. Lo correspondiente a hidroquímica se analiza en el laboratorio de Irrigación y lo que es isotopía en el laboratorio de una Universidad pública de Mar del Plata.
Objetivo: mejorar la gestión del recurso y garantizar su sostenibilidad
La cuenca del río Tunuyán Superior posee cuatro zonas delimitadas que se nutren de nuestra Cordillera de los Andes, además de arroyos y vertientes. En 2017 se concretó un estudio de caracterización geomorfológica que ayuda a conocer cómo es la forma del acuífero de esta cuenca. Actualmente Irrigación, el ente encargado de administrar el agua en Mendoza, complementa esta serie de investigaciones que mejoran notablemente la gestión del recurso y garantizan su sostenibilidad.
El objetivo del proyecto es, en primer lugar, conocer la composición química del agua o definir los diferentes tipos de agua presentes en la cuenca, tanto las que forman parte de la oferta superficial como subterránea, y a partir de allí determinar la posible influencia de los procesos de explotación de agua subterránea en la calidad del recurso.
Uno de los objetivos del estudio hidrogeoquímico es definir la aptitud para riego de las diferentes fuentes en función de su salinidad y composición dominante.
También se busca clasificar la aptitud para riego de las diferentes fuentes de agua superficiales y subterráneas, interpretar los diferentes procesos hidro-geoquímicos que se presentan en la cuenca; interpretar, en base a la composición del agua, las dinámicas principales de recarga y/o descarga en la zona de estudio y definir la aptitud para riego de las diferentes fuentes en función de su salinidad y composición dominante; entre otros detalles.
Para llegar a esto se toman muestras de agua en pozos u obras de captación de aguas subterráneas y en ríos, arroyos y vertientes de acuerdo a la hidrografía del lugar. Estos deben seleccionarse con el fin de recolectar muestras representativas del estado natural del sistema hidrológico y los técnicos de Irrigación a cargo del proceso tienen especial cuidado de no producir algún efecto de intervención humana que contamine las muestras.
En el caso del agua subterránea se toman 141 muestras y así se forma una red sobre 23 perforaciones en el acuífero Libre Norte, 16 perforaciones en el acuífero Libre Centro y 20 perforaciones en el acuífero Libre Sur, mientras que en el acuífero Libre Confinado se analizarán 82 perforaciones. Por otra parte, 38 serán los puntos elegidos para tomar muestras en río, arroyos y manantiales, y a esto se le agrega unos 10 puntos de caracterización de nieve en nuestra cordillera.