La Ronda del Vino Sostenible (SWR por sus siglas en inglés), plataforma colaborativa que promueve la sostenibilidad en la industria vitivinícola, ha llegado a un acuerdo con sus socios -100 de los principales importadores y minoristas de vino de todo el mundo- en el que se comprometen a reducir el peso medio de las botellas de vino tranquilo de 750 ml que estén dentro de su catálogo. En la actualidad estos envases tienen un peso medio de 550 gramos y el compromiso es llevarlo a 420 gr a finales de 2026, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, logrando un ahorro de carbono de más de 23 millones de kilos al año.
SWR trabaja con miembros de toda la industria del vino en la que participan organismos académicos, ONG y partes interesadas en todos los eslabones de la cadena de valor del vino, para desarrollar acciones y encontrar herramientas de colaboración en áreas como la química de los viñedos, las normas laborales, el embalaje y el peso de las botellas y la logística baja en carbono.
Es la única mesa redonda independiente, de múltiples partes interesadas, con más de 100 miembros que abarca toda la cadena de valor del vino. Agrupa a los principales importadores y minoristas de vino de todo el mundo, incluidos Laithwaites, Lidl GB, Naked Wines UK, Naked Wines USA, Systembolaget AB, The Wine Society, Virgin Wines, Waitrose, Whole Foods Market, con quienes -luego de una investigación realizada entre octubre de 2022 y febrero de 2023- ha llegado a un acuerdo para reducir el peso medio de las botellas de vino tranquilo de 750 ml de su catálogo.
El proyecto surgió de intercambio de opiniones que demostraron que todos estos minoristas estaban, de diferentes maneras, explorando el tema del packaging del vino como un punto clave en sus estrategias de sostenibilidad.
En la actualidad, el peso medio de una botella de vino tranquilo de 750 ml ronda los 550 gramos y el acuerdo “SWR Bottle Weight Accord” exige a las empresas participantes a bajar su peso casi un 25% para fines de 2026, llevándolas a 420 grs, y así reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La mayoría de las investigaciones han demostrado que la botella de vidrio contribuye entre un tercio y la mitad de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del vino. Los minoristas que ya han adherido al acuerdo venden en total unos 250 millones de botellas de vino al año. La reducción del 25% en el peso de las botellas prometida por el acuerdo supondrá un ahorro de carbono de más de 23 millones de kilos al año.
También desde el punto de vista financiero, afirman que los cambios propuestos supondrán un beneficio significativo, sobre todo a la luz de la próxima introducción de normas sobre responsabilidad ampliada del productor en varias jurisdicciones, incluidas la UE y el Reino Unido, en la que los productores y los importadores/minoristas deberan compartir el costo de la limpieza por la basura que genera el embalaje. Por lo tanto, la reducción del peso de las botellas reducirá significativamente estos costos extra. Además, las botellas más ligeras se traducirán en menores costos de transporte y de desgaste del equipo.
Antecedentes del acuerdo
El acuerdo se hizo sobre las bases de una investigación realizada a través de una serie de entrevistas con organizaciones e individuos de toda la cadena del sector del vino y en la revisión de la literatura académica y profesional relevante.
Aunque gran parte de la atención sobre la sostenibilidad del sector suele centrarse en actividades en viñedos y bodegas, el elemento más importante a tener en cuenta para la incidencia en la huella de carbono del vino es la botella, ya que su proceso de fabricación conforma un tercio o incluso la mitad de las emisiones totales en la cadena vitivinícola.
Esto se debe tanto por las grandes cantidades de energía necesarias para fabricar vidrio, como por las
emisiones del transporte necesario para desplazar la botella que contiene el vino. Por lo tanto, desde la perspectiva del carbono, existe un enorme potencial de ganancia para la industria si se puede reducir el peso de las botellas.
La investigación fue cofinanciada por un grupo de minoristas entre los que se incluyen Alko Oy (Finlandia), Systembolaget AB (Suecia), The Wine Society (Reino Unido) y Whole Foods Market (Estados Unidos). La misma ha demostrado que la percepción generalizada de que los consumidores asocian las botellas de vidrio pesadas a una mayor calidad del vino está sobreestimada, y que hay un número creciente de ejemplos de marcas de vino de calidad de gran éxito que utilizan botellas más ligeras.
Entre los entrevistados se encontraban representantes de toda la cadena de valor del vino, incluidos minoristas, productores, periodistas vitivinícolas y fabricantes de botellas.
El director de investigación de SWR Dr. Peter Stanbury y presidente de un grupo de trabajo que se ocupa de cuestiones sobre embalaje, manifestó que “Este resultado demuestra lo que se puede lograr mediante la colaboración en un sector notoriamente fragmentado: no solo ayudará a estas empresas a alcanzar sus objetivos ESG, sino que también garantizará que estén bien posicionadas para cumplir con las normativas sobre la “Responsabilidad Ampliada del Productor” para la eliminación de residuos de envases que entrará en vigor en la UE, el Reino Unido y otros lugares».
Desafíos para poder poner en práctica este proyecto
A pesar de las ventajas que brinda este proyecto en términos de sostenibilidad, los miembros de SWR
plantearon varios desafíos, como la actitud de los consumidores, la posibilidad de aumento de roturas y la resistencia de los productores.
Percepción del consumidor: Existe una fuerte percepción de que los consumidores asocian las botellas más pesadas con vinos de mejor calidad y más caros, y que si se baja el peso podría afectar negativamente a las ventas.
Pero de la investigación se deduce que centrarse únicamente en el peso de la botella es demasiado simplista. En la práctica, los consumidores están influenciados por una amplia gama de factores en sus decisiones de compra, incluidas las etiquetas de las botellas, la preferencia regional y el precio. No hay, por tanto, evidencia convincente de que la reducción del peso de las botellas desanimará a los a consumidores, especialmente dadas las innumerables otras formas en que las marcas y los minoristas pueden comunicarse con sus clientes. También hay un número creciente de ejemplos de marcas que históricamente han utilizado botellas pesadas y pasan a otras más ligeras sin problemas con sus consumidores.
Un desafío central que plantea esta investigación es la educación del consumidor sobre qué acciones pueden tomar si quieren comprar vino más sostenible, ya que ante la pregunta sobre qué condiciones debe tener un vino amigable con el ambiente, los encuestados no consideraron el peso de la botella como un atributo importante en su evaluación.
Fragilidad de la botella: Por el lado de la oferta, existe la percepción de que las botellas ligeras son más frágiles y, por lo tanto, tienen un mayor riesgo de romperse. Por lo tanto se necesitaría utilizar más cartón para el embalaje generando otra huella de carbono y anulando el ahorro de la misma que implica hacer botellas mas livianas.
Pero, si bien estas botellas son menos robustas que las más pesadas, su uso requiere cambios relativamente menores en la forma en la forma en la que se gestionan los embalajes. Por ejemplo, es necesario tener cuidado al despaletizar las botellas, garantizar que el equipo utilizado para manipularlos esté fabricado con materiales como plástico o nailon y el embalaje para su posterior distribución debe ser más resistente.
De este modo queda claro que no existen argumentos convincentes contra el uso de botellas más livianas para el vino. Seguramente se plantearán algunas objeciones, pero la investigación realizada por SWR proporciona la evidencia para contrarrestarlas. Además, sus miembros reconocieron el valor de la acción colectiva, como una forma de presionar más al mercado para el cambio. A partir de allí se planteó la necesidad de proponer una estrategia sólida y un plan de acción posible.
Se planteó entonces la problemática de hacer una “ponderación correcta” para identificar cuánto debería pesar una botella lo más ligera posible que sea coherente con la infraestructura actualmente existente para la fabricación, llenado y distribución de botellas de vino. De la investigación resultó que puede ser entre 350 y 400 grs.
Este estudio analiza únicamente los impactos del carbono a nivel de viñedos y bodegas. Por lo tanto ignora la cadena de suministro y la huella de carbono de factores como el envío, transporte por tierra y almacenamiento.
Para leer el informe completo de SWR sobre el acuerdo clikear en este enlace