El 4/3, el presidente de EEUU y la titular de la Comisión Europea acordaron suspender durante 4 meses la sobretasa arancelaria impuesta en primera instancia por el ex presidente Donald Trump y luego contestada en represalia por la Unión Europea. La medida y su respuesta partieron de un antiguo conflicto entre las gigantes aeronáuticas Airbus y Boeing y afectó al comercio bilateral sobre un total de U$S 11.000 millones. En el mercado del vino, la cancelación de este impuesto beneficiará principalmente a España, que había reducido sus envíos a EEUU un 26% en volumen durante el primer trimestre de 2020. En cambio, para Argentina, significó una ventaja porque permitió una mayor penetración en el mercado norteamericano.
Ante este nuevo escenario, existe preocupación por el futuro de las exportaciones de vinos argentinos hacia su principal cliente, EEUU. Al respecto, Mario Lazzaro (foto principal), gerente de ProMendoza -la entidad público-privada encargada de impulsar el comercio exterior de Mendoza-, dialogó con Enolife acerca de esta situación que podría perjudicar la venta de vinos argentinos.
El 4/3, el presidente de los EEUU, Joe Biden, mantuvo una conversación telefónica con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la que acordaron suspender por un período de 4 meses la carga arancelaria impuesta por el conflicto entre las empresas gigantes de la aeronáutica Airbus y Boeing. Ante este «arreglo» entre ambos bloques, se genera una preocupación por el futuro de las exportaciones de vinos argentinos a su principal cliente, EEUU.
Enolife dialogó con Mario Lázzaro, gerente de ProMendoza, quien analizó las consecuencias que podría tener este nuevo escenario.
–¿Qué puede pasar con las exportaciones de vino argentino a EEUU cuando comience a regir la suspensión de los aranceles «castigo» entre ese país y la UE?
-El conocimiento de esta conversación telefónica entre Joe Biden y la presidenta de la Comisión Europea, en la cual acordaron suspender los aranceles por la disputa entre Boeing y Airbus por un período inicial de 4 meses, no es una buena noticia para el vino argentino.
Ese arancel ad valorem del 25% que se venía aplicando como sanción, afectó a los vinos de cuatro países de Europa, en especial a España que, junto con Chile, es nuestro principal competidor en los distintos mercados del mundo. De este modo, para Argentina esa circunstancia constituyó una oportunidad de penetración y crecimiento de un segmento que se venía perdiendo debido al retraso y al cepo cambiario a partir de 2011.
Los vinos argentinos fueron recuperando el mercado de EEUU a partir de mayo de 2018, con la devaluación del peso, debido a la crisis financiera del gobierno del presidente Macri. Esta situación nos permitió volver a ser competitivos desde el punto de vista cambiario, y nos dio la posibilidad de entrar en el segmento del entry level que habíamos perdido a manos de los españoles -principalmente- y de Chile. En EEUU, los consumidores tienen una muy buena percepción del vino español, lo ven como un vino «honesto» para el precio que tiene.
–¿Además del retraso cambiario, qué otros factores nos quitaban competitividad frente a los vinos españoles?
-España tiene condiciones logísticas mucho más ventajosas que Mendoza. A nosotros nos cuesta más del doble que a ellos llegar al puerto de Nueva York; los vinos españoles salen el puerto de Valencia y les cuesta cerca de U$S 1.000 el flete de cada contenedor; este es otro punto que muestra la competitividad que tienen los vinos españoles, sumado además a su calidad y su precio.
Además, en cuanto a la logística, hay otro punto a favor de ellos, y son las distancias desde cualquiera de las bodegas de Castilla, La Mancha, Rioja o donde sea hasta el puerto de Valencia… Además de ser distancias mucho mas cortas que las nuestras, ellos tienen ferrocarril. Su costo para llegar a la puesta en FOB es bajísimo. En cambio, para nosotros en Mendoza, poner un contenedor en Buenos Aires cuesta no menos de U$S 1.400 o 1.500, y a Valparaíso, Chile, aproximadamente U$S 1.700. Y después le tenemos que agregar el flete para llegar a EEUU, entonces hay diferencia logística y los españoles tienen mucha más ventaja que nosotros.
Es decir, poner un contenedor en Nueva York, desde Mendoza, ronda entre U$S 2.700 y U$S 3.000 aproximadamente, y a los españoles les sale U$S 1.000 o U$S 1.100.
¿Y a partir de la suspensión de los aranceles, qué puede suceder?
El mercado de vinos en EEUU es fuerte, potente, y es el principal mercado que tiene Argentina. La recuperación que tuvimos, que fue principalmente en volumen, y un poco también en valor, se debió en gran parte al arancel «castigo» del 25% a los vinos españoles.
De este modo, los 4 meses de suspensión que le da EEUU a la UE, como período inicial, generan incertidumbre. Es probable que comiencen nuevamente conversaciones, posibilidades y tentativas entre ambas partes, para darle continuidad o terminar con el arancel. En mi opinión, eso va a suceder, porque la política del presidente Biden es menos agresiva que la de Trump, es mas conciliatoria.
¿De qué manera podemos atenuar ese posible impacto?
-Mientras tanto, hasta que eso se instrumente, es decir hasta que se resuelvan los procedimientos técnicos, tendremos tiempo para continuar nuestra penetración en el mercado EEUU e instalarnos. Ese 25% a los vinos españoles no sólo les afectó en el entry level, también lo hizo con los vinos premium, el vino de entre 3 y 4 dólares, nivel en el cual nosotros nos pudimos mover más cómodos.
Así es que hay que aprovechar, porque queda algo de tiempo hasta que se instrumente la quita del arancel «castigo», y hay que utilizar ese tiempo para apostar fuerte… Todavía tenemos la oportunidad de aprovechar la inercia generada desde 2019, cuando la devaluación del 2018 empezó a tener efecto positivo en el mercado externo.
Pero en el futuro tendremos que volver a competir con los españoles. La diferencia es que si ya estamos instalados, entonces el desafío es no perder el mercado ganado y, por supuesto, que no haya un retraso cambiario que sea utilizado como ancla para la inflación y de esa manera perder competitividad.