Por ahora son sólo 200 plantas en un terreno de 2.000 m2 azotado por el viento eterno de la ciudad petrolera, pero el proyecto de los viticultures Mauricio Sánchez (32) y Katya Fernández (29) incluye una futura bodega con instalaciones para catas y enoturismo. Desde hace 5 meses, el «Pequeño Viñedo Felidor» se ha convertido en el más austral del mundo, superando en latitud por un par de grados a la Bodega Otronia, también en Chubut, y a todos los viñedos de Nueva Zelanda. La viña, con 100 cepas de pinot gris, 50 de chardonnay y 50 de sauvignon blanc, está custodiada por el ingeniero agrónomo sanjuanino Darío González Maldonado y es un orgullo para la ciudad, que la apoya con recursos y logística.
Entrevistas: Lorena Mellone
(lmellone@enolife.com.ar)
En la ciudad del viento, famosa por su producción petrolera, se está gestando el viñedo más austral de Argentina y el mundo, por lo que sabemos. Es que el «Pequeño Viñedo Felidor» se ubica a 45º 47′ de latitud sur, más al sur incluso que el hasta ahora considerado el más austral, el de la Bodega Otronia, también en Chubut, junto al lago Musters. Y bastante más al sur que los viñedos «competidores» de Nueva Zelanda, casi todos ubicados sobre el paralelo 40.
En esa dura geografía, Mauricio Sánchez (32), junto a su esposa Katya Fernández (29), apostaron a la vitivinicultura. Con espíritu emprendedor, empezaron a buscar una alternativa para salir adelante en tiempos de pandemia. La idea inicial era sólo montar una tienda online de vinos patagónicos. Pero el proyecto creció hasta convertirse en un sueño mayor.
Enolife entrevistó a Sánchez, quien arrancó contando que es un hombre de trabajo y que el viñedo es fruto del ingenio y la dedicación: «Soy empleado municipal, estoy en el área de desinfección de transportes, y lo que estaba buscando en el comienzo de esta pandemia era poder generar un ingreso extra que pudiera funcionar en este tiempo de covid. Así fue que quise comenzar con una tienda online de vinos de Chubut».
Sánchez nació en Comodoro Rivadavia. Está casado con Katya Fernández con quien tienen dos hijas, Sofía de 7 años y Milena de 5. Con ella comparte esta aventura de llevar la vitivinicultura a latitudes impensadas.
–¿Cómo pasaste de pensar en un ecommerce de vinos a un viñedo propio?
-En la búsqueda de marcas de vinos de Chubut para vender me interesé por el vino «Oriundo», de Bodega y Viñedos Familia Ayestarán Allard, que había ganado una medalla con su merlot; leí todas las noticias que pude al respecto, y allí hablaban de su enólogo Darío González Maldonado… Así que lo busqué a Darío en las redes sociales y le escribí, él me respondió y me contacto con varios viñedos y bodegas de la región.
Darío es sanjuanino, recibido en la UNCuyo y radicado desde el año 2000 en El Hoyo, provincia de Chubut. En una de nuestras charlas se me dio por preguntarle si en Comodoro sería posible hacer un viñedo; ante su respuesta positiva, decidimos con Katya presentar un proyecto a la Municipalidad. Diseñamos y propusimos un espacio preparado para albergar motorhomes, con cámping y unas cabañas, todo en torno a un viñedo con bodega, y sumado a ello un sitio donde brindar capacitaciones a las personas interesadas en la vitivinicultura, a cargo de profesionales en el tema. Todo eso, fusionado con un espacio donde los turistas pudieran degustar los vinos chubutenses con una picada.
–¿Cómo era el terreno con que contaban?
-Nosotros teníamos un terreno de 2.000 m2, en el cual queríamos plantar frutales; entonces le consultamos a Darío si era posible comenzar allí. El nos asesoró para que empezáramos con 200 plantas de vid y las variedades que nos convenía plantar.
El problema que surgió fue que, al ser pocas plantas, el vivero de Mendoza no las podía enviar directamente, así que Darío nos sumó a un grupo de pequeños y medianos productores vitivinícolas de la comarca andina. Llegaron a la cordillera y desde ahí pude traerlas. Las tuve un tiempo en la Cámara de la Cooperativa del Paralelo 42 hasta poder conseguir el flete.
Así fue que pusimos en marcha la tienda online, pero al mismo tiempo plantamos nuestro pequeño viñedo, que lleva el nombre del abuelo de Katya.
¿Cuándo pusieron manos a la obra?
-La plantación la hicimos justo el Día de la Madre del año pasado, el tercer domingo de octubre, con las indicaciones de Darío.
Los pequeños productores vitivinícolas de la cordillera nos ayudaron y asesoraron en análisis del suelo y tipo de variedades, así que de las 200 plantas, quedaron 100 de pinot gris o grigio, 50 de chardonnay y 50 de sauvignon blanc.
-Trabajamos mucho en familia con mi esposa y mi papá Alfredo, pero además se sumaron muchas personas que se identificaron con el proyecto. Por ejemplo, el maquinista que vino a trabajar vive acá y era sanjuanino, criado entre vides; se emocionó tanto con las labores que se tiraba entre los pozos y le mandaba fotos a su familia, metía la mano en la tierra y me decía que nos iba a ir bien. Los compañeros y los amigos también me alientan.
–¿Cómo es el sistema de riego y conducción?
-La conducción es por espaldero y nuestro sistema de riego es por goteo, y antes de que termine el verano vamos a instalar un sistema antihelada como el que usan en la cordillera. Se trata de un riego por aspersión que se abre cuando hay 1°C de temperatura, obteniendo así una capa de hielo cuando cae la helada y evitando que el aire helado dañe la planta.
–¿Cuáles son tus planes a futuro?
-Es una inversión a largo plazo, son tres años que sí o sí hay que esperar a la planta para obtener uvas que den un buen vino. La idea es que en el viñedo hagamos un local para que la gente pueda ir, degustar un vino y comer una picada hasta que tengamos nuestra propia producción. Quiero traer vinos de toda la zona, hacer que la gente vaya y generar un lugar distinto en donde el público pase un buen momento.
Este año vamos a plantar 750 vides más de las mismas variedades y nuestro cálculo es que de cada planta se puede obtener una botella de buen vino. Además, vamos a hacer elaboración de vinos artesanales, para lo que construiremos una pequeña bodega en los tres años que la planta nos da tiempo antes de la primera cosecha. Será un producto bien regional y de consumo local.
–¿Obtuviste ayuda estatal?
-La Municipalidad ya conocía el proyecto, y cuando hicimos la plantación eso llamó mucho la atención, porque dejaba de ser una idea loca y se concretaba. Se interesaron y nos ayudaron la concejal Viviana Navarro y el ministro de Producción Agrícola de Chubut, Leandro Cavaco.
Cavaco se contactó y nos ofreció toda la ayuda que nos pudieran dar con Darío, que trabaja como director del Departamento de Viticultura y Enología del Ministerio de Agricultura de Chubut. Él nos avisó que vendría a Comodoro para realizar un taller con todos aquellos interesados en el tema viñedo, en especial en nuestro singular emprendimiento… Se lo contamos a Viviana Navarro, y ese primer taller de vitivinicultura fue declarado de interés municipal.
Recibimos la visita de Leandro Cavaco y de Nicolás Caridi, presidente del Ente Comodoro Conocimiento, de Comodoro Rivadavia, quien también se mostró muy interesado en que esto siga creciendo y podamos contar con la ayuda que esté a su alcance.
–¿Qué acciones realizaron en conjunto?
-El miércoles pasado (20/1) se desarrolló la primera capacitación orientada al sector vitivinícola, dictada por Darío. Estuvieron presentes el ministro Cavaco, el viceintendente de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili; el titular del Ente Comodoro Conocimiento, Nicolás Caridi y la concejal Navarro. Participaron más de cuarenta 40 productores interesados en desarrollar este tipo de emprendimientos.
El ministro Cavaco se comprometió a impulsar el primer vivero vitícola, que ya está en producción y en funcionamiento en El Maitén, y a brindar el asesoramiento técnico a los productores interesados.
El intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, organizó una recorrida por distintos predios para que Darío pueda evaluar la potencialidad productiva de Comodoro en cuanto a la vitivinicultura.
Desde el Ente Comodoro Conocimiento articularán junto al Ente Comodoro Turismo para coordinar actividades destinadas a mejorar la capacidad gastronómica de la ciudad o asociarla a algún otro proyecto productivo y trabajar con los proveedores turísticos locales o empresarios gastronómicos de la región, para que puedan el día de mañana valerse de un recurso local como marca registrada de Comodoro.
Un sanjuanino radicado en Chubut
Darío González Maldonado nació en la localidad de Agnaco, en San Juan. Estudió y se recibió en 1999 en la UNCuyo como ingeniero agrónomo. Un año después, de la mano de Bernardo Weinert, asumió la dirección general de Patagonia Wines en El Hoyo, Chubut, cargo que hoy ocupa su esposa Elsa Lorena Guevara.
Actualmente, González Maldonado está al frente de Bodega y Viñedos Familia Ayestarán Allard y es enólogo de Mammarelli Wines, ambas empresas chubutenses. Además, es asesor técnico de 60 pequeños productores vitivinícolas de la comarca andina del paralelo 42, de emprendimientos en Trevelin, Gualjaina, Puerto Madryn, Los Altares, Trelew y ahora en Santa Cruz.
Dos vinos de Familia Ayestaran Allard, elaborados bajo su dirección, obtuvieron medalla de plata en la última edición del «USA Wine Ratings», certamen en el que participaron bodegas de 30 países. Se trata del «Oriundo Merlot 2017» y del «Oriundo Blend Colection White 2019», elaborado con uvas Chardonnay, Gewürztraminer y Sauvignon Blanc.
A Comodoro Rivadavia, González Maldonado llegó como director del departamento de Viticultura y Enología del Ministerio de Agricultura de Chubut, cargo a través del cual llevó adelante el desarrollo del primer vivero vitícola estatal provincial de vides en la localidad de El Maitén, donde ensaya con maderas nativas como la lenga y el roble patagónico para la crianza de vinos. También gestionó una filial del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) en El Hoyo.
Darío contó a Enolife: «Mi participación en el proyecto de ‘Pequeño Viñedo Felidor’ fue colaborar en la operación de compra de plantas y armado de espalderos, entre otras cosas. Luego, la Municipalidad de Comodoro Rivadavia me convocó como director técnico en un programa integral de desarrollo de la vitivinicultura como polo productivo, que incluye una serie de capacitaciones en las diferentes etapas previas y durante el cultivo».
Fuentes: Diario Jornada de Comodoro Rivadavia, El Observador del Sur y milpatagonias.com