Las buenas prácticas sustentables se van convirtiendo en tendencia en distintas regiones vitivinícolas del mundo. Con ellas, se consigue una biodiversidad que, a su vez, aporta beneficios y se traduce en una mayor calidad de la uva y del producto final, el vino. Así, también se logra un impacto positivo en lo ambiental, social y económico.
En las últimas décadas, los viñedos de las principales regiones vitivinícolas del mundo han sido trabajos mediante técnicas de manejo intensivo, que incluyen una alta mecanización, labranzas frecuentes y uso de productos de protección vegetal. Esto ha afectado el ecosistema y ha provocado altas tasas de erosión del suelo, degradación de la estructura y fertilidad de los terrenos, contaminación del agua subterránea y fuerte necesidad de crecientes insumos agrícolas.
Ante esta situación, aparece como paleativo la protección e incluso el incremento inducido de la biodiversidad. Se define como biodiversidad a la convivencia de un número determinado de seres vivos en un ambiente específico. En este caso, hablamos del cultivo principal, más los vegetales asociados y espontáneos, la fauna, los microorganismos y el hombre.
A continuación, describimos algunos ejemplos de manejos que se están implementando en distintas zonas de viñedos, cuyos propietarios ven en la biodiversidad un beneficio, ya que mejora la calidad de la uva elaborada con un impacto positivo en lo ambiental, social y económico.
Zorros en San Antonio, V Región, Chile
Un caso de manejo sustentable con especial atención a la biodiversidad, que finalmente redunda en beneficios de vinos de mejor calidad, es el practicado en la Viña Garcés Silva, de San Antonio, Chile. Estos viñedos, situados entre el mar y la montaña, a sólo 14 kilómetros del Océano Pacífico, se encuentran implantados dentro del ecosistema mediterráneo, el más amenazado de Chile. Los propietarios de la bodega, en sintonía con el programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad (VCCB), del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y de la Universidad Austral chilena, han ejecutado una serie de medidas, como el mantenimiento de franjas de bosque natural entre los viñedos, para que se conviertan en corredores biológicos, permitiendo el desplazamiento de especies autóctonas como el zorro (foto principal de esta nota, de una iniciativa similar de la bodega chilena Concha y Toro), lechuzas, roedores, etcétera; el uso de plantas nativas para mantener en buen estado el suelo y el ciclo del agua; la generación de hábitats para asegurar la presencia de controladores biológicos, como aves o insectos que combaten plagas de forma natural; y la erradicación de especies exóticas invasoras.
En la mencionada finca Viña Garcés Silva se destinó un presupuesto exclusivo para la conservación de la biodiversidad de los cultivos. La iniciativa “se gestó a pulso y comprobando en el tiempo que las decisiones tomadas tienen un efecto positivo en nuestro ecosistema. Las principales medidas son la eliminación de especies exóticas, por ejemplo, hemos erradicado más de 20 hectáreas de eucaliptus y aromos, a lo que se suma la plantación de árboles nativos, la creación de un vivero nativo, y la limpieza y mantenimiento de quebradas”, relata Ignacio Casali, director técnico y de operaciones de Garcés Silva.
Murciélagos en Adelaida, Australia
Las bodegas de la región de McLaren Vale, al sur de Adelaida, han apoyado un proyecto para averiguar si los murciélagos, que pueden pesar tan poco como 3 gramos, podrían proteger las uvas de las plagas que atacan los viñedos cada temporada. Pueden comer la mitad de su peso corporal en insectos por noche, muchos de los cuales son un problema en los viñedos. Son 12 las bodegas que han instalado cajas de descanso en el borde de sus viñedos para ver si alguno de esos mamíferos alados vive en el área, para su posterior identificación. El proyecto se encuentra en su primera etapa, pero en etapas posteriores la idea es averiguar si se alimentan de los insectos que causan daños a las uvas. Un experto en murciélagos, Terry Reardon, explica que había cerca de 8 especies de murciélagos en la región de Adelaida. Esto no es una novedad ya que se han desarrollado investigaciones interesantes tanto en EEUU como en Europa, donde están colocando cajas de murciélagos para atraerlos a los viñedos y están descubriendo que en realidad se alimentan de algunos de los insectos plaga clave de los viñedos, que es lo que se espera que se encuentre en Adelaida.
Panorámica de Mc Laren Vale, Australia.
Ecosistema completo en Burdeos, Francia
En 8 hectáreas que se encuentran al este de la región de Burdeos, la bodega del matrimonio Benoît y Delphine Vinet es pionera en el mundo de la biodiversidad orgánica de esa región, alentando no sólo la implementación de prácticas agrícolas orgánicas, sino también el desarrollo simultáneo de un ecosistema próspero, creando un oasis de vida silvestre, flora y fauna. En ese establecimiento, que opera más que como una bodega como una granja completa, la pareja ha creado un ecosistema completo alrededor de su hogar. Además de las vides, 54 diferentes tipos de aves hacen su hogar a la finca, así como ranas, serpientes, insectos y murciélagos. Flores y orquídeas silvestres se alinean en el perímetro de la propiedad, y los peces nadan en los estanques artificiales excavados en los suelos de la finca. Los murciélagos proporcionan una eficiencia extrema en la lucha contra las polillas, que dañan las bayas de las vides. El trabajo de los Vinets ha despertado un gran interés en la región más grande de Burdeos, incluso de otras bodegas, que buscan introducir la biodiversidad en sus propias fincas.
Los franceses Delphine y Benoît Vinet, que tienen un verdadero zoo en su finca. Enredadera de 1,4 m de alto, enrejada con las vides en la viña de los Vinet.
Plantas nativas en Washington, Estados Unidos
Luego de 7 años de investigación, la Universidad del Estado de Washington descubrió que cuantas más plantas nativas pueda tener el viñedo, mejor y más equilibrado será el control biológico obtenido. A partir de esta premisa, en Canoe Ridge Vineyard, de Michelle Wine Estates, comenzaron a incorporar plantas nativas al viñedo. Lo primero fue plantarlas y colocar riego por goteo,o para que sólo llegue agua a cada una de éstas y no a las malezas que compiten con las mismas. El objetivo es que crezcan en exceso y venzan a las malezas que están allí. El primer año, alrededor del 90% sobrevivió, y durante el segundo año el riego será retirado y permitirá que las plantas nativas demuestren su tolerancia a la sequía.
Plantas nativas en viñedos de EEUU. Canoe Ridge Vineyard, en Washington.
La capacidad de soportar el estrés hídrico, el corte y el aplastamiento ocasional por parte de tractores y cosechadores determinará qué plantas tienen éxito en el viñedo. En los próximos años la idea es investigar si las plantas atraen a los insectos beneficiosos. Los depredadores y parasitoides nativos de insectos podrían ofrecer un valioso control de plagas, pero primero necesitan una razón para pasar más tiempo en el viñedo. Las plantas nativas, con flores que atraen a los insectos, podrían proporcionar ese punto de partida para un mejor control biológico.
Ovejas en California, Estados Unidos
En el sur de Napa, un viñedo cuenta con unas 3.000 ovejas que se alimentan de las pasturas que crecen durante la primavera entre las hileras de vides. Así, hay menos peligro de compactar los suelos y generar gases de efecto invernadero a partir de la maquinaria. También hay disminución en la utilización de agroquímicos. Al mismo tiempo, las ovejas devuelven fertilizante natural al suelo.
Benzinger Family Winery es un viñedo diversificado en el condado de Sonoma. En este condado el gran murciélago marrón se alimenta de 6.000 a 8.000 insectos por noche. Este gran apetito puede ser una bendición para los agricultores que luchan contra las plagas que se alimentan de cultivos. Muchos de estos murciélagos no se encuentran en el viñedo debido a que la práctica de monocultivo no permite que aterricen o aniden. La diversificación de las tierras de trabajo, incluidas las tierras de cultivo, las pasturas y los bosques, puede ser clave para preservar la biodiversidad frente al cambio climático.
Pollos en Marlborough, Nueva Zelanda
Yealands se encuentra al norte de la isla sur de Nueva Zelanda. Sus viñedos cuentan con 100 pollos que pasan parte del día entre las vides y luego son guardados en un recinto. Los mismos aportan una forma natural de control de plagas y aportan un fertilizante al suelo. Otra área que llama la atención son los humedales, donde han sido plantados más de 200.000 arbustos y plantas nativos. Como resultado, es probable encontrar en el viñedo espátulas reales, cisnes negros, patos verde azulado, garzas blancas, entre otros. Por último, han sido incorporadas ovejas Babydoll que pastorean dentro del viñedo todo el año (no sólo en los meses más fríos del invierno), ya que al ser pequeñas no alcanzan a comer las uvas. Al utilizar estos “ayudantes” de viñedos en miniatura, no es necesario cortar con tractores tan a menudo, lo que reduce el uso de combustibles fósiles y las emisiones de carbono.
Un ave de corral, entre viñas neozelandezas. Marlborough, Nueva Zelanda.
Patos en Ciudad del Cabo, Sudáfrica
La bodega Vergenoegd, cerca de Ciudad del Cabo, suelta a diario 900 patos en sus viñedos para que se coman las plagas que dañan las vides.
Stellenbosch, quizá la región vitivinícola más famosa de Sudáfrica, se encuentra a sólo 40 kilómetros al este de Ciudad del Cabo. La primera parada en la ruta del vino de Stellenbosch es la histórica bodega de 320 años de antigüedad Vergenoegd. Es una de las fincas más antiguas de Stellenbosch, cultivando solamente variedades de uva tinta. La mayor celebridad de Vergenoegd, sin embargo, son los 900 patos de la raza corredor indio que tienen a su cargo el control de plagas en los viñedos.
Cada mañana, a las 9.45 hs., los patos son conducidos desde sus jaulas hasta los viñedos para buscar caracoles e insectos no deseados. Esta práctica ayuda a mantener al mínimo el uso de plaguicidas y productos químicos en la viña y aparentemente proporciona cosechas de mejor calidad. Además, los excrementos de los patos se utilizan como fertilizante natural.
Los patos sudafricanos, «trabajando». Denzel, el cuidador de los patos.
La idea de emplear patos en agricultura sostenible procede de John Faure, el propietario de la bodega antes de que fuera comprada por el holding industrial alemán Livia Group en 2015. Faure, cuya familia gestionó la finca durante 6 generaciones a lo largo del siglo XVIII, XIX y XX, tenía debilidad por los ayudantes de plumas y los trajo desde Asia hace unos 30 años. Al principio, intentó utilizar patos domésticos locales para limpiar su huerto de insectos y caracoles. Sin embargo, con el tiempo descubrió una raza más adecuada: los patos corredor indio, que se han usado durante siglos en Asia para mantener a los insectos fuera de los campos de arroz. Los patos corredor indio no se balancean, ni se tumban, ni vuelan y ni siquiera hacen nidos; en cambio, se ponen de pie y corren erguidos como los pingüinos e incluso ponen sus huevos conforme van andando.
El “desfile de los patos”, la marcha diaria del grupo hacia la viña por la mañana y su regreso al comienzo de la tarde, es la principal atracción del viñedo, incluso con incorporaciones recientes, como los picnics y las sesiones de cata de vinos, aceite de oliva y mezclas de té y de café. Las aves también aparecen en las etiquetas de los vinos. Por otra parte, ninguno de ellos es para consumo, incluso cuando el restaurante de la bodega ofrece especialidades gourmet de pato.
Los patos son exclusivamente mano de obra de la finca: tienen sus propias jaulas, guardería para las crías, “tiempo libre” sobre el césped y, en el embalse de la finca, un criador de patos residente que los cuida. El equipo de Vergenoegd compartió recientemente en su página web que la alimentación, la vivienda y el cuidado de los 900 a 1.100 patos, dependiendo de la época del año, les cuesta alrededor de 250.000 rands sudafricanos, o aproximadamente 14.700 euros al año.
La pasión de Vergenoegd por las aves también inspiró un proyecto medioambiental de tres años llamado Proyecto Hábitat de Aves Acuáticas, con el que la bodega comparte su experiencia sobre cómo los propietarios de fincas pueden rehabilitar sus aguas para atraer a más aves autóctonas y migratorias, así como mejorar la biodiversidad global y la calidad del agua de la región.
Por tanto, los amantes de los animales tienen otro motivo para alegrarse. Aunque el pato marida bien con el vino tinto, los viticultores han encontrado otra forma de mejorar el sabor del vino, manteniendo a los amigos emplumados sanos, felices y ocupados en el trabajo.
Fuentes: Observatorio Vitivinícola de la Coviar y Eatglobe-Enociencia