En 2014, con una financiación de 1,7 millones de euros de la Unión Europea, el Laboratorio de Robótica Agrícola de la Universidad Politécnica de Valencia comenzó a desarrollar un robot para ganar en precisión en la toma de información y evitar los altos costos que supone el muestreo manual de datos en las parcelas. Luego de la construcción y prueba de 3 prototipos, el robot agrícola VineScout ya está listo para su producción en serie y venta, en principio en España. A través de diferentes sensores, VineScout provee datos que permiten estimar necesidades hídricas, desarrollo vegetativo y grado de maduración de la vid, entre otros. Su fuente de energía es totalmente eléctrica y tiene una autonomía de dos jornadas de trabajo.
El objetivo de VineScout es ofrecer al viticultor una nueva herramienta que entra dentro de la llamada viticultura de precisión utilizando la robótica, para ayudarle a tomar sus decisiones con datos objetivos. El robot toma casi un dato por segundo sobre aspectos como la temperatura de la hoja de la vid, la disponibilidad de agua y el vigor de la planta, que son procesados y sirven de base para las recomendaciones que realiza. Lo hace gracias a la combinación de una serie de sensores ambientales, radiométricos y espectrales que podrían además instalarse en cosechadoras o pulverizadores.
Francisco Rovira, director del Laboratorio de Robótica Agrícola (ARL) de la Universitad Politécnica de Valencia (UPV), explicó que «el robot puede monitorear el viñedo tantas veces como necesite el agricultor, ayudándole a hacer un uso más racional del agua y, en general, a conocer el estado del viñedo mediante indicadores objetivos, como diferencias en vigor de las plantas o propiedades de los frutos dentro de una misma parcela. De esta forma, le ayuda a vendimiar, abonar o regar de una manera más eficiente».
Según Rovira, el robot VineScout es capaz de recopilar cada dato sobre el terreno, a menos de un metro de las vides -sin tocar en ningún momento el cultivo-, lo que se traduce en la obtención de información de gran fiabilidad y precisión, ya que cada punto del recorrido queda registrado con su posicionamiento GPS, indicando el momento y ubicación donde se ha realizado cada medida.
Verónica Saiz, investigadora del ARL, agregó que «puede registrar alrededor de 12.000 puntos de ubicación por hora, cada punto con 30 datos. Con el muestreo manual tradicional, apenas se llega a 40 medidas por hora, lo que da una idea de lo que puede facilitar este robot su trabajo a los viticultores. E incluso puede tomar muestras también por la noche, gracias a su sistema de navegación nocturna».
«Con todos los datos que registra y procesa el robot, el productor obtiene un mapa de su parcela, que sintetiza la información clave necesaria para la gestión avanzada del cultivo. No sustituye al viticultor, lo que hace es facilitarle su trabajo, evitándole la parte más dura en campo y potenciando su conocimiento y experiencia, que ahora se nutre con información más precisa y más rápidamente actualizada», detalló Rovira.
Para navegar por las parcelas, el robot incorpora un sistema totalmente independiente de la señal GPS, una de las grandes ventajas y diferencias respecto a otros sistemas que hay en el mercado. De este modo, no requiere la recarga de mapas pregrabados, algo a lo que los agricultores no están acostumbrados y que acaba siendo un factor disuasorio para la adopción de tecnologías digitales. De este modo, tiene la capacidad de circular por las vides de forma autónoma, evitando obstáculos y colisiones.
Andrés Cuenca, también del Laboratorio de Robótica Agrícola de la UPV, contó que VineScout «incorpora tres dispositivos de percepción en la parte delantera. Dos de ellos permiten que el sistema navegue en una red bidimensional y no sea necesaria la intervención de ningún operador que lo conduzca cuando el robot se desplaza entre las hileras de la viña. Además, el sistema de seguridad hace que se detenga ante cualquier obstáculo que pueda aparecer en el camino, esperando 7 segundos a que se despeje el camino o deteniendo el robot de manera segura y avisando acústicamente al operario si se trata de un obstáculo permanente».
Lo interesante es que donde no llega la tecnología GPS o GNSS en forma permanente o fiable, el robot funciona abriendo una puerta a la automatización en los cultivos.
Este sistema se ha implementado en un robot terrestre cuyo objetivo principal es recoger datos de los cultivos, pero podría incluirse en muchos otros sistemas autónomos, como cosechadoras o vendimiadoras, maquinaria de eliminación de malas hierbas y pulverizadores para la protección de cultivos.
«VineScout supone un enfoque completamente nuevo de la automatización agrícola para cultivos en espaldera, con múltiples beneficios: es un sistema autónomo que se puede usar en parcelas en las que la señal GNSS no pueda garantizarse de manera permanente; allana el camino hacia el uso del big-data en agricultura; provee información crítica sobre factores clave para una agricultura sostenible; permite la integración de otros sensores para expandir su capacidad informativa; y, por exigentes que sean las condiciones ambientales, ha demostrado ser robusto y confiable», concluyó Rovira.
Fuente: Laboratorio de Robótica Agrícola de la Universidad de Valencia, España