La Federación Española de Enología (FEAE), con respecto a la emergencia del coronavirus, ha recibido numerosas inquietudes de los consumidores, tales como si es posible la contaminación por el virus en el vino y en los envases, y si beber vino ayuda a elevar las defensas contra la acción del virus. La primera respuesta, basada en datos científicos, fue que la presencia de alcohol entre los componentes del vino hacen imposible que el líquido contenga el virus.
La FEAE, tras un debate con referentes de la comunidad médica y otras asociaciones internacionales de enólogos, señaló que «la supervivencia del virus en el vino parece imposible porque la combinación concomitante de la presencia de alcohol, un ambiente hipotónico y la presencia de polifenoles, impide la vida y la multiplicación del propio virus»
Incluso, señaló que «el consumo moderado de vino, vinculado al consumo responsable, puede contribuir a una mejor higiene de la cavidad bucal y la faringe, esta última zona donde anidan los virus durante las infecciones».
Existe al respecto un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Science que revela que los flavonoides del vino podrían detener el avance de la gripe común y limitar sus síntomas. Siempre en el marco del consumo moderado en personas sanas, sin patologías previas.
En cuanto a la superviviencia del virus en los diferentes envases -botellas, cajas, tetrabricks, latas- en caso de estar contaminados, el titular de los enólogos españoles, Santiago Jordi Martín, aseguró: «La contaminación por el embalaje parece ser muy remota, si no estadísticamente inexistente, también en vista de la corta vida del virus y la ausencia de un positivo huésped vivo biológico».
Pero en este sentido, la duración de los gérmenes dañinos en diferentes superficies es muy específico para el patógeno, dependiendo de factores ambientales como la humedad y también en qué superficie está.
Existe un estudio reciente publicado en la revista médica The New England Journal of Medicine por científicos de un laboratorio federal que informó que el SARS-CoV-2, el virus que causa la actual pandemia de coronavirus, puede vivir en superficies de plástico y acero inoxidable por hasta 72 horas; en cartón, por hasta 24 horas, y en cobre, por 4 horas.
Otro estudio de 2020 publicado en el «Journal of Hospital Infection» analizó 22 estudios sobre otros coronavirus SARS y MERS. Los investigadores encontraron que, en promedio, los virus persistieron en las superficies de metal, plástico y vidrio a temperatura ambiente durante cuatro o cinco días, y podrían persistir hasta nueve días, dependiendo de la temperatura y la humedad.
Pero esto puede evitarse con la limpieza y desinfección con un agente químico, que podrá ser alcohol o lavandina.
Los flavonoides antivirales
Como mencionamos antes, de acuerdo con un artículo publicado en Science por investigadores de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington, el consumo de alimentos ricos en flavonoides, como son los vinos, podrían detener el avance de la gripe común y limitar sus síntomas.
Los flavonoides son compuestos fenólicos de origen vegetal que tienen propiedades antioxidantes, y que podemos encontrar en abundancia en productos como las pieles de la uva, el vino o el té.
A pesar de los prometedores resultados, hasta ahora sólo se han observado en ratones aunque está previsto llevar a cabo estudios en seres humanos con este tipo de polifenoles próximamente.
En concreto, esta investigación reveló que estas propiedades «antigripales» no se deben exclusivamente a la presencia de los compuestos flavonoides, sino también a unos microbios que en el sistema gastrointestinal de un individuo reaccionan con estos flavonoides.
Sobre la base de investigaciones anteriores, los científicos creen que la microbiota en nuestro sistema digestivo puede regular la capacidad del cuerpo para mantener un equilibrio saludable y reaccionar ante una lesión o infección bacteriana o vírica, «diciéndole» al cuerpo cuándo liberar interferón tipo 1, una proteína que puede influir en la respuesta inmune de las células, activándolas o no.
Después de una evaluación de diversos microbios intestinales, los investigadores se centraron en el denominado Orbiscindens Clostridium, que descompone los flavonoides en un metabolito llamado desaminotirosina (DAT). Se probaron tres grupos de ratones de un grupo de control, un grupo tratado con antibióticos y un grupo con DAT. Los ratones se trataron siete días antes de la infección con la gripe y a lo largo de los siguiente 14 días después de la infección.
La tasa de mortalidad de los que recibieron DAT era casi 50 por ciento menor que el grupo control. Sorprendentemente, el grupo tratado con un antibiótico tuvo la peor tasa de mortalidad de todos. Además, el grupo DAT mostró mucho menos daño pulmonar. Sin embargo, cuando los ratones fueron tratados con DAT después de haber sido infectado con la gripe, desarrollaron mucho peores síntomas y el daño pulmonar que los que no fueron tratados con DAT.
Este estudio, del que se realizarán pruebas con humanos, abre la puerta a una mayor investigación sobre cómo nuestra dieta y el metabolismo intestinal impacta en el sistema inmune ya que casi la respuesta del organismo a casi cualquier enfermedad de tipo infecciosa, como las víricas o el cáncer, están estrechamente vinculados a las respuestas inmunes y como se activan éstas.
Fuentes: Vinetur y Unidiversidad