Nadie podrá decir jamás que el fin del mundo -si sucede- sorprenderá desprevenido a Mike Barrow (53), el técnico informático y emprendedor vitivinícola estadounidense afincado en Mendoza desde 2003, más conocido como Mike Tango Bravo. En su impredecible y febril cerebro ya está planificado el Plan B para enfrentar la catástrofe posible. Pero mientras tanto, crea acciones y estrategias para cuidar y sostener el planeta Tierra, hasta ahora la única casa de la especie humana. Por eso, vive y produce en total coherencia con los paradigmas sustentables que guían su vida.
En esta entrevista realizada por Adriana Sayavedra -creadora y editora del diario Correveidile La Voz de Chacras de Coria- el emprendedor bodeguero cuenta sus planes para colonizar Marte ¡con vino! Suena loco pero va muy en serio, porque su proyecto está basado en el proyecto de la NASA y otros organismos científicos de establecer una colonia humana en Marte, y apoyado por capos internacionales de la astrofísica y, obviamente, de la vitivinicultura.
Adriana Sayavedra
Creadora y editora del diario Correveidile
«La Voz de Chacras de Coria»
OpenVinoDAO, la organización creada por Mike Barrow -más conocido como Mike Tango Bravo– tiene como objetivo atravesar el nuevo mundo en que vivimos, y nos interpela para abrazar un nuevo paradigma cultural.
Nos recibe en su finca y bodega de Perdriel, más precisamente en la calle Costa Flores, la que da el nombre a sus vinos, en una soleada mañana de otoño mendocino. La idea que nos lleva hasta allá es conocer sobre su emprendimiento de confección de cajas de embalaje utilizando un proceso de biofabricación a partir de la inoculación de un hongo a los restos de la poda del viñedo.
Pero nunca se sabe que vendrá con el entrañable Mike… Recién sentados y listos para comenzar la charla nos sorprende con “¿qué te parecería construir una bodega en Marte?” Uau, y allá vamos:
-Adriana Sayavedra: Contame…
-Mike Tango Bravo: Estamos trabajando en un proyecto -aparte del resto-, a más largo plazo, que se llama Martian Wine Federation, la Federación de Vinos Marcianos. Se trata de preparar lo que será la primera bodega marciana.
-Suena a demasiada fantasía en el contexto bastante complicado hoy de nuestro planeta. ¿Por qué ir a buscar otro planeta?
–Suena estúpido, ¿no? Pero si tenemos en cuenta que en el siglo XXI, por primera vez en la historia de la Humanidad, podemos autodestruirnos como sociedad, ya que nos enfrentamos a grandes riesgos: armas nucleares o biológicas, que se nos escape de las manos la inteligencia artificial, la nanotecnología, o desarrollamos sin querer un supervirus que nos mate a todos, o el mismo cambio climático.
Para llegar a tener un Malbec marciano hay que hacer primero una adaptación de la materia genética, es decir, buscar una cepa que se adapte a las condiciones marcianas».
Mike Tango Bravo
Nunca tuvimos el poder y la capacidad de eliminar el proyecto humano como lo tenemos hoy. Esto es realmente preocupante. Justamente por eso, deberíamos pensar en tener una colonia en Marte. Ya hay gente que está trabajando activamente en eso, además de SpaceX, la NASA…pensando en los próximos 10, 15, 20 años, como mucho. Tener astronautas viajando a Marte, fijar una base, una colonia, un centro de estudio, con gente que pueda pasar un tiempo allí. O sea, de convertirnos en una especie interplanetaria.
Un aporte para enfrentar la catástrofe climática
Para Mike asumir y enfrentar los riesgos tan catastróficos que nos acechan como especie requiere de un trabajo conjunto entre países y sociedades “y no separarnos como hacemos ahora en diferentes clanes enfrentados”, opina, “y la única manera de unirnos frente a un proyecto de tal magnitud es, o bien sufrimos una amenaza en común, o creamos algo tan inspirador que nos mueva los cimientos de lo que somos capaces de hacer. Algo que nos haga pensar: mierda, si podemos tener gente viviendo en Marte, ¿cómo no somos capaces de resolver el cambio climático o de apagar las bombas atómicas?”.
–Un objetivo en común para toda la Humanidad…
–Sí, así es. La última vez que tuvimos algo semejante fue en el año 1969, cuando el hombre llegó a la Luna. Eso tuvo como efecto colateral una gran inspiración en la gente que se vio reflejada en el arte, en la música, en muchos desarrollos científicos en los 70. O sea, no es frívolo fijarnos el propósito de convertirnos en una especie interplanetaria, si eso realmente nos despierta del letargo en que vivimos.
Uno de los inventos más ambiciosos de Mike Tango Bravo es T4M3 Bio, las cajas de micelio -la estructura radicular de hongos- para botellas de vino. Es un proyecto de biofabricación, con un material natural que cuando se rompe se tira al jardín y vuelve a su estado original.
Además, si no estamos haciendo lo necesario para ser una especie interplanetaria, ¿qué carajo estamos haciendo? Y si vamos a tener una colonia en Marte debemos tener una bodega, porque una vez allí vamos a tener que cultivar comida. Y la uva es un alimento que llevamos 10.000 años cultivando. Es una fruta con las mayores concentraciones de azúcar, una planta perenne de la que sabemos un montón sobre adaptación y modificación genética. Sería algo muy emblemático como logro humano producir vino en Marte. Y, si vamos a buscar gente inteligente para ir a trabajar en un sitio tan inhóspito como ese y, además no va a haber vino, pues va a ser difícil de hacer el reclutamiento de cerebros ya que una misión a Marte implica un plazo mínimo de dos años.
–¿En qué grado de desarrollo se encuentra MartianWineFederation.org?
-Ya hay gente estudiando cómo cultivar plantas en Marte. Para llegar a tener un Malbec marciano hay que hacer primero una adaptación de la materia genética, es decir, buscar una cepa que se adapte a las condiciones marcianas. Sabemos que el regolite -el suelo marciano, que no podemos llamar tierra-, es parecido a algunas tierras volcánicas de Malargüe.
Buscamos una bodega que quiera tener la primicia de poner las primeras 1.000 botellas en cajas de micelio”.
Mike Tango Bravo
Hay que pensar también en cómo vamos a construir en Marte las máquinas necesarias para hacer vino, los procesos para usarlas, el tema del packaging, cómo lo vamos a fraccionar y todo eso. Por ahora estamos trabajando con Patricio Santos en el desarrollo de los protocolos de experimentos, diseño de procesos, el marketing, etcétera. La financiación de todo esto es parte del proyecto de Open Vino, de criptomonedas.
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-Hablando de packaging, uno de los motivos de esta entrevista son tus cajas de embalaje creadas a partir de un hongo…
-Sí, son las cajas de micelio para las botellas, fabricadas con los restos de la poda, en lugar de la caja de cartón o de madera. Se hacen con sólo dos ingredientes: los sarmientos triturados y un hongo que le inoculamos. Esto lo trabajamos con Stefano Gallerani, un diseñador industrial joven de Mendoza y con dos micólogos de Bahía Blanca: Pablo Postensky y Kevin Garners. Hasta ahora creo que somos los primeros en aplicar la biofabricación utilizando restos de la viticultura de la producción propia para hacer el packaging.
Ya tenemos el hongo seleccionado y calificado. Mi interés es que otras bodegas quieran hacer crecer sus propias cajas de embalaje dentro de su bodega, su finca. Yo lo voy a hacer con mis vinos Costa Flores, pero no puedo tener el impacto de marketing que una bodega grande puede lograr siendo la primera bodega en cultivar sus propias cajas. Queremos que se expanda a otras bodegas. No busco hacer una fábrica de cajas, ni vender licencias o patentes. La idea es facilitar el acceso abierto y gratuito, open source, a ese contenido. Sin embargo, para usar libremente esa tecnología, deberían pertenecer a un círculo que se llama Open Vino DAO -Decentralized Autonomous Organization.