El proyecto, promovido por la Unión Europea y el Gobierno de Navarra, España, logró desarrollar un modelo predictivo exitoso para disminuir el empleo de productos fitosanitarios en una lucha sostenible contra el oídio. La herramienta puede adaptarse a cada localización y realizar una detención temprana de esta enfermedad, que provoca importantes pérdidas en la cosecha y en la calidad de la uva, además de tener un fuerte impacto económico.
La bodega española Pagos de Araiz, perteneciente al grupo Masaveu Bodegas, con el apoyo de un programa de investigación de la Unión Europea (UE), desarrolló varios proyectos de investigación para respetar y mejorar el ecosistema que rodea las labores vitivinícolas. El objetivo general del desarrollo ha sido controlar el estado vegetativo e hídrico del viñedo mediante la teledetección, para luchar contra el cambio climático. Y uno de ellos, cuyos resultados se presentaron a mediados de diciembre de 2022 en Navarra, España, se centró en las enfermedades biológicas en el viñedo y su prevención.
Se trata del Proyecto Oivina, que consiguió desarrollar un modelo predictivo que, a su vez, permite disminuir el empleo de productos fitosanitarios en una lucha sostenible contra el oídio (causado por el hongo Uncinula necator y que es una de las enfermedades más graves que produce importantes pérdidas de cosecha e impactos económicos).
Los fungicidas químicos se aplican generalmente de forma sistemática sin tener en cuenta el nivel de riesgo real cuando muchas de las aplicaciones de estos productos son prescindibles, generan un gasto económico innecesario, se acumulan en suelos y filtran a acuíferos, dañando el medio ambiente e incluso la salud humana.
La herramienta, en este caso, se adaptó a las condiciones agroclimáticas particulares de Navarra, pero que está prevista para utilizar, con los parámetros de geolocalización correspondientes, en otros lugares del mundo, previo convenios para compartir la tecnología. Para avanzar en la predicción, se han tenido en cuenta factores como los manejos de cultivo que se realizan en el viñedo. En suma, se trata de una serie de acciones para hacer frente al cambio climático como, por ejemplo, medidas enológicas para la corrección de la acidez, técnicas microbiológicas para reducir el grado alcohólico, medidas de adaptación sobre viñedos ya establecidos o medidas culturales para retrasar la maduración de la pulpa.
En este sentido, el proyecto implementa y combina tecnologías de agricultura de precisión como los sistemas de información agroclimática basadas en sensores y tecnología que facilitan la recolección de datos de las parcelas a estudio para obtener información relevante. Además, incorpora el modelo desarrollado a una herramienta integral de monitorización de cultivos (DSS), de manera que el usuario final pueda disponer no solo de información acerca del riesgo de oídio sino también de otras enfermedades potenciales.
La nueva herramienta responde a los lineamientos de la estrategia Europa 2030. El proyecto está enmarcado en el Programa de Desarrollo Rural de Navarra 2014-2020, financiado por la Unión Europea y el Gobierno de Navarra. Ha sido desarrollado en colaboración con la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra, el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente-Sección de Viticultura y Enología, Bodega Otazu Sau y Bodega Cirbonera Sociedad Cooperativa.
Efectos del cambio climático en el viñedo
En la actualidad, Pagos de Araiz posee 32 hectáreas de viñedo acorde a los criterios de Agricultura Ecológica y 210 siguiendo pautas de Producción Integrada con el objetivo de transformarlas en ecológico en un futuro a medio plazo.
Una de las medidas adoptadas para la mejora de la sostenibilidad en la finca son la reforestación para evitar la erosión del suelo, reducir la huella de carbono y facilitar la proliferación de insectos polinizadores y depredadores reduciendo el uso de pesticidas y herbicidas. En lo que respecta al control y el uso del agua, la bodega prioriza la optimización del agua del riego realizando un seguimiento a través de sondas de humedad.
Esta bodega ha obtenido, además, recientemente el sello Wineries For Climate Protection (WFCP) que acredita que es una bodega medioambientalmente sostenible, siendo una de las cincuenta bodegas de toda España que tienen esta certificación.
Sobre la bodega Pagos de Araiz
Con la adquisición de la Finca de Pagos de Araiz en Olite, por la familia Masaveu en el año 2000, germinó un proyecto atrevido en la tradicional Denominación de Origen (DO) Navarra. Esta apuesta comenzó con la construcción de una bodega vanguardista de 14.000 m2 y de estilo château, situada en las afueras de la villa medieval Olite.
En los tres años siguientes, se plantaron alrededor de las instalaciones, en esa finca de 300 hectáreas, 240 de viñedos propios de distintas variedades de uvas (tempranillo, graciano, garnacha, merlot, cabernet sauvignon, chardonnay y syrah). Su innovadora forma de gestión y una amplia oferta enoturística, conecta Pagos de Araiz al peso histórico, natural y vitivinícola del entorno con el arte y la gastronomía. Pagos de Araiz permite a los visitantes disfrutar del mundo del vino y del arte en un territorio vitivinícola clásico y emergente al mismo tiempo.
Fuentes: Tecnovino y Proyecto Oivina (Gobierno de Navarra, España, y Unión Europea)