En 2007 nació el grupo Altasur en Mendoza, Argentina, cuando tres profesionales de distintos rubros vinculados a la industria vitivinícola de esta provincia se unieron para comercializar los productos del grupo Diam Bouchage. Tres años antes, en 2004, la empresa francesa líder global del sector lanzaba sus primeros tapones de microesferas de corcho aglomerado, totalmente libres de TCA (sabor a corcho) y con ingreso controlado de oxígeno. Desde esa época, la compañía con sede en Mendoza y la empresa francesa trabajan juntos para lograr la perfección del vino. Esa alianza les ha permitido proveer este revolucionario producto a cientos de bodegas de toda América y asegurar la crianza y guarda del vino hasta por 30 años en millones de botellas.
El Grupo Altasur, de fuerte presencia con sus productos en la mayoría de las bodegas argentinas y sudamericanas, nació a principios de la década del 2000 a partir del trabajo de Alejandro Karnincic como agente comercial directo de DIAM. Luego, Altasur comenzó a crear un equipo de trabajo con Amelia Bianchi y Leandro Benedetti. Al cabo de algunos años se incorporó el enólogo Aurelio Sesto, y con él Altasur Argentina SA fue expandiéndose cada vez más.
Con la representación de los tapones DIAM, uno de los productos de Altasur más reconocidos y demandados, hoy la empresa llega a Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú y Ecuador. Así como Altasur expande sus horizontes geográficos, también amplía su oferta de productos y servicios enológicos con las marcas Seguin Moreau, Vivelys y Boisé.
Grupo Altasur lleva 20 años revolucionando la forma en que se guarda y envejece el vino en Sudamérica. De la mano de la empresa francesa Diam Bouchage y sus tapones tecnológicos de corcho, juntos han creado una nueva tradición para los viticultores: la eliminación total garantizada del TCA (el famoso gusto a corcho por contaminación del vino) y un control preciso de la entrada de oxígeno que se adapta a cada vino, asegurando su evolución perfecta en botella.
En 2004 nació el primer tapón DIAM, el cual obtuvo el premio a la innovación en la feria Vinitech Sifel. El año anterior, se había construido «Diamante», la primera fábrica de tratamiento de los corchos con CO2 supercrítico. En 2012, llegaron a producir 1.000 millones de tapones al año. Actualmente, en el mismo tiempo, se venden 2.000 millones de tapones.
De agentes comerciales a fabricantes
Sobre los comienzos de la fructífera alianza entre la naciente empresa mendocina Altasur y el Grupo Diam Bouchage fabricante de los corchos tecnológicos, uno de los fundadores y actual gerente comercial de Altasur, Leandro Benedetti, recuerda: «En 2007, junto con Alejandro Karnincic (ingeniero químico, otro de los socios fundadores y actual director), nos lanzamos ya no como agentes sino como distribuidores de DIAM para América del Sur. Nos dan exclusividad, sólo nosotros, territorialidad en toda América del Sur y temporalidad, por cinco años».
Por su parte, Alejandro Karnincic relata: «Cuando llegamos al tope de crecimiento, viajamos a Francia, y dijimos que nos hacía falta acercar la fábrica al cliente. Y nos dicen de nuevo: ‘propónganos algo’. Y dijimos que había que poner una fábrica a Argentina. Ahí conocimos a Aurelio Sesto (enólogo, otro de los directores de Altasur), quien puso las máquinas, aparte de la experiencia, para perfeccionar la logística».
DIAM es más que un tapón; es la garantía de que cada botella cuente su historia, sin riesgo de gusto a corcho, preservando la esencia y el carácter único de cada vino.»
Dominique Tourneix, director de DIAM Bouchage
A su turno, el enólogo y director de Altasur Aurelio «Lilo» Sesto, cuenta: «Yo venía de la industria del corcho, trabajé con Juvenal en Chile, Brasil y Argentina. Les va mal y me entregan en forma de pago las máquinas. Un cliente de ellos me dice: ‘¿por qué no hablás con Alejandro…?’ Eran máquinas para tratamiento, marcado y envasado de corchos, para entregarlos al cliente a medida y evitar las demoras de entrega desde Chile. Ahí empezamos nuestra relación y a producir»
«En esa época -completa Sesto-, algo conceptual, se miraba el micro granulado (tapón aglomerado) como algo de baja calidad, y al corcho natural como de alta calidad. Yo, que venía del natural, veía el espectro de defectos que producía, porque no hay uno igual al otro. En cambio, los DIAM son perfectamente definidos, todos iguales…»
El francés Dominique Tourneix, director de Diam Bouchage a nivel global, y el mendocino Aurelio «Lilo» Sesto, enólogo y director de Altasur, juntos en el stand de DIAM durante la Feria Simei 2022 en Milán.
Interviene Karnincic, recordando: «Ahí se ganó el juego, haciendo énfasis en los puntos técnicos fuertes. Organolépticamente era increíble, estaba comprobado, pasaba el tiempo y ya nadie hablaba del TCA. Empezaban a notar a sus vinos y espumantes diferentes».
Sobre cómo se solucionó el problema del TCA (sabor a corcho), Benedetti explica: «El TCA se puede sacar por lixiviación, como se saca la cafeína al café, o la teína al té, mediante el CO2 en estado supercrítico. Así nace este primer sistema de limpieza, que sigue siendo el mejor en el mundo porque te asegura la homogeneidad de que todos los corchos van a ser iguales».
Y agrega Sesto: «El método se crea entre 1952 y 1958, y no es más ni menos que estabilizar el estado de la materia, con presión y temperatura, para lograr un proceso supercrítico y aprovechar las propiedades gaseosas para poder entrar en las moléculas y lograr la limpieza. La rueda estaba inventada pero la adaptaron perfectamente bien».
Alejandro Karnincic, Lilo Sesto, François Margot (director Comercial y de Márketing a nivel global) y Leandro Benedetti.
Acerca de la actualidad de Altasur, Karnincic explica: «Más allá de DIAM, nosotros somos el Grupo Altasur Sudamérica que representa a DIAM, y hace tiempo estamos trabajando mucho en lo humano, en el servicio que queremos dar. La gente de producción, de márketing, logística, todos saben qué deben hacer, los objetivos a corto y largo plazo. Para nosotros es fundamental trabajar con profesionales. Recordemos que empezamos tres gatos locos, Amelia, Leandro y yo, y hacíamos absolutamente todo. Hoy somos cerca de 80 personas y podemos decir que tenemos un equipo detrás, que es el equipo Altasur y representa a DIAM. En ese capital humano es en lo que no vamos a dejar de invertir».
Parte del equipo del Grupo Altasur en Mendoza.
Qué es el TCA que DIAM eliminó de sus tapones
Según la definición de la conocida y consultada obra «El vino de la A a la Z», «TCA son las siglas que abrevian el compuesto aromático llamado 2,4,6 – Tricloroanisol, uno de los causantes del defecto del vino conocido como acorchado. El TCA es un anisol, que se produce por la actividad de microorganismo, como el popular hongo penicillium, y la presencia de productos purificados con cloro. Por lo tanto, donde estén presentes fenoles, hongos y cloro existirá el riesgo de que aparezca el TCA. Debido a que sólo algunos años atrás se creía exclusivamente ligado al uso de corchos naturales contaminados, se creó la necesidad de reemplazar estos sellos orgánicos por nuevos sellos alternativos, como resultaron ser los tapones sintéticos y los screwcaps. Paralelamente, la industria corchera comenzó a desarrollar importantes cambios en sus procesos de producción, para eliminar sus fuentes de contaminación.»
El equipo de Grupo Altasur en la fábrica de Chile.
El testimonio de los especialistas
Tres reconocidos expertos de otras tantas bodegas mendocinas aportaron su relato sobre la experiencia de trabajar con los tapones de DIAM.
«En el proyecto de Bodega Sposato, nos comprometemos a preservar la calidad de nuestros vinos a lo largo de su vida en botella. Para lograrlo, utilizamos tapones Diam en todas nuestras líneas, garantizando así la integridad sensorial de nuestros productos. Los clientes pueden almacenar nuestros vinos con la certeza de que, al momento de descorchar, la calidad está asegurada. Además, este tipo de corchos nos permite proteger nuestros vinos de contaminaciones indeseables, como el TCA.»Fernanda González (enóloga Sposato).
«La garantía proporcionada por DIAM representa una protección tanto para el técnico como para el consumidor. La falla de un tapón puede comprometer el esfuerzo de un año entero y arruinar la expectativa de disfrutar vinos de larga guarda, ya sea por defectos como TCA o por la falta de expresión. Para el consumidor, esto representa una mayor seguridad al momento de adquirir un vino. Desde mi perspectiva como enólogo, valoro el tapón técnico por su dualidad en este contexto. En Bodegas López, hemos implementado el proyecto de Clínica de Reencorche en colaboración con Grupo Altasur y DIAM. Elegimos esta opción para asegurar que los vinos de 1970, 1980 y 2000, conservados en óptimas condiciones por nuestros clientes, cuenten con 30 años más de garantía. Esta es una ventaja exclusiva que solo un tapón técnico como DIAM puede ofrecer.» Juan Pablo Lopez (Enólogo Bodegas López).
«El uso de tapones DIAM se justifica principalmente por su efectiva solución a los problemas de anisoles, en particular la presencia de TCA y TBA, que afectaron la calidad de vinos de alta gama en el pasado. Esta experiencia nos obligó a pensar los microaglomerados, y allí aparece DIAM, lo que resultó el cambio a estos tapones en todas nuestras líneas de alta gama. Además de su capacidad para mitigar riesgos de contaminaciones, los tapones DIAM ofrecen un rendimiento técnico y físico superior, destacándose por su excelente recuperación. Sin lugar a duda, ¡son una opción que satisface nuestras exigencias, a mí me encantan!» Juan Pablo Murgia, Gerente técnico Grupo Avinea.