Un joven abogado porteño, aficionado al vino y su cultura, simpatizante aunque no militante del gobierno de Javier Milei, es por estos días uno de los personajes más requeridos por los periodistas argentinos e incluso internacionales que buscan destacar el lanzamiento del «vino del presidente», un espumante hecho en Mendoza con dedicatoria a sus denostados rivales del «zurdaje». «Lágrimas de zurdo» está elaborado con uvas chardonnay y chenin de Luján de cuyo, salió al mercado local hace menos de un mes a un precio sugerido de $18.900, y las 2.000 botellas iniciales ya se agotaron, por lo que Agustín Kloster (35), el ideólogo de la marca y el lanzamiento, ya le encargó a la bodega Crowdfarming.Wine 20.000 botellas más.
Por Pedro Straniero, editor de Enolife
El 23 de abril de 2024, el presidente argentino Javier Milei realizó un desafiante posteo en sus redes de Instagram y X. Fiel a su estilo, publicó una imagen de un león (macho, bien melenudo) con una pata agarrando una taza de café con la inscripción «lágrimas de zurdo». Fue su respuesta, irónica si se quiere, a la impactante marcha universitaria que pedía mantener los presupuestos para las casas de estudio y en defensa de la educación pública, realizada ese mismo día. El posteo se hizo viral, muy festejado por los seguidores del mandatario. A partir de entonces, cada tanto ha reaparecido en publicaciones, arengas y actos oficiales la frase «lágrimas de zurdo», en alusión al supuesto lamento de los izquierdistas opositores de Milei.
Agustín Kloster (35), un joven y emprendedor abogado porteño, conocido del vocero presidencial Manuel Adorni y del propio presidente Milei, advirtió la fuerza de la provocativa frase y, previa consulta al líder libertario, se puso en campaña para hacer el vino, que resultó un espumante, ese néctar burbujeante al que los argentinos llamamos coloquialmente «champú», una deformación humorística de «champagne». O sea, por un lado buscó poner en el escenario una de las estrategias predilectas del presidente, la de desafiar a sus adversarios, para lograr un impacto mediático-político; y por otro lado intuyó una veta comercial, «la vio», como también decimos por estos «pagos». Pero atendamos a cómo el propio Agustín cuenta la historia.
Apuesta redoblada
Tal vez hasta los propios «zurdos» tengan ganas de brindar con el champú que los «gasta», porque el nombre es muy ingenioso, y además pinta un momento de la historia actual argentina. Más allá de que sea o no rico -todavía no lo probamos, estamos esperando el regalo del presidente- ¡es un vino de colección!
«Cuando el espumante estuvo embotellado, le regalé una caja a Manuel Adorni, y Adorni lo llevó al festejo del primer año de gobierno», comienza contando Agustín.
Y aclara: «El nombre no se me ocurrió a mí, se le ocurrió al presidente… En abril pasado, después de la marcha universitaria, subió una imagen a X e Instagram con la inscripción ‘Lágrimas de zurdo’. Y eso es realmente una actitud disruptiva, distinta a la de cualquier político, fue como redoblar la apuesta, a la vez que tratar de tranquilizar la situación… Y eso me inspiró».
“Cuando viajás al exterior, en vez de Messi o Maradona, ahora te dicen ‘Ah, Milei’‘, refuerza su fundamentación el abogado. «Es un fenómeno mundial -considera-, y ese cambio quedó resonando en mi cabeza. Un amigo descorchó un espumante en una fiesta de cumpleaños y ahí me dije: ‘Es esto, tiene que ser un espumante lo de lágrimas de zurdo, queda chica la imagen en la taza del posteo, la gente tiene que tener algo real para festejar…»
«Lágrimas de zurdo» explotó después del pasado 3 de diciembre, cuando el propio Javier Milei compartió una foto de la etiqueta del espumante, que tiene la imagen del león-alter ego del presidente. La publicación obtuvo unos 130.000 likes y desató la euforia libertaria, por lo que la línea de WhatsApp que Kloster divulgó para la venta colapsó de tantos pedidos.
Después de este alumbramiento, Agustín comenzó a contactarse con bodegas de Mendoza, «porque yo viajo bastante allá por mi trabajo, y conozco bastante de vinos«, cuenta. «Y bueno, encontré a unos muy buenos profesionales que me hicieron el proyecto», agrega refiriéndose a la empresa Crowfarming.Wine, comandada por el joven ingeniero agrónomo y enólogo Francisco Evangelista (ver nota de Enolife 17/7/24: El enólogo emprendedor de Luján que hizo realidad el sueño del vino propio a 80 clientes del mundo). Y desliza con picardía: «Desde ya que el nombre es polémico, no creo que los zurdos estén entre los clientes que va a buscar este champagne… Bueno, no sé…».
¿Una movida política o un negocio?
Con respecto al objetivo del lanzamiento, Agustín reflexiona: «Nosotros lo que hicimos fue tomar una idea rupturista y convertirla en una marca, y las marcas no se meten en política, le escapan a la política. Nuestro valor agregado es eso… Porque yo no milito para el partido libertario, no tengo una posición política, sólo una opinión personal. Lo que yo vi es que había una situación de contexto, quería aprovechar y compartir ese sentimiento que tienen muchos, darle forma, y bueno, lo que hicimos fue darle forma de vino».
Muchos podrán pensar que la movida de Agustín tiene un fin político, que está pensada para impulsar las ideas libertatrias en este próximo año cuando habrá elecciones parlamentarias. A lo que el abogado-comerciante responde: «Esto no es una chicana de turno, yo creo que es una herramienta, es cierto que podría ser una herramienta política, un símbolo, vamos a ver cómo sigue. Por ahora, como tenemos pedidos de muchas partes del mundo, nos dedicamos a satisfacer esa demanda…»
Cuando se lo llevé a Adorni se mostró muy agradecido. Nos interesó mucho el tema de que los propios argentinos podemos invertir en Argentina, porque muchas veces se subestima al argentino, diciendo que las inversiones tienen que ser extranjeras. Los argentinos también podemos invertir».
Agustín Kloster
«No tengo ningún vínculo con el partido»
En la continuidad de la charla, Agustín insiste en que no milita en La Libertad Avanza ni tiene vínculos con el oficialismo. Según cuenta, en las elecciones PASO de agosto del 2023 votó a Patricia Bullrich, por entonces precandidata presidencial de Juntos por el Cambio, ahora reciclada como ministra de Seguridad de Milei. Luego, por alguna razón que no detalla, su voto cambió en las elecciones generales y el balotaje, en las que se inclinó por el libertario. “No tengo ningún vínculo con el partido, soy una persona que analiza el contexto y acciona en consecuencia”, asegura Agustín.
Consideraciones aparte, el hecho es que el «champú» «Lágrimas de zurdo» está resultando un éxito comercial, con 2.000 botellas ya vendidas y pedidos por 5.000 más, lo que motivó a su productor a encargar 20.000 botellas más para continuar con la venta.
El espumante cuesta $18.900, y tiene un descuento en la caja por 6, que queda a $96.390. Es un blend de uvas Chardonnay (80%) y Chenin (20%) cosecha 2023, de viñedos de Luján de Cuyo ubicados a 1.050 metros de altura, con una capacidad de guarda estimada en 10 años. Fue elaborado con el método tradicional para los espumantes, con una segunda fermentación en botella. En las notas de cata de la etiqueta se lee «aromas de frutas cítricas y manzana verde, con un toque de brioche y un final crujiente».
Se puede comprar a través de la página web lagrimasdezurdo.com, el Instagram @lagrimaszurdo, comunicándose al email info.lagrimasdezurdo@gmail.com, o llamando al teléfono +54 9 11 5995-8590.
El desafío está reiterado en una de los spots de presentación de la marca: “Para pequeñas o grandes ocasiones, descorchar ‘Lágrimas de zurdo’ es un ritual, es la victoria del espíritu democrático. ¿No les gusta? Hubieran ganado”
Para el final le tiramos una idea al emprendedor Agustín Kloster, que no nos sorprendería que tomase: los próximos vinos libertarios podrían llamarse «Degenerado fiscal», «Lamento sindical» o tal vez «Llanto de periodista», habituales protagonistas de los embates del presidente. En tal caso, reclamaremos al menos una botellita de regalo.