Desde los caballeros de las leyendas medievales hasta Indiana Jones, pasando por los nazis, el Santo Grial es la reliquia más preciada y deseada de la cristiandad. Su búsqueda es una de las misiones más sagradas.
El vino ha sido una de las bebidas más importantes dentro de las Sagradas Escrituras. De hecho, en toda la Biblia sólo se nombran tres bebidas: agua, leche y vino. Más allá del valor simbólico que adquiere el caldo en el pasaje de la Última Cena, y que ha perdurado hasta los días actuales a través de las liturgias eucarísticas simbolizando la sangre de Jesús, hay una pregunta, incluso un misterio, que ha generado cierta curiosidad mundial: ¿qué tipo de vino fue el que consumió Cristo en esa cena? Se conocen al menos 31 estudios diferentes que intentan develarlo.
Vino tinto en Palestina
La propia Biblia asegura en uno de sus pasajes que lo primero que hizo Noé cuando bajaron las aguas del diluvio fue plantar una viña. Una bebida que también ha estado presente en otros capítulos históricos, como el de la Última Cena.
El Imperio Romano fue una de las civilizaciones que propagó más enérgicamente el cultivo de la vid, plantándola en gran parte de su extenso territorio.
Aunque el vino preferido por los romanos era el blanco, en las regiones de Palestina se consumía más el vino tinto, que es el tipo de caldo que siempre se nombra en la Biblia. Aún así, en esa zona también existía la práctica de agregar al vino agua, e incluso miel o especias. Una técnica que, unida a otros métodos como dejar las uvas expuestas a la acción de humo caliente, le daba a la bebida cierto sabor ahumado.
Syrah: cepa de origen persa
Entre los estudiosos del vino de la época hay discrepancias acerca de las variedades de la uva de aquellos tiempos. No es fácil establecer de qué cepas actuales fueron las ancestrales, aunque la mayoría de los expertos reconoce que sería el antepasado de la actual syrah, una cepa que tendría su origen en Persia.
Es por ello que, según algunos entendidos del tema, el vino que bebió Jesús en la Última Cena, durante la época de Pascua, habría sido, con cierto margen de error, un caldo denso, de cierto cuerpo, con un breve añejamiento, una graduación alcohólica en torno a los 14 grados, procedente de las uvas parientes de la que hoy se conoce como syrah.
Recreación histórica
Por su parte, científicos israelíes de la Universidad de Ariel, en Cisjordania, están tratando desde hace unos años de recrear el caldo existente en la época de Jesucristo.
Con el objetivo de que esta bebida alcohólica sea igual a la consumida hace aproximadamente 2.000 años, los investigadores se están sirviendo de semillas de uva antiguas para realizar diversas pruebas genéticas. Así, estiman que podrán extraer el material genético de uvas milenarias a partir de sus simientes para posteriormente transferirlo a diversas variedades de uvas israelíes locales y, finalmente, poder conseguir la réplica exacta.
A estos estudios genéticos habría que añadir los realizados sobre fragmentos de vasijas de barro, destinadas a contener vino, encontradas en las ruinas de algunos de los templos judíos.
Por el momento, han identificado 120 tipos de uva distintos que crecían en la antigua Israel hace unos 2.000 años.
El primer paso ha sido intentar rescatar una variedad de uva que existió en aquella época conocida como “Dabouki”, una variedad autóctona israelí. Pero desde la Universidad de Cisjordania, que ahora trabaja en base a 20 variedades, aseguran que todavía deberán pasar algunos años antes de poder probar un brebaje similar al que se sirvió durante la Última Cena, aunque en 2014 lograron llenar unas 2.500 botellas de vino a partir de las uvas “Maaravi”, variedad desaparecida alrededor del año 220 d.C y que fue rescatada gracias a las investigaciones de enólogos y arqueólogos.
Entre los profesionales que participaron de la investigación se destaca el doctor en agricultura Drori, productor y dueño de una bodega boutique de vinos llamada Gvaot, donde identificó unas uvas pequeñas, de tono blancuzco y con mucho dulzor.
Este grupo de investigadores se ha visto apoyado por otros científicos y por el poderoso e influyente Fondo Nacional Judío, que es una antigua organización sionista, que entre sus muchos intereses, ha ayudado a transformar el paisaje agrícola de Israel.
La variedad autóctona israelí, Dabouki.
Dabouki, es una variedad originaria de la Tierra Santa. Sin embargo, a diferencia de las otras variedades autóctonas de las que se habla, Dabouki se cultivaba en Israel. Otros varietales como Marawi, Hamdani, Jandali y Baladi se cultivan en viñedos manejados por los palestinos, principalmente en las regiones de Belén y Hebrón.
De este varietal se han encontrado viñedos de 60 años en el Valle de Alona, en las estribaciones orientales del Monte Carmelo. Las uvas se cosecharon a mano, el vino se fermentó en acero inoxidable y se dejó en sus lías para fomentar la complejidad del sabor. El resultado no es el mejor vino blanco del mercado, pero es uno de los más interesantes y más auténticamente israelíes.
Interrogantes abiertos
También es destacable la investigación de dos arqueólogos italianos, Generoso Urcioli y Marta Berogno, que usaron versículos de la Biblia para estudiar sobre la época de Jesús. Entre sus conclusiones, en las que aseguran que la Cena no se hizo en una mesa rectangular, sino que Jesús y sus apóstoles estaban sentados en el suelo con almohadones, explican que en esa velada también se sirvieron estofado de arvejas, carne de cordero, aceitunas, salsa de pescado y hierbas amargas.
Otras voces aseguran que lo que Jesús bebió no fue vino sino jugo de uvas, o que el caldo de la velada no era vino fermentado. Lo que parece evidente es que resulta prácticamente imposible determinar qué gustos o aromas similares a los actuales podría tener ese vino, aunque también son muchos los estudiosos que coinciden en señalar que si tuviéramos la posibilidad de probarlo en la actualidad, como pretenden los expertos de la Universidad de Ariel, tendría muchas notas de sabor que no serían de nuestro agrado. Aunque ni siquiera esta afirmación es demostrable.
Fuentes: https://www.lavanguardia.com (Albert Domenech, Barcelona) y https://sibaris.com.mx