La Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV) celebra este 2024 su centenario. Ha sido un siglo de contribuciones al sector de la vid y el vino en todo el planeta. A través de sus resoluciones, la OIV desempeña un papel fundamental en el sector, normatizando, regulando y guiando a la industria. Una de esas resoluciones, entre las más importantes por su influencia y por constituir una referencia clave, fue la definición del concepto de “terroir”, expresado el 25 de junio de 2010 en la norma OIV/VITI 333/2010 -cuyo enlace figura más abajo.
El “terroir” vitivinícola es un concepto que se refiere a un espacio sobre el cual se desarrolla un saber colectivo de las interacciones entre un medio físico y biológico identificable y las prácticas vitivinícolas aplicadas, que confieren unas características distintivas a los productos originarios de este espacio. El “terroir” incluye características específicas del suelo, de la topografía, del clima, del paisaje y de la biodiversidad.
Debieron transcurrir casi 10 años de debates para que los expertos de la Comisión “Viticultura” de la OIV lograran un consenso sobre esta definición armonizada de “terroir”. Para la OIV, la materialización de esta definición compleja y de alcance mundial representa un gran logro.
En el derrotero de este proyecto de resolución, el Simposio Internacional sobre los Terroirs y Paisajes celebrado en Burdeos y Montpellier en 2006, bajo el patrocinio de la OIV, fue un acontecimiento decisivo, que propició importantes aportes a los trabajos del Grupo de Expertos de la OIV “Medioambiente vitícola y Cambio Climático” para avanzar hacia una definición de “terroir”.
Finalmente, el 25 de junio de 2010, en Tiflis, Georgia, la Asamblea General de la OIV aprobó la Resolución OIV/VITI 333/2010, por la que se establece la definición de «terroir» vitivinícola
Benjamin Bois: «Factores naturales que interactúan con la planta»
Según explica el experto Benjamin Bois, ex presidente de la Comisión “Viticultura” de la OIV entre 2015 y 2017, el origen geográfico está estrechamente asociado a la calidad de los productos vitivinícolas y, en concreto, del vino. Esta relación entre el lugar y el sabor de los productos agrícolas, que probablemente se remonta a la Antigüedad, se formalizó en la noción de “terroir”. Este término, de origen francés, surge en el siglo XII para designar en un primer momento a una zona agrícola y, luego, a un suelo que confiere propiedades singulares al vino.
Durante el siglo XX, el “terroir” se convierte en un concepto que expande la influencia del lugar sobre la calidad del producto hacia un número amplio de elementos naturales y antropogénicos. Por tanto, el suelo, el clima, el terreno, pero también el entorno biológico de la vid, constituyen factores naturales que interactúan con la planta, cuyas variedades o incluso clones plantados y cultivados según los designios técnicos del viticultor producirán uvas con características intrínsecamente vinculadas a estos diferentes factores. En cuanto al vino, los métodos de vinificación y crianza, en ocasiones muy específicos de una región vitivinícola, conducirán a la obtención de un producto con aromas y sabores característicos de su lugar de producción: una región, un pueblo o, incluso, una parcela.
Peter Hayes: «Sirve de guía para la asignar una DO»
Por su parte, Peter Hayes, presidente honorario de la OIV, precisa que gracias a los aportes de expertos de diversas disciplinas (suelo, clima, viticultura, ciencias sociales, enología, economía y marketing), la tan esperada definición de «terroir» vitivinícola (Resolución OIV/VITI 333/2010) establece una referencia clara a nivel mundial para este término complejo y ampliamente difundido.
Dado que “terroir” es el término preferido en los sectores de las relaciones públicas y los medios de comunicación a la hora de abordar cuestiones de marketing y promoción, y puesto que este término sirve de guía en muchas políticas y prácticas regionales y sectoriales, como es el caso de la denominación de origen, la amplia aceptación y coherencia en su uso garantizan una comunicación fluida con nuestras numerosas y diversas audiencias.
Fuentes: OIV y Vinetur