El 30 de marzo, desde el Centro Espacial Kennedy de Florida, EEUU, partirá al espacio el satélite Saocom 1B, fabricado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) en colaboración con el INTA y otras 80 empresas tecnológicas de nuestro país. Con la información que capturen el Saocom 1B y su antecesor, el Saocom 1A, sobre la humedad de los suelos permitirá mejorar la eficiencia en el manejo de los cultivos. La tecnología de observación de la Tierra también aportará al desarrollo de políticas públicas sobre humedales y bosques.
A finales de marzo de este año, Argentina llevará al espacio un nuevo satélite de observación de la Tierra. Se trata del Saocom 1B, de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que permitirá mejorar los servicios brindados por su hermano gemelo, el Saocom 1A, lanzado en 2018. Uno de sus principales objetivos será aportar información útil para la toma de decisiones en el sector agropecuario.
El satélite ya partió desde Bariloche en el avión Antonov AN 124 hasta el Centro Espacial John F. Kennedy (Florida, EEUU). El 30 de marzo es la fecha por agendar para ver el lanzamiento de este satélite de 3 toneladas.
Los dos satélites que forman parte de la misión Saocom fueron desarrollados y fabricados por la Conae junto con la empresa Invap, contratista principal del proyecto, la firma pública VENG, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Laboratorio GEMA de la UNLP, entre las 80 empresas de tecnología e instituciones del sistema científico tecnológico del país. Además contó con la colaboración de la Agencia Espacial Italiana (ASI).
Se trata de los primeros satélites argentinos equipados con un radar de apertura sintética (SAR, por sus siglas en inglés Synthetic Aperture Radar), que trabaja en la porción de las microondas en banda L del espectro electromagnético.
Estos radares son capaces de medir la humedad del suelo. Con esta información es posible hacer más eficiente el manejo de enfermedades en cultivos y su fertilización, gestionar emergencias tales como inundaciones, desplazamientos del terreno y detectar derrames de petróleo.
Laura Frulla, investigadora principal de la Misión Saocom, destacó que “el desarrollo de toda la Misión fue un desafío muy importante para la Argentina, porque no teníamos conocimientos previos sobre la tecnología para la construcción y puesta a punto de satélites de este tipo”. Y agregó: “Dominar la tecnología de observación con radar es un gran avance que nos da independencia y soberanía tecnológica”.
“Para nosotros el aporte agropecuario del INTA fue fundamental y en particular los protocolos aportados por Francisco Damiano, especialista en agrohidrología y física de suelos, quien trabajó con nosotros desde el Instituto de Clima y Agua del INTA”.
Laura Frulla, investigadora de la Misión Saocom, sobre la importancia del rol del INTA.
Francisco Damiano, especialista en agrohidrología y física de suelos del INTA, puntualizó que con las mediciones del radar es posible conocer la permitividad de los suelos, a partir de la cual se obtiene la humedad del suelo, un factor crítico para la producción agropecuaria. “Además de indicar si avanzar con la siembra de un cultivo en particular, la información que nos brinde este satélite argentino nos alertará con anticipación la posibilidad de ocurrencia de una enfermedad de cultivos y servirá para diseñar diversas estrategias de fertilización. Todas prácticas asociadas a la humedad en el suelo. Los Saocom son los únicos satélites que están dedicados a medir humedad del suelo en la región pampeana argentina, equipados con un radar SAR”, informó el investigador.
Los mapas de humedad de suelo serán elaborados sobre un área de interés de alrededor de 83 millones de hectáreas de la región pampeana argentina. Mediante un convenio de colaboración entre el INTA y la Conae, la información brindada por la Misión Saocom ayudará a que los productores sepan cuál es el mejor momento para la siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol. Asimismo, brindará soporte en relación al uso de productos químicos para el control de enfermedades en cultivos, en particular para la fusariosis en el trigo. Posteriormente, se prevé que la información brindada por el satélite sirva para tomar decisiones en otras regiones agrícolas, como Cuyo y el norte de la Patagonia.
Un elemento clave para la producción
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA aseguró que “la disponibilidad del Saocom representa un salto cualitativo y cuantitativo para muchas decisiones del sector agropecuario”, y adelantó que la nueva información brindada por la CONAE es valiosa para mejorar la calidad de los informes que realiza periódicamente el INTA y que distribuye a los productores mediante su red de agencias de extensión distribuidas en todo el país».
“No existe otra herramienta como los satélites para colaborar con el análisis espacio-temporal de las condiciones que se observan en el campo. Los datos satelitales son fundamentales para determinar el estado de los agroecosistemas, monitorear la vegetación y humedad en todas las zonas productivas”.
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA.
“El INTA siempre ha trabajado acompañando a la Conae en el Plan Espacial Nacional, desde su creación y en distintos proyectos. Para la Misión Saocom, la institución aportó al desarrollo y a la validación de aplicaciones estratégicas que permiten optimizar la fertilización de los cultivos y mejorar el manejo de enfermedades como la fusariosis, cuyas micotoxinas no sólo dañan al cultivo de trigo, sino que también pueden afectar a la salud humana.
El científico del INTA recordó que el agua representa un elemento clave para la producción agropecuaria. “Los datos más pedidos por el productor tienen que ver con el agua. Por eso intentamos mejorar los informes con el uso de distintos satélites, estaciones meteorológicas y automáticas, y radares de superficie. Pero los productores siempre piden más información para mejorar su eficiencia”, indicó.
En este sentido, destacó los servicios de los satélites de la misión Saocom para medir la humedad del suelo en momentos clave de las campañas agrícolas, como la siembra y la cosecha, así como para disponer de información para manejar las enfermedades de los cultivos y los momentos de fertilización. Además indicó que los mapas de humedad en el suelo disponibles en la actualidad no son precisos ni poseen una adecuada distribución espacial. “Hasta ahora la información se construye interpolando datos de diferentes puntos o zonas. Pero no son datos precisos, pixel a pixel, como los que puede medir un satélite”.
Por esa razón cobra relevancia la capacidad de los satélites Saocom con su radar SAR en banda L, diseñado para detectar la humedad del suelo y obtener información de la superficie terrestre en cualquier condición meteorológica u hora del día.
“Hay un sinnúmero de aplicaciones interesantes de los datos del Saocom para el agro”, destacó Mercuri y mencionó otros usos posibles también en áreas forestales y humedales. “Además hay mucho interés en mejorar el conocimiento y la eficiencia del uso del agua en cuencas de zonas áridas y semiáridas, desde su uso para riego hasta proyectos mineros”, concluyó Mercuri.
Políticas públicas: humedales y bosques
“Creemos que el sistema Saocom podría representar un gran aporte para el diseño de políticas públicas destinadas a la gestión de recursos naturales”, afirmó José Volante, coordinador del Programa Nacional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA. Al respecto, se refirió a los beneficios de los sensores radar para la leyes de bosques y de humedades.
Los Saocom podrían brindarnos nueva información sobre la altura de los árboles y de la cantidad de ejemplares ubicados en determinadas áreas, cuya medición actual es imprecisa y que son fundamentales para la Ley de Bosques.
“Los sensores ópticos no tienen la capacidad de traspasar las nubes ni la cubierta vegetal, entonces no podemos saber qué hay abajo. En cambio el sensor radar penetraría la copa de los árboles y eventualmente llegar al suelo, para determinar finalmente qué tipo de cobertura vegetal hay debajo y su altura”
José Volante, coordinador del Programa Nacional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA.
“También podrían ser un aporte importante para la Ley de Humedales que hoy se está discutiendo en la Argentina, que busca proteger estas áreas. Los sensores ópticos no pueden detectar si estamos en presencia del humedal. En cambio el radar podría colaborar con la detección de humedad de suelo, por lo cual también posee una implicancia en las políticas publicas”, concluyó Volante.
El orígen del Saocom 1B
Desde el año 2001, el Departamento Energía Solar de la CNEA se encuentra trabajando en el desarrollo de paneles solares para uso espacial en el marco de un contrato de asistencia tecnológica con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
La primera misión grande en la cual participó este equipo fue “Aquarius SAC-D”; como sus siglas lo indican, se trata de un Satélite de Aplicaciones Científicas. Este fue construido por INVAP y operado por la NASA y la CONAE desde junio del año 2011 al junio de 2015, cuando se declaró el fin de su misión.
El Departamento Energía Solar de la CNEA continuó con la fabricación de paneles con el satélite Saocom 1A, puesto en órbita en octubre de 2018, con un sistema de potencia un 50 % mayor que en la misión Aquarius SAC-D. Luego, siguió con los paneles solares de su gemelo, el Saocom 1B.
Fuente: INTA – energiaestrategica.com