En agosto de 2022, durante el 4to Encuentro Regional de Enoturismo del Noroeste Argentino (NOA), la provincia de Catamarca, con 2.830 hectáreas cultivadas de vid en 1.321 viñedos, presentó su Ruta del Vino. Un recorrido enoturístico que promete ser místico, combinado con la «Ruta del Adobe», donde se pueden conocer huellas de la cultura precolombina a través de ruinas de ciudades aborígenes construidas de piedra y barro. Y a estos atractivos se agrega la «Ruta de los Seismiles», para hacer turismo aventura, treking, escalada y andinismo entre los volcanes más altos del mundo.
Recorrer la ruta del vino de la provincia de Catamarca puede trasladarnos a eras precolombinas, hacernos sentir la fuerza de la tierra y sus colores con experiencias que llevan a convertir una degustación de vino en un momento místico, rodeado de montañas, volcanes y antiquísimas construcciones de adobe.
Transitando por la emblemática Ruta 40, columna vertebral de la República Argentina, entre Tinogasta y Fiambalá y sobre el valle de Abaucán, se puede conocer la «Ruta del adobe», un paseo por antiguas edificaciones coloniales construidas con ladrillo sin cocer, una pieza hecha de una masa de barro (arcilla y arena), mezclado a veces con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada al sol, que sirve como aislante térmico.
Allí se puede visitar un fuerte militar del siglo XIX; una pequeña capilla del siglo XVIII; la Iglesia de Andacollo del siglo XIX, que es la más famosa de sus edificaciones y la que mejor se conserva; el Mayorazgo e Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Anillaco de fines del siglo XVII; la Iglesia de San Pedro y la Comandancia de Armas de Fiambalá, de fines del siglo XVIII. Y para viajar más atrás en el tiempo también se encuentran allí las Ruinas de Watungasta asentamiento prehispánico de más de 1.000 años de antigüedad, cuyos últimos habitantes dejaron huellas hasta mediados del siglo XVII.
La palabra Catamarca proviene del idioma quechua y significa «fortaleza en la falda» por su emplazamiento en las laderas de una serranía.
Un poquito más al norte de Fiambalá, impacta la «Ruta de los Seismiles», donde se pueden ver 19 volcanes de más de 6.000 metros de altura sobre el nivel del mar, además de innumerables picos de firmes colores rojizos, lagunas glaciarias con aguas color turquesa y aguas termales, todo rodeado por una escasa para singular vegetación xerófila. Los cerros más conocidos son el volcán Inca Huasi, de 6.640 metros; el Pissis, que alcanza los 6.882 metros y el Ojos del Salado, que con sus 6.864 metros es el volcán activo más alto del mundo.
A toda esa belleza natural, cultural e histórica se suma la «Ruta del vino» con bodegas tradicionales y artesanales, que han trasformado los desiertos en oasis.
Regiones vitivinícolas
Los viñedos catamarqueños están emplazados entre las ciudades de Tinogasta, Fiambalá y Santa María, conformando parte de la región de los Valles Calchaquíes en el Noroeste argentino. Su clima es continental árido, con suelos compuestos de arena y arcilla, muy seco, con temperaturas medias anuales que rondan los 20ºC, abundantes horas de sol y escasas precipitaciones. Condiciones que dan vinos de excelente calidad, de los varietales malbec, cabernet sauvignon, syrah y torrontés riojano. El recorrido enoturístico puede dividirse en 3 zonas:
Vinos de altura
Bien al oeste de la provincia, por la Ruta 60 de Tinogasta a Fiambalá (de Sur a Norte), en el Valle de Abaucán, pegado a la Cordillera de los Andes, a una altura que varía entre los 1.200 y los 1.750 msnm en la Ruta de los Seismiles.
Ruta 40, en los Valles Calchaquíes
También de Sur a Norte se pueden visitar los viñedos y bodegas de Belén, Hualfin y Santa María, que recorren la Ruta del Adobe. En Hualfin está la bodega homónima, un emprendimiento municipal con una superficie de 100 hectáreas de vid, equipada con tecnología de punta con tanques de acero inoxidable y una cava de crianza que puede albergar hasta 200 barricas donde se producen vinos premium de exportación.
Pomán
Más al Este, cerca de la Ruta 46 se encuentra el departamento de Pomán, en la falda Oeste de las Sierras de Ambato, a una altura que oscila entre 700 y 1.600 msnm, una zona de viñedos y olivares donde se producen vinos secos, con los varietales de barbera y moscatel de Alejandría, vinos pateros de uvas criollas y aguardiente.
Es una ciudad de casi 400 años, que se reconstruyó luego del terremoto de 1898. Aquí el enoturismo se puede combinar con el turismo aventura, con paisajes que combina ríos y montañas. Por la misma ruta, más al Norte, otra visita imperdible son los viñedos situados en Andalgalá, nombre que en quechua significa «Señor de la Liebre del alto» y es la tierra del cobre.
Datos de la vitivinicultura catamarqueña
Según datos de 2021 del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en Catamarca la superficie cultivada de vid es de 2.828,3 has, con 1.321 viñedos de un tamaño medio de 2,1 has cada viñedo, ubicados principalmente en Tinogasta. En cuanto a la elaboración fue de 57.654 hl de vino y 26.848 de mosto.
En cuanto a las variedades, Wines of Argentina tiene publicado en su página web el siguiente cuadro:
Fuentes: Instituto Nacional de Vitivinicultura, Wines of Argentina y Turismo de Catamarca