La pequeña y milenaria nación situada en el Cáucaso, en la encrucijada entre Europa y Asia, junto al Mar Negro y cerca del Mar Caspio, se jacta de ser la «inventora» del vino, y la arqueología parece darle la razón, pues se han hallado restos de semillas de uva dentro de vasijas de arcilla datados hace 8.000 años. Ahora, Georgia se acaba de unir a la Organización Mundial del Enoturismo y busca convertirse en uno de los principales destinos enoturísticos del mundo.
Con muchos siglos de experiencia en el campo de la vinificación, Georgia se plantea el enoturismo como fuente de dinamización.
Para avanzar y entrar en una etapa de gestión y desarrollo, la Asociación de Enoturismo de Georgia (Geta, por sus siglas en inglés) y su asociada la Universidad Internacional del Cáucaso (CIU), han formalizado su adhesión a la Organización Mundial del EnoTurismo (OMET).
«Trabajar junto con OMET es una gran oportunidad para promover el desarrollo del enoturismo en Georgia, contribuir activamente al éxito de las bodegas familiares y sus productos, aumentar las actividades educativas y, lo más importante, para llevar el nombre de Georgia como uno de los mejores destinos para el enoturismo en el ámbito internacional«, dijo la fundadora y miembro de la Junta Directiva de Geta, Kety Gorgiladze.
El 5 de agosto, el rector de CIU, Kakhaber Shengelia, y la fundadora de Geta, Keti Gorgiladze, mantuvieron una reunión con el presidente de la OMET, José Antonio Vidal, y el senior advisor, Carlos Vogeler, en la que se plantearon varias formas y líneas de cooperación de los nuevos miembros con OMET y OMET Academy.