Pese al consejo que suelen dar en los vacunatorios, parece que tomarse un par de copas de vino con la comida inmediatamente después de la vacunación no causa ningún problema. Ni atenúa los efectos de las vacunas que se aplican en Argentina ni genera síntomas adversos. Al menos, no está escrito en ningún prospecto. La advertencia sería «de manual». A continuación, lo que averiguamos sobre el tema.
Días pasados, cuando una de las periodistas de Enolife esperaba su turno para que le colocaran la vacuna Sputnik V en la Nave Cultural de Mendoza, la enfermera advirtió con energía: «¡No se puede tomar alcohol por 48 horas después de la vacuna!»
En el acto comenzaron las bromas: «¡Ah, no, entonces yo me voy!», dijo un señor mientras se levantaba pícaramente de su silla. Pero nadie preguntó por qué no se podía.
Como a nosotros nos interesa el vino, empezamos a averiguar, a leer los prospectos de la Sputnik V («Sputnik uv» le dicen en España), de la AstraZeneca, de la Janssen de Johnson & Johnson, notas periodísticas, resúmenes científicos… Y en ningún lado dice que la ingesta moderada de vino -una o dos copas con la comida- modifique la acción benéfica de la vacuna o cause efectos secundarios perjudiciales. Incluso preguntamos en el Ministerio de Salud de Mendoza, y sólo nos dijeron que comunicar la «prohibición» era «de manual», porque ellos tampoco tenían datos ciertos sobre un efecto adverso. Parece que todo viene de que alguien, en Rusia, donde toman mucho vodka, dijo que no había que beber durante «¡42 días!» después de la inoculación, y eso generó confusiones y fake news.
Alcohol en exceso, malo para todo
Uno de los muchos especialistas que se refirieron recientemente al tema de la relación entre las vacunas y beber alcohol es la médica Rosa María Wong, del Laboratorio de Investigación en Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Comentó la doctora: «Al inicio de la campaña de vacunación de la Sputnik V en Rusia se lanzaron las primeras recomendaciones sobre su aplicación y se acotó que no se debía ingerir alcohol, pero fue porque la población rusa tiene la costumbre de ingerir mucho alcohol. Este exceso puede interferir en la respuesta inmunológica, pero con una o dos copas de vino no pasa nada».
Por otra parte, desde la agencia de noticias oficial del gobierno argentino, Télam, aseguraron en un artículo: «Rusia no dijo que no se podía ingerir alcohol luego de la aplicación de la primera dosis de la vacuna Sputnik V contra el covid 19; lo que recomendó es no hacer un uso excesivo del alcohol durante el período de vacunación. Las evidencias científicas indican que un consumo excesivo de alcohol perjudica al funcionamiento de nuestro sistema de defensas (sistema inmune)».
Y ampliaron: «Se vio que el consumo excesivo crónico aumenta la susceptibilidad a las infecciones tanto bacterianas como virales y que disminuye la efectividad de las vacunas. No se observó que ocurra esto con el consumo moderado. Por lo tanto, el consumo excesivo de alcohol puede perjudicar la respuesta no solo a la vacuna de origen ruso contra el SARS-CoV-2 en particular, sino contra cualquier vacuna en general».
Consultado Jorge Geffner, doctor en Bioquímica e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, aclaró: «No es cierto que, en caso de que vos te vacunes con la vacuna Sputnik V o cualquier otra vacuna, el consumo de alcohol comprometa la respuesta inmune. No tiene fundamento, siempre hablando de la ingesta recreativa o familiar de alcohol». Y agregó el especialista: «La única manera en que el alcohol puede comprometer es cuando se trata de un paciente alcohólico que evoluciona a una cirrosis hepática, ya que la ingesta excesiva de alcohol en forma crónica compromete la funcionalidad del hígado. Ahí tenés comprometida la respuesta inmune, la endocrinológica, la metabólica, entre otras».
La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA), el organismo español que aprobó para su uso en ese país tanto la vacuna AstraZeneca/Oxford como la vacuna Pfizer/Moderna, declaró que «actualmente no hay evidencia de que beber alcohol interfiera con la eficacia de las vacunas contra el covid 19. «“Aconsejamos a cualquier persona preocupada por esto que hable con su profesional de la salud», remarcó.
Un poco de vino puede beneficiar al sistema inmunológico
Según resumió la periodista Anahad O’Connor, de The New York Times, en un extenso artículo también publicado por Infobae, que aquí reproducimos, la respuesta a la pregunta si el alcohol puede interferir en la respuesta inmunitaria es corta: depende de la cantidad que uno tome.
No hay pruebas de que tomar una o dos copas pueda reducir la eficacia de ninguna de las actuales vacunas para el covid que se administran en Estados Unidos (Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson). Algunos estudios han descubierto incluso que, a largo plazo, el consumo de cantidades pequeñas o moderadas de alcohol podría beneficiar al sistema inmunitario al reducir la inflamación.
Por otro lado, los expertos afirman que el consumo excesivo de alcohol, especialmente a largo plazo, puede suprimir el sistema inmunitario e interferir potencialmente en la respuesta de la vacuna. Dado que el organismo puede tardar semanas en generar niveles protectores de anticuerpos contra el nuevo coronavirus después de la inyección para el covid, cualquier cosa que interfiera en la respuesta inmune sería motivo de preocupación
Hay que ser concientes de lo que significa realmente beber con moderación. Es peligroso beber grandes cantidades de alcohol porque los efectos en todos los sistemas biológicos son bastante graves».
Ilhem Messaoudi, médica e investigadora de la Universidad de California
«Si realmente eres un bebedor moderado, no hay riesgo de tomar una copa en el momento de la vacuna», dijo Ilhem Messaoudi, directora del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de California, Irvine, quien ha realizado investigaciones sobre los efectos del alcohol en la respuesta inmune. «Pero hay que ser muy conciente de lo que significa realmente beber con moderación. Es peligroso beber grandes cantidades de alcohol porque los efectos en todos los sistemas biológicos, incluido el sistema inmunitario, son bastante graves y se producen con bastante rapidez una vez que se sale de esa zona moderada».
El consumo moderado de alcohol se define generalmente como no más de dos copas al día para los hombres y un máximo de una copa al día para las mujeres, mientras que el consumo excesivo se define como cuatro o más copas en cualquier día para los hombres y tres o más copas para las mujeres. Hay que tener en cuenta que se considera como una copa «estándar» a 148 mililitros de vino, 44 mililitros de licores destilados o 355 mililitros de cerveza.
Algunas de las primeras preocupaciones sobre el alcohol y la vacuna para el covid comenzaron a circular después de que una funcionaria de salud rusa advirtió en diciembre que la gente debía evitar el alcohol durante dos semanas antes de vacunarse y abstenerse durante otros 42 días después. Según un informe de Reuters, la funcionaria afirmaba que el alcohol podía dificultar la capacidad del organismo para desarrollar inmunidad contra el nuevo coronavirus. Su advertencia provocó una fuerte reacción en Rusia, que tiene una de las tasas de consumo de alcohol más altas del mundo.
Algo que queda claro a partir de los estudios es que el consumo excesivo de alcohol deteriora la respuesta inmune y aumenta la susceptibilidad a las infecciones bacterianas y víricas. Impide que las células inmunitarias se desplacen a los focos de infección y lleven a cabo sus funciones, como destruir los virus, las bacterias y las células infectadas; facilita que los agentes patógenos invadan sus células, y causa una serie de otros problemas.
En cambio, el consumo moderado de alcohol no parece tener este efecto. En un estudio, los científicos expusieron a 391 personas a cinco virus respiratorios diferentes y descubrieron que los bebedores moderados eran menos propensos a desarrollar resfriados, pero no si eran fumadores.
Una crueldad con monos, pero que aporta indicios
En otro estudio, Messaoudi y sus colegas proporcionaron a monos rhesus acceso a bebidas alcohólicas durante 7 meses y luego observaron cómo respondía su organismo a una vacuna contra un poxvirus. Al igual que los humanos, algunos monos rhesus disfrutan del alcohol y beben mucho, mientras que otros muestran menos interés y se limitan a pequeñas cantidades. Los investigadores descubrieron que los animales que bebían mucho de forma crónica tenían una respuesta débil a la vacuna. «Tenían una respuesta inmune casi inexistente», dijo Messaoudi.
Los animales que sólo consumían cantidades moderadas de alcohol generaban la respuesta más fuerte a la vacuna, incluso en comparación con los abstemios que no consumían nada de alcohol.
Los estudios realizados en ratas han encontrado un patrón similar: las que consumen grandes cantidades de alcohol solo tienen una débil respuesta inmune a las infecciones en comparación con los animales a los que se les da cantidades moderadas de alcohol o ninguna. Otros estudios han descubierto que cuando las personas beben moderadamente, parece que disminuyen los marcadores inflamatorios en la sangre.
Otra razón para moderar el consumo de alcohol es que beber en exceso -junto con la resaca que seguro provoca- puede amplificar los efectos secundarios que pueda tener la vacuna para el covid, como fiebre, malestar o dolores corporales, y hacer que te sientas peor, dijo la doctora Ángela Hewlett, del Centro Médico de la Universidad de Nebraska. Hewlett decidió no beber después ser vacunada contra el covid. Pero dijo que la gente debería sentirse libre de beber siempre que lo haga dentro de lo razonable.
«Tomar una copa de champán probablemente no inhibirá ninguna respuesta inmune. Creo que tomar una copa de celebración con moderación está bien», dijo.
Fuentes: Télam, Infobae y The New York Times