Gracias a un plan público-privado iniciado en 2008, el 65% de los productores e industriales de la vitivinicultura de Burdeos, Francia, ya certificaron prácticas de agricultura sostenible, orgánica y biodinámica. En 2008, generaban en conjunto 840.000 toneladas del contaminante CO2 provenientes de tres fuentes principales; insumos (plástico, vidrio, productos enológicos, etc.), transporte y energía. En 2013, ya habían reducido esa cifra en un 9%. Y hoy, tras el inicio en 2016 del «Plan Climático 2020» han logrado una reducción global del 20% en los gases de efecto invernadero y un aumento del 20% en las energías renovables. Un ejemplo para seguir en Argentina, siempre y cuando se cuenten con suficientes recursos económicos y apoyo estatal.
Para obtener el resultado propuesto por el Plan Climático 2020, en Burdeos se destacaron acciones prioritarias como la fabricación de botellas más livianas, la utilización de compost fabricado con recortes de vid, el tratamiento de efluentes, el reciclaje y la recolección de agua de lluvia.
En 2019, para ayudar a los productores a alcanzar estos objetivos, la organización «Vino de Burdeos» introdujo una herramienta online para que los viticultores y comerciantes evaluaran su propio progreso, en comparación con los promedios del sector, y para que sugirieran acciones que condujesen a reducir las emisiones.
El sector vitivinícola de Burdeos agrupa a 5.660 viticultores, 300 comerciantes, 29 bodegas cooperativas y 3 sindicatos, que desde hace más de 25 años trabajan de manera colectiva para desarrollar prácticas sustentables. Se implementaron soluciones efectivas para reducir la huella ecológica. Desde 2019, el 65% de los viñedos ya cuentan con certificaciones de agricultura sostenible, orgánica y biodinámica. El objetivo es involucrar el 100% de la industria.
Una de las principales líneas de trabajo de Burdeos es la investigación. En Gironde, más de 20 laboratorios públicos y 200 investigadores unen sus esfuerzos al servicio del conocimiento vitivinícola. Cada año se destinan 1,2 millones de euros con ese fin, de los cuales 400.000 euros se invierten específicamente en la investigación sobre la reducción de plaguicidas.
Visión global, acción individual
Las bodegas también están enfocadas en acciones sostenibles en el viñedo. Las denominaciones están trabajando juntas, como por ejemplo la iniciativa de Margaux-Margaux, Terroir de Biodiversité y Saint Emilion, que introducen criterios sostenibles en las reglas de denominación. Pero depende de los viñedos individuales implementar el cambio.
Plantar árboles es una de las formas más asequibles, fáciles y eficientes de reducir la huella de carbono de un viñedo, al tiempo que aumenta la biodiversidad.
El movimiento Agroforestal fomenta la plantación de árboles en los viñedos y terrenos a su alrededor. Muchos de los viñedos con premios Best Of Wine Tourism, como Château Angludet y Chateau d’Eyran, están haciendo precisamente esto.
En el Castillo de Ferrand, 10 hectáreas de bosques, matorrales y prados rodean la finca donde todos los cables eléctricos y líneas telefónicas están enterrados bajo tierra.
La mayoría de los viñedos de Burdeos son propiedades familiares, con un respeto innato por la tierra que es su hogar, y allí el enoturismo es una manera perfecta para que los productores compartan su pasión por su terruño y su forma de protegerlo.
La fórmula del enoturismo en Burdeos nunca se ha basado sólo en una experiencia de degustación seguida de la compra de vinos. Los visitantes son llevados al viñedo, tienen intercambios con el enólogo para comprender los procesos, las personas y la historia que hay detrás del producto.
En Château Fourcas Hostens, las degustaciones tienen lugar en el parque del castillo. Y en el Castillo de la Dauphine, en las viñas de las laderas por encima del valle de Dordoña.
Mayor conciencia
El turismo juega un papel importante en la construcción de una conexión con el cliente. Los consumidores también quieren esa conexión auténtica. Las preocupaciones éticas y medioambientales son cada vez más parte de la decisión de compra de los consumidores. Contribuir a la protección del planeta, adoptar estilos de vida más éticos y responsables, y estar más atentos al origen y procedencia de los productos que compran, son preocupaciones importantes para un número cada vez mayor de consumidores.
¿Qué mejor forma de descubrir la huella de carbono del vino que paseando por las viñas? Una visita genera confianza basada en la transparencia, los consumidores pueden sentirse bien con su compra no sólo porque el vino es delicioso, el castillo hermoso y el enólogo encantador, sino que la huella de carbono es baja y las credenciales ambientales altas.
Los tiempos han cambiado
Con el covid, el enoturismo ha cambiado; hay menos visitantes, y los que hay son locales. También se han generado soluciones virtuales. Por ejemplo, Chateu Guiraud se ha unido al sitio de experiencia enológica online «Vivant». Esto puede reducir las millas aéreas y la huella de carbono del negocio a corto plazo, pero no es sostenible para los viñedos. El vino puede ofrecer viajes en botella, pero las bodegas quieren que sus visitantes regresen. El enoturismo consiste en dar la bienvenida a los amantes del vino de todo el mundo al corazón mismo del viñedo.
Si podemos reducir la huella de carbono de la producción de vino, ¿podemos también reducir la huella de carbono del enoturismo? Algunos de los mejores gestores del enoturismo francés ya están tomando la iniciativa, por ejemplo con visitas en un carrito de golf eléctrico al Château Angludet o en bicicleta al Château Marquis de Terme.
Estadías mas largas
Alentar a los huéspedes a quedarse más tiempo, ver más y compartir más es una forma de aprovechar al máximo esas millas aéreas. Propiedades como Château Le Pape, Château Beauregard, Château de Ferrand y Château Soutard se encuentran entre muchas que ofrecen hermosas habitaciones para los visitantes. Otros, como Chateau Guiraud y Château Léognan han abierto restaurantes y en Chateau de Cérons y Château Lamothe Bergeron puede hacer un picnic en el parque.
Las Grandes Capitales del Vino otorgan el Premio a las Prácticas de Enoturismo Sostenible para recompensar a los líderes. Les Vignerons de Tutiac es la última propiedad en ganar el codiciado premio. Como bodega cooperativa líder de Burdeos, está comprometida con un enfoque Agri Confiance® con la certificación “HVE” (Haute Valeur Environmental). Los visitantes pueden recorrer su viñedo experimental y degustar su etiqueta Zero Pesticide Residue (ZRP). El ‘Green Tour’ en el Château de la Dauphine, en Fronsac, explica la filosofía ecológica de la propiedad, certificada como orgánica en 2015 y ahora biodinámica.
Château d’Eyran ha construido una bodega contemporánea y ecológica para maximizar la luz y economizar energía, aislada con bioladrillos ecológicos y locales. El revestimiento de madera, las baldosas de terracota y la pintura con pigmentos naturales ayudan a integrarse y respetar el ambiente.
Smith Haut Lafitte es el pionero de Burdeos en captura de carbono. Su bodega «Stealth», construida en 2013 para minimizar el impacto ambiental, es de bajo consumo de energía y está hecha con materiales locales de una antigua cantera de grava. Las enredaderas en sus paredes, los gruesos muros de hormigón, la humedad natural y los intercambiadores de calor geotérmicos mantienen temperaturas frescas. Los paneles solares ayudan a alimentar la bodega y el CO2 de la fermentación se recupera para producir bicarbonato de sodio, produciendo un potencial de 90 toneladas.
Estos ganadores de Best Of Wine Tourism Bordeaux ofrecen a los enoturistas una experiencia baja en carbono de la viticultura y producción de vino sostenibles, mostrando las últimas investigaciones y desarrollos junto con las prácticas tradicionales para mantener y compartir su entorno único.
Fuentes: Great Wine Capitals y Vinos de Burdeos