La uva alcanza su madurez cuando llega al equilibrio óptimo de azúcar, ácidos y compuestos fenólicos, esenciales para la producción de un vino de alta calidad. Muchos son los factores que influyen para llegar a una buena maduración: la iluminación, temperatura, edad del viñedo, relación superficie-hojas, uso eficiente del agua, prácticas agrícolas sostenibles, fertilizaciones controladas y una nutrición equilibrada. Para lograr este último punto, el uso de materia orgánica -sólida o líquida- mejora la estructura y fertilidad del suelo, ayuda a retener la humedad y fomenta su biodiversidad. Así lo explican desde Simbios, comercializadora mendocina de bioinsumos, especializada en la sostenibilidad de los suelos.
En el ciclo fisiológico de la vid, la madurez es un proceso continuo que ocurre en el final del crecimiento de los racimos y se caracteriza por cambios en su aspecto y composición interna. Este proceso es fundamental para que las bayas adquieran su textura, color, sabor y aroma característicos, y depende de factores internos y externos tales como el clima, la iluminación que recibe la planta durante su desarrollo, la edad del viñedo, el régimen hídrico, el estado de nutrición, la variedad de la uva y el uso final que se le dará.
Este año 2025, debido a las altas temperaturas diurnas y noches frescas, la maduración de la uva puede adelantarse con respecto a años anteriores. En algunas zonas el envero se adelantó unos 10 días a comparación con el 2024, determinando que en todos los procesos siguientes también sucederá. Es que, teóricamente, la madurez se consigue cuando se obtiene el peso máximo de vendimia, con una concentración óptima de azúcares, ácidos y compuestos fenólicos (como los taninos) y sin disminución del peso de la baya.
Para esto se debe alcanzar:
–La madurez fisiológica: Cuando las semillas de la uva adquieren su capacidad germinativa, que determina el color y los taninos.
–La madurez industrial o tecnológica: Cuando la relación entre azúcares y acidez es máxima y determina la cosecha (el ingreso a bodega).
Una madurez sustentable
La madurez de la uva es un concepto clave en la viticultura, ya que influye directamente en la calidad del vino, pero también tiene implicaciones importantes en términos de sustentabilidad, ya que se debe conseguir la producción de uvas de calidad pero minimizando el impacto ambiental asociado con su cultivo. Para ello se debe tener en cuenta:
- Uso eficiente del agua: El momento de cosecha influye en la cantidad de agua que la planta necesita. En zonas áridas como Mendoza, es vital no sólo optimizar el uso del agua durante el cultivo, sino también ajustar la cosecha según la madurez de las uvas para evitar la necesidad de riego adicional que podría ser innecesario.
- Prácticas agrícolas sostenibles: Respeto por los ciclos naturales de las plantas y los suelos. Estas prácticas pueden influir directamente en el ritmo de maduración de las uvas, favoreciendo una cosecha que se adapte al ambiente y las condiciones climáticas locales, lo que mejora la calidad del vino y minimiza el impacto ambiental.
- Fertilizaciones controladas: La correcta gestión de la nutrición permite que las vides desarrollen una estructura adecuada para la fotosíntesis y la acumulación de azúcares, mientras que mantiene un equilibrio entre el crecimiento de la planta y la madurez de los frutos.
Al gestionar la madurez de la uva de manera sostenible, se promueve una viticultura que respeta los ciclos naturales y optimiza la calidad de las uvas, reduciendo el impacto ambiental. De este modo, se establece una relación armoniosa entre la tierra, las plantas y la producción de vinos de alta calidad, nutriendo desde las bases para garantizar un futuro más equilibrado y sostenible.
La importancia de la nutrición adecuada
Una de las prácticas más efectivas en la viticultura sostenible es realizar análisis regulares del suelo para determinar las necesidades exactas de nutrientes. Esto permite no sólo basarse en planes adecuados de nutrición, sino también conocer la rizósfera (zona alrededor de las raíces) con todos los microorganismos benéficos que habitan en ella y así poder potenciar y favorecer su acción.
El uso adecuado de nutrientes permite que las vides crezcan de forma equilibrada, sin sobreexplotar los recursos naturales y protegiendo la biodiversidad. En este sentido, para mejorar la estructura y la fertilidad del suelo, y con la finalidad de retener la humedad y fomentar la biodiversidad en los suelos, Simbios recomienda la utilización de materia orgánica ya sea sólida (pelet) o líquida.
Materia orgánica sólida – Blocompost
Un producto recomendado es Blocompost, que asegura un crecimiento rápido, sano y vigoroso, con una importante concentración de macro y micronutrientes totalmente solubles. Aporta de forma equilibrada macronutrientes (N, P, K), mesonutrientes (Ca, Mg, S) y micronutrientes propios de la materia prima que lo componen.
Tiene una importante acción regeneradora del suelo ya que aporta ácidos húmicos y fúlvicos, carbohidratos reductores, microorganismos benéficos y aminoácidos. Asimismo posee efectos desodificante (removedores de sodio) pues el azufre de su formulación reacciona con partículas sódicas del suelo, tomando sodio y dejándole el lugar al calcio. Es un producto certificado por el Servicio Nacional de Calidad Agroalimentaria de Argentina (Senasa) y por la agencia Letis para producciones orgánicas.
Su fórmula contiene:
- Nitrógeno total (N): ≤ 2% p/p
- Fósforo asimilable: ≤ 1,5% p/p
- Potasio soluble: ≤ 2% p/p
- Calcio
- Magnesio
- Micronutrientes
- Microorganismos mesófilos, aeróbicos totales
- Materia orgánica: <30%
- pH: 7,6
- Ácidos Húmicos y Ácidos Fúlvicos
Materia orgánica líquida – Fertilizante Orgánico Líquido (FOL) Suelo
Este producto que comercializa Simbios con el nombre FOL Suelo es un fertilizante orgánico que genera un mayor crecimiento, rendimiento, calidad de fruta y sanidad de los cultivos. El producto final es un líquido con una importante concentración de nutrientes totalmente solubles y con alto contenido de materia orgánica de elevada calidad, además de la alta concentración de microorganismos benéficos que enriquecen la rizosfera. Tiene el agregado de ácidos húmicos-fúlvicos y aminoácidos y está aprobado por certificadoras para ser utilizado en producciones orgánicas certificadas.
Su formula contiene:
- Nitrógeno total(N): 2 – 3 % p/p
- Fósforo total (P2O5): 0.5 – 1.5 % p/p
- Potasio total (K2O): 0.5 – 1.5 % p/p
- Contiene Zn, B, Mn y Fe.
- Materia Orgánica: 25 – 35% s/m.s.
- Aminoácidos Libres Totales: ≤ 1%
- Ácidos Húmicos y Fúlvicos: 10%
- Microorganismos aeróbicos totales (propios del compost): 1×10⁸ UFC
Desde Simbios explican que «estos productos están elaborados a partir de materia orgánica de excelente calidad, la cual es sometida a estrictos procedimientos de compostación. Mediante un lento proceso de pre-fermentaciones y fermentaciones aeróbicas bacterianas, siguiendo estrictos controles de verificación de su contenido nutricional, el material orgánico es transformando en nutrientes totalmente asimilables por las plantas, lo cual asegura un crecimiento rápido, sano y vigoroso. Esto refleja perfectamente nuestro slogan ‘Simbios, nutriendo desde las bases’, que enfatiza la interdependencia entre la salud del suelo, la planta y el entorno.»