Hoy, 29 de abril, es el Día del Animal. Además de que cada uno en sus casas mime a las mascotas domésticas, en muchas bodegas tendrán que darles franco a los perros que «trabajan» cuidando que no ingresen intrusos a la finca, e incluso colaborando con los enólogos. Es que, gracias su olfato, diez mil veces más sensible que el del hombre, ya hay empresas que emplean perros labradores para la detección de malos aromas en fábricas de corchos, tonelerías y bodegas. Y en particular, para la detección de anisoles -compuestos que contagian olores desagradables al vino, provocando pérdidas millonarias en el negocio.
Sea para cazar, detectar drogas, aromas raros y contaminantes, la razón por la que los perros tienen trabajo garantizado en las bodegas es por su capacidad aromática.
Ese es el objetivo del programa «Natinga» -palabra que en lengua africana zulú alude a la búsqueda del origen-, un proyecto de innovación desarrollado por la empresa chilena TN Coopers – Tonelería Nacional, dedicada a la fabricación de barricas, que emplea perros labradores para atender gratuitamente a enólogos o agricultores vinícolas.
La misión para la que fueron entrenados estos perros es captar un sofisticado olor liberado por un compuesto orgánico de la familia de los anisoles, que al estar en contacto con materias primas o el vino puede ser catastrófico. Son los tricloroanisoles (TCA) y tribromoanisoles (TBA), dos contaminantes temidos en el sector vitivinícola que le confieren al vino aromas de moho, humedad y cartón mojado.
El trabajo de los sabuesos de la tonelería chilena es simple: recorren los depósitos de maderas secadas al sol en busca de aromas extraños. Entrenados durante dos años por policías retirados, pueden detectar en pocos minutos la presencia de estos contaminantes avisando de su presencia ladrando y meneando la cola.
Así trabajan a diario Odysee, Ambrosía y Moro, que se ganan el pan olisqueando entre maderas. De este modo la empresa evita demandas, reembolsos y, sobre todo, aporta seguridad alimentaria a sus productos.
Pero no sólo se limitan a las barricas: ahora que el corcho representa pérdidas de hasta un 3% en el comercio mundial de vinos, Odysee, Ambrosía y Moro agregan a sus narices otro producto que influye en la calidad del vino.
Por este motivo, TN Coopers llevó a una bodega de Sonoma a otros dos de sus labradores, Moda y Samba, quienes olfateando las pilas de barriles de vino parecían ser perros detectores de bombas. Pero estas mascotas laburantes, que llegaron desde Chile, están entrenadas para buscar productos químicos tales como 2,4,6-tricloroanisol (TCA) y 2,4,6-tribromoanisol (TBA) que no se encuentran en el vino en sí, sino en la madera de barriles y corchos.
Moda y Samba detectaron dos muestras contaminadas en sólo cinco minutos. «Uno de los beneficios de los perros es que no sólo te dicen que hay algo mal, sino que señalan exactamente de dónde viene», dice Alex Schnaidt, gerente general de TN Coopers.
La empresa también contó que la demanda de los servicios de los perros, durante su estancia en Sonoma, los tuvo muy ocupados. «Los perros han estado aquí durante ocho días y las bodegas nos llaman para visitarlos y sólo podemos hacer dos o tres visitas al día; de lo contrario, los perros se cansan», dijo Schnaidt.
Lo cierto es que hoy, para festejar el Día del Animal, Odysee, Ambrosía, Moro, Moda y Samba tendrán que exigir su día libre, y ni hablar de todos aquellos «chocos» que dan alegría, protección y fundamentalmente amor a las fincas y sus trabajadores.
Ver más sobre el proyecto Natinga de TN Coopers
Fuentes: agromeat.com, vinomanos.com, https://sanfrancisco.cbslocal.com/