El presidente de la Cámara de Proveedores Vitivinícolas de Mendoza (Caprivi), también CEO de Centro Enológico Rivadavia y de la bodega familiar La Añorada, estuvo presente como lo hace cada dos años en la Feria de Máquinas para Enología y Embotellado Simei en Milán, Italia, realizada este 2024 del 12 al 15 de noviembre pasado. Allí, entrevistado en exclusiva por Enolife, Williams Ropero, junto a su hija Lis, destacó las tecnologías y los desarrollos innovadores expuestos por los industriales italianos. En el marco de la aparente recuperación macroeconómica argentina y de la reducción de gravámenes a la importación, el empresario y muchos de sus colegas creen que la mayor posibilidad de comprar estas modernas máquinas e insumos permitirá una paulatina actualización de equipamientos en las bodegas mendocinas.
Entrevista: Pedro Straniero, editor de Enolife (Media Partner de la Feria Simei)
Williams Ropero -enólogo, empresario proveedor de la industria del vino, bodeguero y presidente de la Cámara de Proveedores Vitivinícolas de Mendoza (Caprivi)– visita la Feria Simei desde el año 1997, y esta edición 2024 no fue la excepción. En Milán, Enolife lo entrevistó con un ping pong de preguntas del que participó también su hija Lis Ropero (32), en el cual pasaron revista a cada una de sus actividades, hablaron de innovación, tecnología, del arduo trabajo que debieron realizar con los asociados a la Cámara para seguir manteniendo las importaciones en las épocas de crisis, y sobre todo de las oportunidades que se generan ahora con una proyección estable de la economía argentina.
Novedades de Simei 2024
–Enolife: ¿Desde cuándo venís a la Simei?
–Williams Ropero: Si mal no recuerdo, la primera vez que vine fue en 1997… La Simei siempre es un polo en el que se pueden hacer negocios y contactos muy buenos. Acá se generan muchas ideas, y siempre es bueno venir, claro que significa una inversión en dinero y tiempo, pero es muy importante estar. Este año ha sido sorprendente la cantidad de novedades que hay, en cualquier stand donde parás, empezás a conversar y todos tienen algo nuevo, una nueva tecnología, un nuevo desarrollo, sobre todo en la parte electromecánica. Es increíble como los tipos están todo el tiempo pensando cosas nuevas, cosas que quizás no tienen nada que ver con la enología, pero las adaptan, renuevan las tecnologías existentes.
-¿Qué tecnologías te sorprendieron?
–La aplicación del PCR (el mismo test que se usaba para la detección del Covid) a la enología para cierto tipo de levaduras, los recuperadores de aromas. Por ejemplo, en el stand de Fermentis vimos un equipo que se puede adaptar perfectamente a los generadores de levaduras, o inclusive a los fermentadores de espumante sistema Charmat, que le va dosificando el nutriente, sea orgánico o inorgánico, o el aire, o lo que necesita la levadura para fermentar en condiciones superóptimas… A ver, unos desarrollos, la verdad, increíbles.
-(Lis): Yo, la verdad es que también estoy sorprendida con muchas tecnologías, cosas muy simples de usar y que te facilitan mucho la vida a la hora de la vendimia. Y creo que estas nuevas tecnologías van a permitir realmente lograr una enología de precisión en las bodegas. Así que, sin duda, súper bienvenidas estas innovaciones.
-Lis, ¿cuál es exactamente tu función, tu tarea, tu misión en la bodega y en el Centro Enológico Rivadavia?
–Bueno, yo estoy desarrollándome en la parte comercial del Centro Enológico Rivadavia, también un poco en la parte administrativa, en la parte de compras, un poco de todo. Así que aprendiendo ya hace un par de años, desde que estoy acá acompañando, creciendo en el rubro. Yo soy licenciada en Enología, me recibí en la Universidad Juan Agustín Maza de Mendoza y después hice una doble titulación en Francia, en la Universidad de Borgoña.
Nuevas oportunidades
-¿Cómo ven los empresarios de la vitivinicultura las nuevas políticas económicas argentinas?
-Lo vemos bien, por lo menos yo lo veo bien. Creo que como toda apertura tenemos que aprovechar también para abrir más nuestras mentes, no cerrarnos porque ya sabemos lo que nos pasa cuando nos cerramos. Lo veo como una oportunidad para ponernos competitivos en el mundo, que nos van a dar nuevas herramientas para actuar con tranquilidad y dedicarnos bien a lo que sabemos hacer.
Antes teníamos que estar más pendientes de lo que estaba pasando en la política y en la economía del país, que en nuestro propio negocio, estábamos todo el tiempo especulando, no se podía proyectar. Ahora por lo menos sabés que tenés una cierta estabilidad, que vas a tener un rolling pay (pago escalonado y planificado, con la mínima carga financiera posible) del 2% o menos -si Dios quiere, que lo puedan ir bajando- pero podés proyectarte, podés pensar en invertir, planificar, dar financiación a los clientes… Antes no sólo no podíamos financiar sino que además te tenías que cubrir en demasía con el precio porque no sabías si ibas a recuperar la mercadería o no, ni siquiera sabías si te iban a dejar pagar lo que importabas. Por eso creamos la cámara Caprivi.
-¿Cómo se conforma la Cámara?
–Caprivi nació como una necesidad para resolver todos los problemas que surgieron a partir del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), que nos dificultaba mucho importar. Después, una vez que lográbamos importar, teníamos problemas para poder pagar. Gracias a Dios, entre los asociados, que hoy son 40, pudimos ir resolviendo la mayoría de los problemas, no nos faltaron insumos y las facturas que teníamos pendientes se fueron pagando. Así que conseguimos el objetivo, pero a puro pulmón.
Ahora, que ese problema se está resolviend vamos a comenzar a organizar actividades que sumen al trabajo de las empresas, y no poner el foco tanto en lo coyuntural. Por ejemplo, ya estamos hablando con la Unión Italiana del Vino (UIV, organizadores de la Simei) para coordinar para la próxima edición venir como asociación gremial empresarial y tener mejores accesos y oportunidades. Hasta ahora los proveedores de la industria argentinos venimos todos por separado, pero en bloque siempre se consiguen mejores oportunidades. Muchos de los expositores de la Simei tienen presencia en Mendoza, con distribuidores o representantes, Argentina es un país con mucho potencial y el mundo lo está mirando, y con el nuevo gobierno más, nos tienen en cuenta, saben que existimos, saben que hacemos mil y tantos millones de litros de vino, así que, bueno, somos importantes.
También desde Caprivi vamos a poder poner foco en brindar asesoramiento contable, legal y financiero. Y en fortalecer la parte técnica de las empresas con capacitaciones y talleres.
–¿Es decir que se pudieron cubrir ya las deudas de las importaciones?
–Sí, la mayoría hemos podido pagar todas las deudas que teníamos con los Bopreal (Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre). Son títulos emitidos por el Banco Central en dólares para importadores que tenían deudas pendientes por importaciones realizadas antes del 12 de diciembre de 2023.
Esto también repercute en nuestros proveedores, que están mucho más tranquilos, nos ofrecen más oportunidades, mejores precios, inclusive ahora se animan a darnos financiación, cuando antes si no te conocían o si no tenías una cierta trayectoria, te costaba muy mucho tener financiación.
Y esto que vemos nosotros como proveedores de insumos, trasladado a la industria, significa que las bodegas van a poder bajar sus costos porque nosotros les podemos proveer insumos más baratos, con lo cual ellos van a ser más competitivos también, van a poder vender mejor y todo se va potenciando, es una cadena. Ser más competitivo implica poder mantener el precio, vender más y aumentar el consumo popular de vino. O sea, todo lo que nosotros, los proveedores de la industria, podamos mejorar, lo trasladamos a las bodegas y ellas obviamente van a poder competir mejor.
El rol como proveedor de la industria: Centro Enológico Rivadavia
-¿Cómo arrancó Centro Enológico Rivadavia?
–Cuando nacimos en 1982 en Rivadavia, Mendoza, nuestra actividad principal eran los servicios de análisis de vinos y asesoramiento enológico a bodegas de la zona Este de Mendoza, y unos años después extendimos los servicios al Gran Mendoza. Con el tiempo, mucho laburo, empuje y remadas en dulce de leche, incorporamos productos para otras industrias, como la conservera, juguera, embaladora de cítricos y tabacaleras, y nuestro mercado no es sólo Mendoza, ahora vendemos en todo el país y en otros países de Latinoamérica.
-¿Qué productos comercializan en la actualidad?
–Desde el Centro Enológico Rivadavia tenemos 4 negocios como pilares, y son los adhesivos, clarificantes, enzimas y levaduras y las barricas.
En cuanto a los adhesivos, trabajamos con la marca Henkel las líneas adhesivas para etiquetado y para cerrado de cajas. Es una multinacional alemana que lleva más de 100 años en Argentina, y que además absorbió la fábrica de adhesivos más grande tenía el país (Promovi, que después se llamó National); es decir que con ellos tenemos una gran porción del mercado de adhesivos para packaging en diversas industrias (vitivinicultura, cítricos, tabaco, pañales), cada una de ellas con diferentes tipos de adhesivos, según el peso o el tamaño de la mercadería.
Son familias de adhesivos, por ejemplo una es la que se utiliza para la etiqueta envolvente de los envases de gaseosas, que es la misma que se usa para pañales, para el etiquetado de latas o los sobres de correo. Otra familia es la de adhesivos acuosos, que se llaman acuosos porque están diluidos en agua, ahí tenemos almidones, caseínas, varios productos que están diluídos en agua, que se usan sobre todo para el pegado de etiquetas de papel.
Dentro de los acuosos tenemos un Hot Melt (adhesivo termofusible) para el cerrado de cajas. Que vienen con 2 tecnologías, una es la EVA (etileno vinil acetato) que es como una gelatina que se aplica caliente sobre el cartón penetrando en sus poros, se funde a una temperatura relativamente baja y se solidifica a temperatura ambiente, son transparentes y deja el cartón muy duro y fuerte. Y la otra está basada en poliolefina o metaloceno, menos densos y voluminosos que la EVA, pero con un poder adhesivo potente, es una tecnología mucho más nueva, mucho más interesante, justamente porque al tener menos densidad, un litro de este adhesivo pesa menos que un litro del otro.
Otro de los pilares son los químicos finos de BASF, como el Metabisulfito de Potasio. Los clarificantes que tenemos, proteicos y minerales en muchas versiones diferentes. También la línea de enzimas de Genoa y la de levaduras que trabajamos con exclusividad Maury Bean, una levadura que ha estado en el mercado durante muchos años, muy reconocida, de origen australiano, por lo tanto están mucho más adaptadas a nuestro hemisferio, América del Sur, Sudáfrica y Australia obviamente.
Por último la línea de barricas de la tonelería de François Frères. Es una tonelería con una tradición de 100 años en Borgoña, en las alturas de Saint-Romain, que tiene un microclima muy favorable para la maduración de los tablones de primera calidad para duelas de roble, con un secado al aire libre de al menos dos años. Bueno, tenemos varios otros negocios, pero estos son los fundamentales.
-¿Qué se lleva CER de la SIMEI 2024?
–Hace unos cuatro años, cuando empezó la pandemia y las complicaciones con las importaciones, comenzamos a vender unos equipos para el remontado de los jugos de uva tintos que ayudan mucho a obtener el color del vino. Es un compresor que genera aire y eso hace circular todo el vino.
Ahora, esta misma gente, los que nos proveen esos equipos para remontado, está desarrollando un equipamiento para la recuperación del anhídrido carbónico (CO₂), el que se produce durante la fermentación; ellos logran almacenarlo, comprimirlo a 200 bar de presión, como si fuese un Gas Natural Comprimidoo (GNC). Eso después se puede volver a utilizar en la misma bodega, por ejemplo en el momento de embotellar, en lugar de comprar el CO₂, que se le compra a los proveedores de gases, en cambio utilizás el que almacenaste durante la fermentación, es una manera de reciclar y de ahorrar costos.
–(Lis): También se puede utilizar como hielo seco, o para carbonatar el agua, y de esa manera volverla más ácida y limpiar más eficientemente, lo que permite ahorrar agua. La empresa es francesa y se llama Clerio.
El sueño de la bodega propia
-Cumplieron el sueño de la bodega propia ¿Dónde está?
–Lis: Sí, y justamente se llama «La Añorada», está en Cruz de Piedra, en el departamento de Maipú. Somos una bodega pequeña y familiar. Se fundó en 1994, en el departamento de Junín (Mendoza) donde elaboraba 100% a granel. En 2010 compramos la bodega en Cruz de Piedra, que hoy es donde tenemos nuestros vinos embotellados.
-¿Qué tipos de vinos hacen?
–Lis: Hacemos vinos propios y además prestamos servicios a terceros, tanto en elaboración como en fraccionamiento. Hacemos fason y también ofrecemos el servicio de filtración tangencial.
Nuestra marca insignia es «Añoranzas», y la línea tiene como tope de gama el Añoranzas Premium Blend Reserve, un blend de gran concentración (40% Malbec + 40% Cabernet Sauvignon + 20% Merlot), con aromas frutales y notas ahumadas de café y vainilla aportadas por su paso en barricas de roble francés, con taninos redondos que se traducen en un vino aterciopelado.
Después tenemos Añoranzas Varietales -Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Malbec Rose, Torrontés y Sauvignon Blanc- y Añoranzas Roble en las variedades Malbec, Cabernet Sauvignon, Torrontés y Sauvignon Blanc. Y la marca de entrada que es «Terrenal«, un poco más accesible y que ha tenido mucho éxito.
-¿Quienes conforman la bodega?
–Lis: Toda la familia está involucrada en los procesos de la bodega, somos 3 hermanos enólogos (yo, Javier y Diego). Yo manejo la parte tecnológica junto a mi hermano Javier, y Diego -el mayor- está a cargo de la comercialización.
-¿Qué proyectos se vienen en La Añorada?
–Lis: Ya estamos listos para abrir al turismo con visitas, degustaciones y eventos, tenemos muchas expectativas con eso porque Mendoza es un punto turístico muy importante a nivel nacional y el enoturismo cada vez crece más. Más adelante también nos gustaría exportar, por ahora es todo mercado interno.