Olivícola La Rapa, con olivares y almazara emplazados sobre la ruta provincial 33 en San Roque, Maipú, Mendoza, desarrolló un plan y alistó tierras para rescatar los olivos que se erradican al desarrollar emprendimientos inmobiliarios en la zona. El gestor de la idea, Pablo Flores -encargado de la finca y la fábrica- pidió colaboración al municipio y a Irrigación para disponer de más agua, «lo único que se necesita para salvar las plantas». Ya iniciaron el proyecto con una prueba piloto: trasladaron, replantaron y cuidan 100 olivos de una finca cercana arrasada para construir casas. «Prendieron todos menos uno», contó orgulloso el olivicultor.
Por Pedro Straniero (pstraniero@enolife.com.ar)
La tala de olivos en Mendoza constituye un grave perjuicio para la industria olivícola local, que ve así menoscabados su potencial productivo y la posibilidad de elaborar millones de litros de aceite de oliva tanto para el consumo interno como para la exportación.
Son dos los motivos de la erradicación de este valioso cultivo -cuya plantación extensiva comenzó en Mendoza alrededor de 1880 junto con las vides, cuando la primera ola inmigratoria de españoles e italianos trajo a ambas especies a la provincia. El primero es el abandono de olivares por sus propios dueños por falta de rentabilidad, para dedicar el terreno a otros emprendimientos agrícolas. Y el segundo, tal vez el de más incidencia, es la venta directa de los terrenos con olivares a empresas inmobiliarias para la construcción de barrios privados.
La tala indiscriminada, sin planificación ni obligación legal de replantado de ejemplares, ha generado distintas campañas de salvataje a nivel nacional. Una de las últimas y más impactantes fue la lanzada en mayo de 2020 por la tradicional empresa mendocina Olivícola Laur, que recogió la simpatía de famosos músicos argentinos como Patricia Sosa, Nito Mestre, Juanchi Baleirón y Adrián Barilari. Con la consigna #YoProtejoLosOlivos, la iniciativa se extendió por las redes sociales y generó reclamos concretos y propuestas de legislación tanto a nivel comunal como provincial. En ese caso, el pedido concreto era proteger e impedir la tala de ejemplares de entre 80 y 120 años, muchos de los cuales aún dan aceitunas y su noble producto, el aceite de oliva virgen extra, verdadero «oro verde».
Según publicaciones especializadas, en la actualidad hay en Argentina unas 90.000 hectáreas implantadas con olivos. Pero en la última década, por abandono de fincas y tala para emprendimientos inmobiliarios, se han perdido cerca de 20.000 hectáreas.
A nivel municipal, en Mendoza, la única iniciativa que conocemos es la implementada por la comuna de Luján, encabezada por el intendente Sebastián Bragagnolo, que regula la venta de fincas con olivares para emprendimientos inmobiliarios. En principio, lo que se prohibe o condiciona es la venta de fincas de olivos en producción, aunque el proyecto es más ambicioso y apunta al ordenamiento territorial de todo el municipio. El tema será objeto de una próxima nota en este medio.
En fecha reciente, conocimos otra iniciativa privada de carácter práctico, orientada directamente a recibir los olivos que se arranquen para construir barrios. Es la liderada por el olivicultor Pablo Flores, de Olivícola La Rapa de San Roque, Maipú. Ellos ponen a disposición sus 50 hectáreas de tierra aptas para el desarrollo de los olivos, hacia las cuales las constructoras podrían trasladar las plantas extraídas de raíz para posibilitar la continuidad del ciclo vegetal. En este caso, el transplante podría ser «voluntario» de parte de los constructores u «obligatorio» por una regulación municipal.
Para explicar el proyecto, dialogamos con Pablo Flores en su almazara sobre la ruta provincial 33, también conocida como calle Las Margaritas.
-Ustedes tienen un proyecto ambicioso y bien pensado para replantar olivos y colaborar con el desarrollo productivo de toda la zona. Explicanos la idea…
-La idea surgió justamente al ver que se están erradicando miles de olivos, incluso centenarios, para construir barrios privados. El origen del problema está en que muchos productores dejan de atender los olivos por falta de rentabilidad y por falta de asistencia financiera para mantener las fincas. Muchos optan por venderlos a las empresas que construyen barrios u otros emprendimientos inmobiliarios. Los olivos se mueren o directamente son talados o arrancados. Y bueno, nuestra idea es solicitar e impulsar leyes que obliguen a quienes vayan a levantar los olivos a que los trasladen o planten en otro lugar. Fijate que el olivo es muy noble, se levanta de raíz y se puede replantar sin problemas. Mirá estos que están acá enfrente -señala Flores una hectárea de terreno entre la almazara de Olivícola La Rapa y la ruta 33-, parece que están secos pero no lo están, si los mirás de cerca ves que han prendido todos. Estos los trajimos de un barrio que van a hacer acá en Maipú, trajimos 100 olivos y se replantaron acá, en parte en la entrada de la almazara y el resto entremedio de los otros olivos que tenemos. Han prendido todos, sólo uno se secó… Pero para seguir recibiendo olivos en las 50 hectáreas que tenemos disponibles, necesitamos disponer de más agua…
-La reglamentación que ustedes reclaman sería en beneficio general de la olivicultura de Mendoza, porque permitiría incrementar la producción de aceite de oliva… Sabemos que hay algunos departamentos como Luján y Maipú que están poniendo trabas a la venta de fincas en producción, medidas de protección. Pero lo que ustedes piden, ¿sería una ley de alcance provincial, aprobada en la Legislatura?
-Exacto, lo que proponemos es que se sancione una ley provincial. La idea sería que, cuando haya un emprendimiento inmobiliario y vayan a levantar los olivos, se los obligue a trasladarlos a otro lugar, y nosotros acá tenemos espacio e infraestructura para recibir esos olivos. Lo que necesitamos es que colabore Irrigación con la provisión necesaria de agua, y de esa manera podríamos hacer que esos olivos vuelvan a producir, y mantener una producción olivícola que se está perdiendo…
Proponemos que se sancione una ley provincial que obligue a los desarrolladores inmobiliarios a replantar los ejemplares de olivos cuando los arranquen para hacer barrios privados».
Pablo Flores, olivicultor encargado de la almazara de Olivícola La Rapa
-A propósito, ¿cómo está hoy la producción local?
-Después de varios años de estancamiento, ahora ya hay varias empresas mendocinas que están exportando… Pero justamente lo que hoy falta es aceite de oliva para exportar. En general, la producción local ha disminuido con respecto a 20 años atrás, pero no por que no haya consumo interno ni posibilidades de exportación, sino porque no hay olivos suficientes. Fijate que se está trayendo aceituna de San Juan, de Neuquén… No alcanza la materia prima, no es que no haya demanda ni mercado para el aceite de oliva, el tema es que se están perdiendo los olivos. Entonces, hace falta una ley que obligue a replantar o plantar si se talan los olivos.
-¿Cuál sería la devolución de ustedes al que traiga los olivos acá?
-Nosotros no podríamos compensar con aceite de oliva en forma inmediata, porque calculá que en promedio tendremos que esperar 4 años antes que esos olivos empiecen a dar aceitunas… Y a partir de ahí diseñar la compensación. Pero en realidad lo que nosotros queremos hacer es mantener una producción que se va a perder, tratar de que vuelvan a generar una producción… Obviamente, va a costar, pero bueno, nosotros lo que queremos es que se llegue a cualquier acuerdo que impida que se pierdan los olivos.