Cuando la vendimia llega a su fin y las plantas comienzan su merecido descanso, es el momento justo para atender los requerimientos de los suelos que, agotados tras meses de exigencia, necesitan recuperarse y prepararse para lo que vendrá. En este sentido, la empresa mendocina Simbios recomienda el uso de nanopartículas acondicionadoras de suelo, una tecnología innovadora capaz de mejorar las propiedades físicoquímicas del suelo optimizando el uso de recursos como el agua y los nutrientes, y ayudando a lograr una agricultura más sostenible y productiva.

Con la vendimia ya finalizada y los viñedos de entrando en su merecido descanso, comienza otra etapa clave en el ciclo de la vid, el cuidado del suelo. Aunque la planta entra en receso, el trabajo del productor sigue, y en esta época del año una herramienta gana cada vez más protagonismo: los acondicionadores de suelo.
Cuando las hojas de la vid comienzan a caer, marcan el fin del ciclo productivo. Es el momento en que los suelos, -ya sea debido a su bajo contenido de materia orgánica, muchas veces con problemas de estructura, salinidad y agotados tras meses de exigencia- necesitan recuperarse y prepararse para lo que vendrá.
En las provincias de Mendoza y San Juan, la vitivinicultura es un pilar fundamental de la economía. Estas zonas se caracterizan por su clima árido y semiárido, lo que implica desafíos significativos relacionados con la calidad del suelo, la degradación de estos, la escasez de agua y la necesidad de mejorar el rendimiento y calidad de los viñedos de forma sostenible.
La utilización de tecnologías innovadoras como las nanopartículas acondicionadoras de suelo puede ofrecer soluciones eficaces para mejorar las propiedades físicoquímicas del suelo y la retención de agua, optimizando y potenciando el desarrollo de los viñedos.
¿Qué son y cómo actúan las nanopartículas?
Las nanopartículas son partículas muy pequeñas que para verlas es necesario hacerlo a través de un microscopio. En Mendoza, desde la empresa Simbios, que cuenta con esta tecnología, explican que «un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro; su reducido tamaño le confiere propiedades únicas como una alta superficie de área, reactividad y capacidad para interactuar con diversos componentes del suelo».
Formas de acción en el acondicionamiento de los suelos
- Reducción de la salinidad: pueden ayudar a reducir los efectos de la salinidad al modificar las propiedades del suelo, facilitando la desalinización, disminuyendo la conductividad de los mismos.
- Mejora de la estructura del suelo: aumentando la porosidad y la aireación. Esto facilita la circulación del aire y el agua en el suelo, mejorando su capacidad de retención de agua y nutrientes. Por ejemplo en suelos arcillosos o compactos, pueden ayudar a aumentar la permeabilidad.
- Incremento en la disponibilidad de nutrientes: al interactuar con los componentes químicos del suelo, pueden liberar nutrientes lo que aumenta la disponibilidad de los mismos para ser absorbidos de mejor manera por las plantas.
Qué beneficios brindan
- Diminución de la salinidad y sodicidad, lo que permite un ambiente más propicio para el buen desarrollo del cultivo.
- Mejoran el equilibrio entre aireación, permeabilidad y compactación, lo que facilita el crecimiento de las raíces y la circulación de aire y agua en el suelo.
- Al mejorar las condiciones de suelo, favorece el proceso de micorrización e interacciones de microorganismos benéficos en la rizósfera.
- Aumenta la disponibilidad de nutrientes para la planta.
- Fácil y rápida aplicación.
El uso de nanopartículas ofrece un enfoque innovador para mejorar las propiedades del suelo, optimizando el uso de recursos como el agua y los nutrientes, y ayudando a lograr una agricultura más sostenible y productiva.
En definitiva, aunque los viñedos parezcan estar “dormidos”, bajo tierra se juega una parte importante de la próxima cosecha. Y los acondicionadores de suelo, silenciosos pero efectivos, se consolidan como aliados estratégicos en la vitivinicultura, especialmente en un contexto de cambio climático.
