Del 12 al 19 de octubre se celebra en todo el país la Semana del Torrontés con variadas acciones online, especialmente en las provincias vitivinícolas que lo elaboran: La Rioja, Salta y Mendoza. Las actividades son simples y tentadoras: conocer más de esta emblemática variedad blanca y sumarla a más ocasiones de consumo porque, junto al malbec, forman la dupla de cepajes que en Argentina expresa vinos singulares. Al pie de esta nota, el link para participar, con el lema «Donde estés, torrontés».
En el mundo vitivinícola, cada país, cada región, quiere diferenciarse en una búsqueda de identidad y de características que conquisten a los consumidores. Es así que Argentina encontró -junto al malbec- al torrontés riojano como el cepaje blanco emblemático que distingue a nuestros vinos. Se trata de una variedad originada en nuestros suelos, con un desarrollo único en Argentina y un enorme potencial fundado en esa singularidad.
Carlos Catania, maestro de agrónomos y enólogos de todo el país y por años al frente de la bodega del Centro de Estudios Enológicos del INTA en Mendoza, explica: “Las primeras plantaciones de esta variedad se realizaron en los alrededores de las Sierras de Famatina, en la provincia de La Rioja. Posteriormente, se implantó en el norte del país, en los Valles Calchaquíes, desde donde se difundió al resto de las regiones vitivinícolas argentinas”. Hoy, el torrontés es -junto con la Pedro Ximénez- la variedad blanca más extendida en el país y constituye, sin duda, un emblema de singularidad.
El primer gran premio internacional a un vino argentino fue para un torrontés
En 1987, los vinos argentinos participaron en número considerable en el Challenge Internacional del Vino y de las Artes (Civart), un reconocido Concurso Internacional de Vinos que se realizó en la ciudad de Bourg Sur Gironde, 35 kilómetros al norte de Bordeaux, Francia. En este certamen, los vinos argentinos ganaron 5 medallas de oro y nada menos que el “Oscar Vitivinícola”, como se denominaba al premio Civart en ese época. Y ese galardón fue para una variedad hasta el momento considerada “de baja calidad enológica”: el Torrontés de la bodega riojana Nacarí. Además, una segunda variedad tinta logró en el mismo concurso varios premios, entre ellos una de las medallas de oro: el malbec. La dupla torrontés y malbec comenzaron a escribir una historia única, con muchas páginas aún para ofrecer.
El origen: las viejas variedades nuevas
Como en todo relato de origen, el del torrontés tuvo sus tiempos de confusión y, aunque ahora sabemos que sus comienzos se remontan al tiempo de la conquista, hay que decir que la claridad de su genealogía es bastante reciente. En 2003, la Universidad de California, Davis (EEUU), publicó la investigación de Cecilia Agüero (Universidad de California, Davis), José Rodríguez y Liliana Martínez (Universidad Nacional de Cuyo) donde se identificó el origen del torrontés riojano. “Como muchas otras uvas criollas, la torrontés riojano se originó por el cruzamiento de variedades que trajeron los colonizadores XVI y luego los jesuitas, en el siglo XVII. Del este cruzamiento se originó todo un abanico de uvas criollas: entre ellas el torrontés riojano y el sanjuanino”, explica Catania.
Simón Tornello, de la Agencia de Extensión Rural Calingasta del INTA San Juan y, desde Mendoza, el ingeniero agrónomo y enólogo Santiago Sari -responsable de la Planta Piloto de Vinos del INTA Mendoza- coinciden en que “los padres del torrontés son la variedad blanca moscatel de Alejandría y la variedad tinta listán Prieto -llamada simplemente “uva negra” durante mucho tiempo-, por aquí conocida como criolla chica”.
Torrontés riojano, sanjuanina y mendocino: hermanos pero diferentes
Desde 2003 conocemos el origen de esta familia cuyos padres son la moscatel deAlejandría y la listán Prieto o criolla chica. “Torrontés riojano y torrontés sanjuanino son hermanos fruto de ese cruzamiento; del torrontés mendocino sabemos que nace de la moscatel de Alejandría pero aún no se ha establecido el otro padre”, dice el ingeniero Gustavo Aliquo, integrante del equipo de Recursos Genéticos de la Estación Experimental del INTA Mendoza.
Efectivamente, “existen descritas y reconocidas tres variedades de torrontés, completamente diferentes entre ellas: el torrontés riojano, el sanjuanino y el mendocino. Estas denominaciones no hacen referencia al lugar donde se cultiva, ya que las tres pueden encontrarse en las diferentes zonas vitivinícolas de Argentina”, subraya la ingeniera Viviana Mitchel, de la Cooperativa La Riojana, una de las empresas de mayor producción de esta variedad. Sari agrega que “el sanjuanino y el mendocino no presentan aptitud enológica”, ya que los granos del racimo no son aromáticos. “La variedad utilizada para elaborar vinos es el torrontés riojano, que presenta gran plasticidad para obtener vinos de calidad y altamente aromáticos”, concluye la ingeniera Mitchel.
El torrontés en números
Superficie cultivada
El torrontés riojano representa alrededor del 4% del total de la superficie vitivinícola argentina, con unas 7.700 hectáreas registradas en 2019, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
Distribución por provincias
La provincia de Mendoza tiene la mayor superficie de esta variedad: 3.474,5 hectáreas; le siguen La Rioja con poco más de 2.000 hectáreas; Salta tiene unas 915; San Juan con 816 hectáreas; Catamarca con casi 350 hectáreas. Se encuentran pequeños viñedos de Torrontés en la Patagonia: 76 hectáreas en Río Negro y unas 12 hectáreas en Neuquén.
Mercado interno
En 2018 -siempre con datos del INV- se despacharon 125.531 hectolitros de torrontés riojano al mercado interno, lo que equivalió al 7 % del despacho total. Un informe de 2017 del INV advertía que “la tendencia indica que la comercialización total de vinos varietales elaborados con torrontés ha crecido en los últimos 10 años un 18,5%”. Y puntualizaba el mismo informe que “en el año 2017, el 37% de los vinos varietales elaborados con torrontés se exportó y el 63% se comercializó en el mercado interno. Se evidencia una tendencia creciente en las ventas de estos varietales hacia el mercado externo, con un incremento del 5,2% en los últimos 10 años, mientras que el volumen comercializado en el mercado local creció un 28,1% respecto del año 2008”.
Envases
Respecto al tipo de envase de los vinos varietales torrontés comercializados en 2017 en el mercado interno, se observa que el 87% corresponde a botellas, el 7,5% a damajuana, el 5,2% a tetra-brik y el 0,2% a bag in box.
Exportaciones
En 2018, el torrontés fue la cuarta variedad más exportada, con 54.241 hectólitros, por un valor FOB de a U$S 13,4 millones.
Destinos
Los vinos varietales puros torrontés en 2017 se exportaron principalmente a Estados Unidos, seguido por Canadá. Luego figuran Suecia, Gran Bretaña y Alemania. Mientras que para el torrontés con cortes, los principales destinatarios fueron Dinamarca, Suecia, Canadá y Gran Bretaña.
La misma uva, distintos vinos
Agrónomos, enólogos y degustadores coinciden en que el torrontés riojano es una variedad muy plástica, que se ha adaptado muy bien a diferentes regiones -especialmente a las zonas más cálidas- y en que, además, permite obtener vinos de diferentes estilos: tranquilos, dulce natural, espumantes, gasificados y cosecha tardía. Todos unidos por la característica más destacada de la variedad: “es un vino con mucha intensidad aromática; sus descriptores recuerdan a los moscateles y a la flor de azahar (flor de naranjo); aparecen también la flor de jacinto y la rosa”, describe Mitchel, y agrega otros descriptores aromáticos propios del torrontés: “ruda, melón, pomelo rosado, banana, durazno, manzana verde, orégano, cáscara de naranja, miel y manzanilla”. Todo un universo aromático que se despierta en cada copa de torrontés riojano.
Sari comenta que “los perfiles de los torrontés riojano de diferentes regiones de Argentina son distintos. Hicimos en el INTA un estudio de caracterización química y sensorial de vinos comerciales de distintas regiones y se confirmó esta aseveración. Los resultados obtenidos muestran el impacto del conjunto de factores involucrados en el estudio (condiciones agroecológicas de cada zona, comportamiento vitícola de la variedad y estilo comercial de los vinos estudiados) que influyen sobre las características organolépticas de los vinos”. En otras palabras, se trata de una variedad con mucho para ofrecer a los consumidores y con la posibilidad de descubrir qué cualidades exalta cada región.
“Los expertos en degustación aprecian diferencias entre los torrontés riojanos de las diferentes regiones: en general, los de Salta son más florales, en tanto que los de La Rioja son más frutales”, comenta la ingeniera Mitchel.
En suma, será cuestión de probarlos, compararlos y disfrutar de la generosa exuberancia que el torrontés tiene para ofrecer. Quien aún no lo conoce, tiene toda una semana para comprobar por qué el torrontés es la variedad blanca emblemática de la Argentina.
Agenda de la Semana del Torrontés
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