Annie Jane Fraser de Innes fue una mujer que, debido circunstancias particulares, salió de la esfera doméstica y se posicionó en la pública moviéndose en un espacio masculino de poder y toma de decisiones, en un momento donde las mujeres sólo tenían roles domésticos y de cuidados de sus hijos.
Entre fines del siglo XIX y principios del XX surge la “explosión” de la industria vitivinícola en Mendoza, resultado de una gran transformación económica y del crecimiento de dicha actividad en la región. Un verdadero cambio de paradigmas iniciado en los planos político, social, económico y cultural y que provocó profundas transformaciones en el territorio, el paisaje y la arquitectura.
La sistematización del riego, sumado a la llegada en 1885 del Ferrocarril Andino, en 1897 se crea la Escuela Vitivinícola Nacional en el sitio que ocupara inicialmente la Escuela de Agronomía y, a partir del desarrollo de las ciencias agrarias y enológicas, se mejora el manejo de los viñedos y los procesos de vinificación.
Las bodegas se instalaron rápidamente: en 1864 eran poco más de 50, todas minúsculas. En 1899 sumaban 1.084 (el 87% producía menos de 1.000 hectolitros), pero las grandes bodegas -hasta 50.000 hectolitros-, ya estaban presentes. En 1914, eran casi 1.400 establecimientos. Los equipos tecnológicamente avanzados aumentaron sustancialmente la productividad: entre 1895 y 1910 el vino producido pasó de 657 a 2.879 hectolitros por establecimiento bodeguero y de 27 a 120 hectolitros por obrero empleado.
Las mujeres que participaron activamente en dicho proceso, lo hicieron en el trabajo estacional en los viñedos, otras fueron empleadas como peones en los grandes establecimientos industriales tecnificados, pero algunas pocas se encontraron al frente de los mismos en general viudas de empresarios vitivinícolas que en su mayoría delegó la tarea en hombres de su confianza, pocas se pusieron al hombro la empresa, y una de ellas fue Annie Jane Fraser de Innes.
Annie nació en Inglaterra hacia 1865, del matrimonio protestante entre William Fraser y Charlotte Shaw, que ya tenían dos hijos varones y, más tarde, tendría otra hija.
Annie Fraser fue un ejemplo de la mencionada movilidad femenina ya que abandonó su país natal y viajó a América. En efecto, eran tiempos de crisis políticas y económicas que causaron corrientes migratorias, durante las cuales millones de personas, en su mayoría varones, circulaban y se desplazaban en busca de nuevos horizontes.
No se han encontrado registros de su entrada por el puerto de Buenos Aires, por lo que habría arribado a Mendoza desde Chile, en 1895, acompañada por uno de sus tíos.
Annie Fraser se convirtió rápidamente en uno de esos “ángeles tutelares de la familia”, ya que al llegar a nuestra provincia se desposó con Héctor Innes, a los 30 años, edad avanzada para una novia de aquel tiempo.
Mientras que su marido se dedicaba a desarrollar su emprendimiento vitivinícola, Annie cumpliendo fielmente los cánones de la época y el modelo femenino vigente, se ocupaba del hogar y de criar a sus cuatro hijos: John Fraser (1896), Anita Elizabeth (desconocemos la fecha de su nacimiento), Lily Eileen (1900-1901 aprox.) y Walter James (1903), manteniendo las tradiciones inglesas de idioma y religión protestante.
Continuó así durante nueve años, pero todo cambió cuando a sus 39 años, falleció su esposo Héctor Innes.
Tras enviudar se puso personalmente al frente del establecimiento de su difunto marido, luego encaró un emprendimiento propio y figuró entre los bodegueros y destiladores de Mendoza hacia el Centenario de la Revolución de Mayo.
A fines del siglo XIX, la comunidad británica en nuestra provincia era pequeña, en comparación con la italiana y española. Muchos ingleses llegaban a estas tierras por sus vínculos con las empresas de ferrocarril o, también, por desempeñarse en alguna de las entidades bancarias que aquí se encontraban, entre las que figuraban el Banco de Londres y Río de la Plata y el Anglo Sud Americano. Los que se dedicaron a la vitivinicultura propiamente dicha en Mendoza fueron pocos, entre ellos Edmund James Palmer Norton.
Héctor Innes pertenecía a una antigua familia de Banffshire, Escocia. Era hijo de Sir James Milne Innes, 11er Baronet de Balvenie y Edingight, y Elizabeth Thurburn. Nació en 1860 y fue el cuarto de diez hermanos.
Se embarcó a los 31 años en Southampton a bordo del buque Magdalena rumbo a nuestro país. Llegando a Buenos Aires en febrero de 1892.
Su labor comenzó en una estancia en Argentina, luego viajó a Bolivia donde se dedicó a la minería y, posteriormente, se trasladó a Chile. En Valparaíso se encontraba su hermano Thomas, casado con Virginia Bourchier, hija del Coronel Hugh Plunket Bourchier, de la Armada Británica. En el año 1895, Héctor cruzó los Andes y se instaló en Mendoza donde “en sociedad con el Sr. Thomas Innes y el Sr. Woodgate, fundó un negocio de vinos”.
Tras llegar a Mendoza le compró a Horacio Falco y César Cipolletti una propiedad de casi 11 hectáreas ubicada en Alto Godoy. Se trataba de viñedos y una bodega ubicados en lo que actualmente corresponde a la 5ta. Sección de la ciudad de Mendoza.
Ese mismo año Héctor encaró dos de sus grandes proyectos:
- El primero fue fundar la Sociedad “Héctor Innes y Compañía” junto con su hermano Thomas, radicado en Chile, y Edwin Woodgate, comerciante de Liverpool, Inglaterra con el objeto de explotar la bodega y los viñedos.
- La segunda fue desposarse con Annie Fraser, boda de la cual fue testigo Edmund Norton.
La sociedad vitivinícola se desarrolló bajo la administración de Héctor Innes. En 1898, Woodgate les vendió su parte, por lo que los hermanos Innes formaron una nueva sociedad que mantuvo la misma razón social.
El desarrollo y crecimiento del establecimiento fue sostenido y hacia 1901 Héctor Innes figuraba entre los principales bodegueros de la provincia. La bodega elaboraba vinos bajo la marca “Challao”.
En menos de una década, Héctor Innes se había abierto camino en la vitivinicultura mendocina y amasado una fortuna que le permitía un buen pasar para él, su esposa y sus pequeños hijos, ya que alternaban temporadas en la provincia y Buenos Aires.
El 30 de diciembre de 1904, tras una breve enfermedad, el bodeguero murió en la ciudad de Buenos Aires. El diario Los Andes lo recordaba en los siguientes términos:
Hombre laborioso y emprendedor había labrado una fortuna en corto espacio de tiempo, merced de su asiduo y constante trabajo. Honrado y serio en sus negocios era muy apreciado entre el comercio y las personas que le conocían de cerca. El fallecimiento del señor Innes priva a la provincia de uno de sus progresistas y activos industriales. (Los Andes, Mendoza, 31 de diciembre de 1904).
Annie Fraser, de 39 años quedaba viuda, a cargo de sus tres hijos pequeños y al frente de los bienes de su marido.
Con su cuñado, Thomas Innes, acordaron disolver el contrato social existente entre los hermanos y constituir una nueva sociedad para la explotación de los bienes de la extinta, pero conservando la razón social. De esa forma, Annie Jane Fraser de Innes se convirtió, en 1905, en la única gerente y administradora de la sociedad “Héctor Innes y Compañía”, con domicilio principal en Mendoza y una sucursal en Buenos Aires. A partir de entonces tuvo que desenvolverse en la esfera pública, algo para nada habitual en las mujeres de la época.
En 1907, comenzó a comprar viñedos en el departamento de Las Heras y, años más tarde, inició la venta del fundo original de la Sociedad “Héctor Innes y Compañía”. Casi al mismo tiempo efectuó la compra de una bodega en Guaymallén, que se convirtió en un ejemplo de la vitivinicultura moderna.
Se trataba de una bodega de tres cuerpos construidos en cal y ladrillo. Por entonces, la producción del establecimiento había sido de aproximadamente 8.000 bordalesas. La uva provenía de los viñedos de uva Malbec que rodeaban la propiedad, y de los que ya tenía Annie en el departamento de Las Heras. Elaboró vinos tintos y blancos y colocaba la producción en Capital Federal y Provincia de Buenos Aires.
Annie Fraser aparecía en los documentos como bodeguera, en este rol aumentó el patrimonio con dos casas (una en ciudad y otra en el campo) y diversificó el negocio con algunas hectáreas de alfalfares.
Se desenvolvía en el espacio público de los negocios y de la vitivinicultura mendocina, tomaba decisiones, compraba y vendía propiedades en un ámbito reservado tradicionalmente a los varones; es decir, rompía con los papeles y estereotipos vigentes de las mujeres hacia principios del siglo XX.
En 1911 se disolvió la sociedad “Hector Innes y Compañía” y, al poco tiempo, falleció Thomas Innes en Chile. A cada uno de los socios le correspondió $ 288.406 moneda legal. Annie Fraser recibió dinero en efectivo, material de bodega, terrenos y cinco lotes ubicados en Alto Godoy.
Continuó al frente de sus propiedades y negocios pero abandonó Guaymallén y volvió a residir en la ciudad de Mendoza, fijando su domicilio en la calle Sarmiento (actual Emilio Civit) y Boulogne Sur Mer. A partir de entonces, la información sobre Annie Jane Fraser de Innes y sus negocios en Mendoza comienza a descontinuarse y diluirse.
Fuente: María Gabriela Vásquez “Mujeres y vitivinicultura en Mendoza (Argentina) a principios del siglo XX. El caso de Annie Jane Fraser de Innes” RIVAR, IDEA-USACH, ISSN 0719-4994, N° 3
Informe completo: http://revistarivar.cl/images/vol1-n3/8Vasquez.pdf