Recorrer la bodega de la Familia Altieri -Vinorum- en Perdriel (Luján de Cuyo, Mendoza), permite al turista sumergirse en un mundo de arte, historia, decoración y arquitectura, además de entender al detalle los procesos de vinificación y las características de una bodega boutique. Dirigida por Cecilia Buj, se caracteriza por tener una presencia mayormente femenina en su plantel, en el que las enólogas Victoria Prandina y Evelin Colchad elaboran vinos que cada vez ganan más adeptos y medallas. Para adentrarnos más en su estrategia, entrevistamos a María Victoria Altieri, gerenta de Márketing y Comercialización, un pilar de su organización, quien aporta la energía de la juventud y un curriculum de estudios impresionante para sus 26 años.
Por Lorena Mellone, Enolife
En setiembre, Enolife tuvo la posibilidad de visitar la Bodega Vinorum, de la Familia Altieri, entrevistar a su gerenta comercial, María Victoria Altieri, y hacer un recorrido de la mano de Cecilia Buj, directora de la bodega y protagonista de la decoración y los servicios enoturísticos. El tour permite trasladarse en el tiempo hasta 1930 y conocer cómo eran los procesos enológicos de entonces y los cambios experimentados hasta el presente, con todo un soporte de recursos visuales que hace muy rica la experiencia.
Desde 2020, María Victoria Altieri -que con tan sólo 26 años es Contadora Pública, licenciada en Administración de Empresas con un master en Business Administration and Management realizado en la IE Bussines School de España– se sumó al staff de la bodega como gerenta Comercial y de Márketing, para innovar en los nuevos desafíos comerciales tanto nacionales como internacionales. Además, lleva adelante y lidera la planificación, abastecimiento, procesos productivos, planes de inversión, distribución del producto final, control de calidad y logística.
María Victoria afirma que se incorporó por elección y que el vino no le gustaba, hasta que aprendió a beberlo de la mano de la enóloga Victoria Prandina, convirtiéndose, como todos los que nos introducimos en este mundo, en una apasionada más y en otra de las mujeres a las que «El vinos las une».
-¿Cómo lograste tantos títulos en tan poco tiempo?
-Es que hice la carrera de Contadora Pública en la Universidad de Mendoza en 4 años, logro que tuvo que ver con conocer a una gran compañera de estudios, Agustina Corrales, quien hoy es mi mejor amiga. Fuimos a buen ritmo y parejas, motivadas y con buenos promedios. Cuando nos recibimos, decidimos continuar para obtener el título de licenciadas en Administración de Empresas, rindiendo unas materias más.
Cuando obtuve el segundo título, trabajé un año en Victorio Altieri y CIA, la empresa de mi papá, de cierres enológicos, donde profundicé en temas contables. Allí me di cuenta que quería orientar mi carrera profesional al management y liderazgo empresarial, por lo que averigüé distintos Masters en España. Después de una profunda investigación, elegí el Instituto de Empresas, mejor conococido por IE Business School. Realicé el master, lo que me permitió conocer personas increíbles, todas vinculadas al mundo de los negocios.
-¿Qué significa Vinorum y cómo es su historia?
-El nombre Vinorum fue tomado de la frase latina «Vinum regum, rex vinorum», que significa «Vino de reyes, rey de los vinos». A su vez, son las palabras que utilizaba el rey francés Luis XIV al referirse al antiguo vino húngaro Tokaji Aszú, uno de los vinos más cotizados del siglo XVII, a punto tal que el zar Pedro I mandaba a sus cosacos a vigilar las bodegas y caminos por los que transitaba el vino rumbo a Rusia.
A la bodega la compraron mis papás en 1998, ya tenía 68 años de construida pero estaba completamente abandonada desde la década de 1970, y se reformaron las instalaciones, edificios y cavas para comenzar a elaborar vinos… Y en 2019 mi mamá, Cecilia Buj, que heredó la pasión por el vino de su papá, que era enólogo, se hizo cargo de la conducción y la preparación de la bodega para recibir visitas.
-¿Cuándo te sumaste a la bodega?
-La bodega me empezó a llamar la atención cuando mi mamá se hizo cargo, en el año 2019. Empecé sacando las fotos para las redes sociales, seguí con temas administrativos, llevando los stocks de insumos, y de a poco fui profundizando e involucrándome más y más en los procesos productivos, abarcando todos los temas relacionados a este mundo apasionante. Fui creciendo y desarrollándome junto al excelente equipo de trabajo que tenemos en la bodega y hoy soy la gerenta comercial. Voy a las ferias y visito clientes a nivel internacional, nosotros estamos vendiendo en Brasil, Perú y EEUU y estoy manejando las relaciones comerciales con ellos sin ningún problema.
-¿Fue por elección?
-Totalmente. Cuando empecé a venir a la bodega ni siquiera me gustaba el vino, para nada, pensaba «cómo puede haber gente que tome vino en el almuerzo», hasta que Vicky Prandina me dijo una vez «yo voy a hacer que te guste el vino»… Entonces nos juntábamos en la bodega, por ejemplo, un lunes a las 9 de la mañana y me decían, «vamos a probar este corte, vamos a ver la diferencia entre uno nuevo y otro en barrica, qué sentís, que no sentís». Y así, de a poquito, me fui metiendo, y ahora me encanta y la verdad es que el mundo del vino es apasionante desde la producción hasta los eventos sociales, los viajes, todo. Me encanta.
–¿Cómo es la convivencia en una empresa familiar?
-¡Es muy buena! Mi mamá Cecilia es odontóloga de profesión, pero siempre fue una apasionada de este mundo! Es un motor imparable, siempre busca innovar y estar al día, se encarga prácticamente de todo, es muy humana y sabe cómo manejar personas. Es una líder total, si falta alguien, ella vá y lo hace, a cosechar, a seleccionar uvas, la gente no puede creer que se ponga a hacer las tareas de todos. Es un ejemplo en absolutamente todo. Y si hay que quedarse más tiempo, lo hace, si hay que abrir un domingo, viene.
Con María trabajamos en equipo y lo más lindo es que ella está trabajando acá por elección, ella volvió de España de hacer su master y el mundo del vino le apasiona tanto como a mi. Acá María aporta toda la parte de su juventud, su energía, todos sus conocimientos en cuanto a tecnología y también en toda la parte de especialización que adquirió en su master en management, y yo aporto la experiencia de los años y todo lo que he mamado de chica. Mi papá era enólogo así que me he criado en una finca, en una bodega y evidentemente lo llevo en la sangre.
Cecilia Buj -CEO de Bodega Vinorum – Familia Altieri
Yo creo que nos combinamos perfectamente y nos llevamos muy bien, es importante porque estamos muchas horas juntas y cada una tiene roles diferentes y a su vez aporta desde su lugar para hacer un trabajo en equipo. Es lindo trabajar en equipo y compartir muchas horas. Ella está ahora haciendo la página web, tiene toda la estrategia para eso y los conocimientos de márketing y técnica, que yo de eso no manejo nada, lo que sí me gusta mucho a mí es generar contenidos. Como jefas, ambas somos de mucho carácter, buenísimas, pero cuando hay que poner límites se ponen y nosotras somos de hacerlo, poner encuadre, siempre por las buenas.»
–¿Cuánta gente trabaja en la bodega?
-Mi mamá que es la directora y encargada de hospitality -autora de la decoración de la bodega y del circuito original que tenemos-, 2 enólogas, 2 operarios, 2 personas de mantenimiento y yo. En la finca, que está a 100 metros de la bodega y se llama «Las Marías», trabajan 3 operarios y el ingeniero agrónomo. Como somos pocos todos hacemos de todo. Si falta alguien para fraccionar, ayudamos.
-¿En qué consiste ese circuito original?
-Cecilia es la creadora, se ocupó de la decoración, diseño del recorrido, sabe contar la historia de manera didáctica y tiene una oratoria divina.
Entre las cosas que incluye el recorrido, tenemos un museo de herramientas y maquinarias de la vitivinicultura de principios del siglo XX, es una colección que fue armando mi papá, que las llevaba a casa, y que mi mamá restauró cada pieza para armar este museo de la cultura del vino.
Además ella le da mucho protagonismo a artistas mendocinos, y tenemos una gran exposición de pintura entre las piletas. Por otro lado algunas de las piletas antiguas fueron convertidas en oficinas y espacios culturales.
-¿Cuánto elaboran al año?
-Aproximadamente, y dependiendo del año, elaboramos 100.000 litros y tenemos capacidad operativa para 240.000. Somos una bodega boutique, eso significa que tenemos permiso para elaborar hasta 300.000 litros. Pero originalmente la bodega tiene una capacidad para elaborar 2.000.000 de litros, pero no queremos perder el concepto de bodega boutique, ya que es algo que nos diferencia del resto. Por el momento así estamos bien.
-¿Qué tipos de vinos hacen?
-Apuntamos a la alta gama. Junto con el equipo enológico, estamos en constante búsqueda de productos premium, microvinificaciones y varietales distintos al Malbec, que por más que Argentina es conocida por esta cepa emblemática, el mercado busca nuevos productos.
Es difícil siendo bodega boutique diferenciarte de las grandes compañías, las grandes bodegas, hay mucha competencia a nivel mundial, todo el tiempo hay nuevo proyectos, por ejemplo hay vinos que se venden que ni siquiera tienen bodega pero ocupan un lugar en la góndola. Y es muy difícil diferenciarte de las grandes porque la mayoría de las veces, sobre todo en los vinos de entrada de línea, el consumidor compra por precio, y además si no conoce mucho de vinos va a las marcas que conoce.
Por eso nos destacamos y vendemos más los de alta gama, donde no importa tanto el precio sino que las personas que nos compran sean conocedoras del vino, son consumidores que entienden todos los procesos, el concepto de bodega boutique, el concepto de la madera, el tiempo de estiba, todos los factores que conlleva el vino.
De todos modos, tenemos un portfolio bastante amplio porque vemos una necesidad también en los vinos de entrada, ahí tenemos el Brandsen y una línea más joven que son los GO, que son 4: Malbec, Cabernet Sauvignon, un rosé de Pinot Noir y un Chardonnay.
Este año lanzamos una nueva línea de vinos Vinorum Blanc, Vinorum Rosé y Vinorum Rouge, que son vinos frescos de carácter joven y vibrantes. Y también una nueva añada de la línea Chateau Brandsen Red Blend 2021, un Malbec-Syrah-Cabernet Sauvignon, con una nueva etiqueta.
–¿Y en alta gama cómo está conformado el portfolio?
El más ultra ultra premium es uno que le hicimos a mi papá para su cumpleaños que se llama Tutti Insieme, con una etiqueta más que significativa. Nosotros somos 5 en mi familia y cada vez que nos juntamos a cenar unimos los dedos y mi papa dice «Tutti Insieme», y la etiqueta tiene la imagen de nuestros 5 dedos unidos.
La contraetiqueta es muy bonita porque tiene una leyenda:
«Tutti Insieme…Todos juntos»
«Un vino inspirado en un símbolo asociado a la unidad familiar que crea un vínculo poderoso, que multiplica las fortalezas y acrecienta la alegría y gratitud. Un vino para brindar por la unidad que invita a valorar y nutrir los lazos familiares, recordando en cada paso del camino la fuerza y la belleza de estar Tutti insieme».
Es un blend de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot, que es el corte de “la reina”, lo hicieron Victoria y Evelin. Se elaboró sólo una barrica para 250 botellas y la idea es venderlo solo acá en bodega, y siempre hay turistas brasileño que quieren este tipo de productos exclusivos.
Tenemos los vinos Familia Altieri, una trilogía conformada por el Rilucente que es un blend de Merlot y Malbec; el Vittorioso de Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc; y el Armonioso con Malbec y Cabernet Sauvignon. A esta línea se suma el Regina Bianca que es un Chardonnay.
Le sigue la línea Winemaker’s Selection, una selección de vinos procedentes de cosechas limitadas y destacadas de cada año que se elabora a través de meticulosas microvinificaciones, preservando las levaduras autóctonas o indígenas, y es un vino que resalta las características frutales de cada varietal y está conformado por un Syrah, un blend Malbec-Tannat y un Cabernet Franc. Y nuestro vino ícono Victorio Altieri Gran Reserva, 100% Malbec.
–Por los tipos de vino que elaboran, ¿el mercado al que se dirigen es más el externo que el interno?
-Mitad y mitad, 50% mercado interno y 50% para exportación. Hemos crecido mucho en mercados como Brasil, Perú y Estados Unidos, y estamos concretando con Panamá, gestionándolo con rondas de negocios organizadas por ProMendoza.
Brasil tiene muchas restricciones e impuestos, entonces es difícil negociar, pero consumen mucho vino argentino. Este año estuvimos en la Prowein de San Pablo con el objetivo de aumentar nuestras exportaciones allí. Además, como recibimos tantos turistas brasileros es mas fácil para nosotros que nos conozcan.
Con EEUU, nosotros por suerte trabajamos con una persona que es estadounidense pero de padre mendocino, que nos hizo entrar en Florida y Nueva York. En ese mercado es otro tipo de consumo, siento que no entienden el vino tanto como en Brasil, donde se reentusiasman con la historia y quieren conocer de vinos. En EEUU son más pragmáticos.
En Perú estamos creciendo un montón, nuestro distribuidor es un enamorado del proyecto y tiene llegada a mucha gente que conoce de vinos, y ellos entienden bien el concepto de bodega boutique, vinos de autor y demás, además la gastronomía que tienen es un punto a favor, tenemos un blanco que a los peruanos los vuelve locos, que es el mismo que queremos exportar a Panamá.
Por suerte todas las personas con las que trabajamos están enamoradas del proyecto, entonces le ponen el corazón y hacen un esfuerzo enorme. Además cuentan mucho todos los premios obtenidos en diferentes concursos, tantos nacionales como internacionales.
-¿Y en el mercado interno?
-Este año ha disminuido muchísimo a comparación al año pasado, y lo que vemos es que en todos los lugares es lo mismo, no hay comparación de precios, no tenés un referente, es raro, nos pasa mucho que viene el turista nacional a la bodega y se lleva los vinos más baratos y pide la degustación más barata, y nosotros queremos cuidar a ese turista, porque casi todas las bodegas están poniendo precios exageradamente altos porque viene un turista extranjero al que no le cuesta pagarlo, pero es una pena que se pierda el nacional, es una pena no poder hacer turismo en tu propio país. Entonces nosotros tenemos un precio especial para el turismo local, y los vinos, por ejemplo el Brandsen, que es un vino de excelente relación precio calidad, es el que más se llevan. Además del canal de venta en bodega, vendemos en vinotecas o wine shops, no en supermercados.
-Volviendo a vos, ¿Qué te caracteriza como vendedora, dónde reside tu éxito?
-Ser simpática, generar empatía siempre… Para mí eso es fundamental, y contar historias. Nosotros somos como un libro, cuando venís a conocer la bodega te das cuenta que todo tiene una historia, algo para contar y todas las etiquetas de los vinos también tienen algo para contar. Entonces cuando contás esas historias, eso hace que nos quieran conocer más.
Y creo que encontramos a las personas justas con las que nos manejamos en los distintos países, todo el tiempo nos escriben y nos dicen que les encanta trabajar con nosotros porque los hacemos sentir parte del proyecto, tenemos un vínculo directo, se nota que somos transparentes, no somos complicados y eso suma un montón.
-¿Cómo te proyectás vos en el futuro del negocio?
-Expandiéndomos cada vez más con Vinorum. Mi objetivo ahora que todavía en turismo estamos muy chiquititos, es que Vinorum sea un punto clave que no tenés que dejar de visitar cuando venís a Mendoza. Que cuando vengan, después les digan a sus conocidos: “fui a mendoza, no dejes de visitar esta bodega”, lograr estar a la altura para que nos vean de esa manera. Pensamos siempre en estrategias nuevas para que los turistas cada vez nos elijan más.
Una de las cosas que la gente nos pide mucho es agregar el servicio de gastronomía que todavía no lo hacemos. Recibimos turistas, hacemos una degustación, tenemos distintos tipos de degustación, pero a la gastronomía todavía no nos animamos, necesitaríamos mas gente, sería una nueva área de la empresa, otra unidad de negocios.
Y comercialmente el objetivo es expandirnos a mas países, aunque por ahora no tengo el foco puesto en Europa.
-Y en lo personal, ¿cómo te proyectas? ¿cuál es tu sueño?
-Ojalá que sea una de las grandes mujeres del mundo del vino, reconocida como una empresaria del sector, pero sobre todo que me reconozcan como buena persona, transparente, simpática, empática, que son los valores con los que me crió mi familia. Mi papá es super buena persona y cada vez que yo hablo con alguien que lo conoce me dice “que buena persona es tu papá” y yo quiero que digan lo mismo de mí.
Quiero seguir perfeccionándome, ahora estoy planificando con mi hermana, que se acaba de recibir de ingeniera agrónoma, hacer un curso en WineSet, en marzo 2024, en Inglaterra. Esta institución da muchos cursos de vino a nivel mundial de diferentes niveles. Tienen sedes en todo el mundo y los cursos te ayudan con la venta de vinos.
Los cursos son de somellier en niveles del 1 al 4 y mi objetivo es poder hacer los 4 niveles, que lo bueno que tiene es que cada nivel podés hacerlo en un país diferente, por ejemplo el 1 y 2 en Londres, el 3 en Nueva York y el 4 en San Pablo -esa es mi idea- y así vas conociendo gente de todo el mundo. A mí me sirvió muchísimo lo que hice en Madrid porque conocí gente de todas partes del mundo y si hago distintos cursos en distintos países voy a conocer a personajes de todo el mundo relacionados a lo que yo quiero hacer.