El equipo del Club de Mujeres Profesionales del Vino (CMPV) está conformado por ingenieras agrónomas, enólogas y productoras, quienes desde hace 5 años lucen la misma camiseta en defensa del vino de calidad. Sus fundadoras son Estela Perinetti, creadora de la marca de vinos Las Estelas, y María Laura Ortiz, de la empresa de servicios al sector Winifera. Hoy, las 110 mujeres que participan de esta organización tienen como objetivo optimizar sus tareas diarias con intercambio de ideas sobre temas técnicos y potenciar su rol al frente de la industria vitivinícola.
En la vitivinicultura, son cada vez más las mujeres que ocupan puestos de liderazgo. Enólogas, agrónomas, productoras y bodegueras se convierten en piezas claves y relevantes de la industria vitivinícola. Hoy, su rol es más visible y son muy requeridas por su capacidad creativa y experiencia.
El Club de Mujeres Profesionales del Vino (CMVP) es una muestra de la fuerza de estas hacedoras, alquimistas de las uvas. Se reúnen y están siempre contactadas para tratar temas técnicos y hacer interconsultas diarias sobre las necesidades que puedan surgir. Los temas más recurrentes son: proveedores o insumos, pedidos de ayuda para embotellar o cosechar, intercambio de información sobre experimentos técnicos/científicos, avisos de riesgos de cosecha o cambio de legislación en normativas para exportar.
En 2019, estas mujeres decidieron darle una formalidad a su comunicación interna y externa, desarrollando una imagen institucional. Y antes, desde 2018, el Club mantiene una reunión períodica con los principales críticos de vinos internacionales, dándoles la oportunidad a más de 40 profesionales de conocer a esas personalidades y de presentar sus vinos, cosas que de otra manera hubiera sido muy difícil.
También han organizado degustaciones técnicas con distintas temáticas para seguir desarrollando el potencial de cada bodega. En la página de Facebook del grupo, este año se llevó a cabo una acción de comunicación, presentando a cada una de las enólogas y agrónomas con su foto, puesto, pasión y posición, y las decenas de miles de vistas mostraron el interés del público.
«El escenario vitivinícola, amigable para la mujer»
«Las viñas formaron un espacio donde la mujer se abrió camino a fuerza de amor, trabajo y decisión. A la sombra fresca de parrales de moscatel y uva negra; junto a barricas de vinos y aguardientes; entre lagares y bodegas, la mujer se sintió motivada para derribar barreras, crear espacios de libertad y decidir por sí misma. Las viñas y el mosto, al combinarse, generaron un medio vital en el cual la mujer pudo desenvolverse en forma diferente. El escenario vitivinícola resultó particularmente amigable para la mujer. Ella sintió que, allí, las asimetrías no eran tan pronunciadas como en las regiones apoyadas en otros modos de producción. Si bien se mantenían vigentes las pautas tradicionales que limitaban sus accesos a la economía, la política, la cultura y la vida social, algo había en el escenario vitivinícola que hacía pensar a la mujer que, en caso de revelarse, tendría ciertas posibilidades de éxito. Por eso lo intentó y muchas veces, lo logró»
Pablo Lacoste, historiador mendocino, en su libro «La mujer y el vino»
Un equipo de primera
Testimonios
Laura Principiano, enóloga de Zuccardi Valle de Uco, Mendoza, Argentina
«El Club de mujeres me parece una iniciativa lindísima, una oportunidad de conocernos entre las mujeres que vivimos en el mundo del vino, que a pesar de estar tan cerca, muchas veces no tenemos la oportunidad de encontrarnos. Nos ha ayudado a conectarnos, compartir miradas, experiencias e información. El Club nos acerca, crea una red de contención, de ayuda y de crecimiento profesional para todas las mujeres que formamos parte de él. El rol de la mujer en todos los aspectos de la vida ha cobrado muchísima importancia y la industria del vino no se queda afuera, cada vez somos más las mujeres que tenemos roles importantes dentro de las bodegas y estar conectadas nos ayuda a poder llevar a cabo nuestras actividades de la mejor manera posible. Es una alegría para mí formar parte del Club y compartir con tantas mujeres profesionales esta actividad que tanto nos apasiona.»
Daniela Mansilla, ingeniera agrónoma de PatenteX, Córdoba, Argentina
«Tras una conversación con una colega sobre las dificultades de la industria para las mujeres, me comentó del Club y me invitó a sumarme. Desde que soy parte no me siento tan sola, encontré que compartimos los mismos problemas y teníamos los mismos desafíos. Me alegra ser parte de este grupo de mujeres maravillosas con las que aprendo un montón e intercambiamos mucha información técnica que es de gran utilidad. ¡Es una herramienta de trabajo y de contención emocional!«
Julia Halupczok, ingeniera agrónoma de Sophenia, Gualtallary, Mendoza, Argentina
«Hace tres años que pertenezco al Club, y para mí es un honor estar entre tantas mujeres talentosas y trabajadoras. Para mí es una gran herramienta a la hora de ayudarnos, compartir información tanto técnica como operativa. No hay desperdicio. Este año, la pandemia no nos dejó seguir potenciándonos con encuentros presenciales, principalmente talleres y seminarios, para conocer en profundidad sobre la especialidad de cada una. Pero igual seguimos creciendo en apoyo y en buena comunicación.«
Tania Höy, enóloga de Bodega Burbujas de Altura, Salta, Argentina
«Me cuesta un poco a la distancia y al no conocerlas a todas personalmente, pero soy mamá de un bebé y los viajes se han complicado. Pero espero poder ser alguna vez parte de esas reuniones educativas. Me encanta que se haya formado el Club, y aún no conociéndonos siento que hay muy buen feeling. Nos complementamos y apoyamos de acuerdo a las diferentes experiencias de cada una. La generosidad es la gran virtud del grupo y lo hace más fuerte al ser todas un eslabón de una gran cadena de trabajo, experiencia y vivencias. Me enorgullece formar parte.«
Fuentes: Club de Mujeres Profesionales del Vino, La Nación y Pablo Lacoste