El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) dispuso a principios de año que los vinos tintos genéricos deben tener un 85% de uvas tintas a partir de la presente cosecha, en vez del 65% anterior. Esta nueva regulación implica un cambio en los procedimientos de vinificación de las bodegas y en las categorías de productos. En Mendoza, un vivero de vanguardia como es San Nicolás, dedicado a la producción de plantas de vid a raíz desnuda e injertadas, sintoniza con este avance con el diseño de plantas libres de virus para abastecer a las principales empresas vitivinícolas de todo el país.
Los últimos datos estadísticos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre la cantidad y variedad de hectáreas de viñedos cultivados en Mendoza, dan cuenta de un fuerte impulso en la reconversión varietal que se viene observando en la última década.
En parte el cambio se debe a que los varietales rosados y criollos han pasado a ser tintos de elaboración. El principal varietal plantado ha sido el malbec, pero el mercado también está apuntando a nuevas variedades poco usuales y otras que se dejaron de plantar hace 20 años, como el cabernet sauvignon y el cabernet franc.
Las cifras del recambio se espejan también en el mundo, y muestran que los nuevos y más fuertes consumidores están en busca de nuevos estilos y varietales, de vinos mas fáciles de tomar, con menos alcohol, más atrevidos con respecto a la tradición.
La nueva resolución del INV de establecer un mínimo del 85% de uvas tintas en vinos tintos genéricos, genera un gran cambio en los programas de bodegas y categoría de productos. En principio, un tinto genérico estará constituIdo de igual manera que un varietal o un blend de tintas. Luego de la liberación del vino de este año, un vino del sector más económico, ya sea botella liviana o tetrabrik, podría venderse tanto como vino tinto o blend de tintas, de varietales como bonarda, tempranillo y syrah, por nombrar algunos.
¿Hay algún estudio que indique qué podría elegir el consumidor? No está claro, pero sí se pronostica un saneamiento varietal de viñedos, reconversión en algunos casos, ordenamiento varietal y zonificación, como así también delimitaciones de nuevas plantaciones.
Ante estas nuevas regulaciones y tendencias de consumo, los viveros deben estar en sintonía con las regulaciones oficiales del INV y las necesidades de la industria. La selección de vides, el seguimiento, muestreo, testeos enológicos y ensayos a campo se convierten en herramientas decisivas para satisfacer a mercados cada vez más exigentes.
Experiencia y capacidad para enfrentar el desafío de la reconversión
En Mendoza, el Vivero San Nicolás, con sede en la Ruta 60 de Junín, ha desarrollado estrategias para afrontar con agilidad estos nuevos desafíos del mercado. Su experiencia en el reconocimiento de lotes madres de vides le proporciona a esta empresa líder una idea clara del rendimiento y categoría de los varietales en cada terroir. Por ello, actualmente ofrece al sector vitivinícola nuevos varietales para adecuarse a los requerimientos del mercado.
En algunas zonas de nuestra provincia los suelos se encuentran con un nivel de contaminación con plagas, salinidad y otros factores que hacen necesario el uso de plantas injertadas. Las plantas injertadas de vid requieren de tecnología de última generación para su correcta propagación y poder cumplir con los estándares internacionales de calidad. En Vivero San Nicolás han realizado inversiones para capacitar al personal y alcanzar ese objetivo. En este momento, la empresa del Este mendocino construye las bases para ofrecer, a partir de 2022, plantas injertadas libres de virus, categorías certificadas y estándares de calidad a nivel global.
En el año 2011, Vivero San Nicolás firmó un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para el desarrollo de clones en Mendoza y para la reproducción de plantas certificadas libres de virus.
Este convenio le permite al Vivero escalar a la categoría de “Plantas Certificadas”. El desarrollo de clones de las variedades más difundidas en Argentina está a cargo del INTA, que en coordinación con el vivero selecciona sus mejores características agronómicas y enológicas.
Para desarrollar este tipo de plantas, el Vivero San Nicolás tiene un estricto y controlado protocolo de extracción de estacas.
El desarrollo en el campo otorga vigor y fertilidad a cada ejemplar. Luego, se realiza su selección y los procesos sanitarios en sector de taller, una metodología que permite conseguir raíces sin deshidratación y homogeneidad en la entrega al cliente.
Para las plantas de vid injertadas de tipo omega a raíz desnuda, la empresa cuenta con instalaciones y técnicos especializados en talleres de injertación. Los lotes de plantas madres de vides americanas siguen un riguroso proceso de control para obtener portainjertos de primera categoría. Esto ayuda al rendimiento final del proceso, consiguiendo una planta de prendimiento estable y duradero.
Fuentes: Vivero San Nicolás, INV e INTA