Una de las mayores limitantes para el cultivo o el mantenimiento de las beneficiosas coberturas vegetales entre las hileras de la viña es el consumo adicional de agua, en particular cuando la finca tiene riego superficial, por manto o inundación. Las especies herbáceas nativas adaptadas a baja disponibilidad hídrica pueden ser una alternativa factible en cultivos bajo riego localizado por goteo.
Hace ya un tiempo se vienen aplicando nuevos manejos en los viñedos que permiten un uso eficiente de los recursos. En el caso de la vitivinicultura, el agua es una limitante por lo que se debe seguir investigando y probando cuales son las mejores alternativas para nuestra región. A continuación, compartimos conclusiones de estudios realizados acerca de la factibilidad del uso de especies nativas en los interfilares de los viñedos.
En un estudio realizado en Mendoza, Argentina, se intentó establecer especies herbáceas nativas en viñedos bajo riego superficial (melga), el cual no prosperó debido a la gran capacidad de competencia de las malezas introducidas, las que bajo condiciones de elevada disponibilidad hídrica terminaron predominando por sobre las especies nativas.
Trabajar con cultivos de cobertura consiste en sembrar especies nuevas o dejar desarrollar la vegetación autóctona espontánea de manera permanente o temporaria, sobre la totalidad o parte de la superficie de cultivo. Es una práctica utilizada desde la antigüedad, que durante años fue dejada de lado por la aparición de fertilizantes comerciales y herbicidas pero que ahora vuelve con fuerza por la tendencia a desarrollar viñedos y vinos orgánicos. En estos casos, la cobertura vegetal es clave para mantener un suelo fértil. Y la fertilidad física, química y biológica es indispensable para una producción agrícola sostenible.
En cultivos provistos con riego por goteo resulta difícil establecer coberturas verdes tradicionales, salvo bajo ciertas condiciones particulares, tales como cuando se trabaja utilizando especies con relativa tolerancia a la sequía, en suelos de textura franca a arcillosa y reducido distanciamiento entre las hileras de vid. Es por ello que, para la mayoría de los viñedos irrigados con la tecnología de riego localizado, sería importante la utilización de especies herbáceas nativas como cultivos de cobertura, según describe el estudio “Intercambio gaseoso y eficiencia en el uso del agua de cultivos de cobertura con especies nativas (Mendoza, Argentina), exóticas cultivadas y malezas”. (Ver fuentes al pie)
Otra conclusión a la que llega el citado estudio es que las especies nativas tipo C4 presentaron el menor consumo hídrico anual y elevada eficiencia en el uso del agua en condiciones de restricción hídrica y temperatura elevada, debido a que su evapotranspiración se redujo proporcionalmente más que la fijación de dióxido de carbono
Las plantas se clasifican en C3 y C4 dependiendo de los mecanismos de fotorrespiración utilizados. Las plantas C4 están adaptadas a zonas donde existe una limitada disponibilidad de agua como así también la eficiencia fotosintética es mayor en las mismas.
Lo anterior se debe a que, en condiciones de alta temperatura y restricción hídrica, las especies del tipo C4, tanto nativas como malezas, hacen un uso más eficiente del agua en comparación con las especies C3. Especies nativas tipo C4 surgen con probabilidad de éxito como cultivos de cobertura en el interfilar de viñas bajo riego por goteo. Esto es debido a su capacidad de mantener mayor actividad de evapotranspiración bajo condiciones limitantes de agua disponible y su menor consumo hídrico anual.
Especies nativas de actividad invernal del tipo C3, con ciclo fenológico opuesto al del cultivo de la vid, pueden ser recomendadas en situaciones donde se busque reducir la excesiva competencia con el cultivo durante los meses de primavera.
En otro estudio titulado “Influencia de la vid (Vitis vinifera L.) sobre cultivos de cobertura: un modelo biomatemático de la transición de amensalismo a comensalismo” (ver fuentes al pie), se establece que no habría evidencias para asumir que el cultivo de cobertura afecta el crecimiento de la vid, lo que indicaría una posible indiferencia de la vid respecto del cultivo de cobertura. También se sugiere que hay evidencias para asumir un efecto facilitador de la vid sobre el cultivo de cobertura en tanto que la presencia de la primera aumenta la tasa de crecimiento del segundo.
Un desafío futuro es continuar con los estudios que presenten conclusiones de los efectos que sufren la vid y el cultivo de cobertura al estar consociadas, como así también abarcando otras variedades de vid y coberturas vegetales. También es necesario continuar con los estudios a campo de los diferentes comportamientos de las herbáceas nativas en los interfilares de los viñedos.
Por lo pronto, estos son beneficios de la utilización de los cultivos de cobertura para los viñedos:
- Incremento en la estructura del suelo.
- Reducción de la compactación
- Mejora en la tracción de la maquinaria.
- Aumento de la biodiversidad.
- Disminución de las pérdidas de nutrientes por lixiviación.
- Control de malezas no deseables.
- Reducción en la necesidad del uso de agroquímicos.
- Modifican el microclima disminuyendo la temperatura en la superficie del cultivo, reduciendo la cantidad de luz reflejada en la misma y disminuyendo el riesgo de quemaduras de sol e infestaciones de ácaros.
- Capacidad para reducir la erosión del suelo y los consecuentes daños de las vides por los efectos del acarreo de arena, ya que reduce el flujo de agua, disminuye el impacto de las gotas de lluvia sobre la superficie e incrementa la tasa de infiltración del agua.
El uso de coberturas vegetales en viñedos para proteger suelos consiste en instalar o dejar desarrollar, de manera permanente o temporaria, en la totalidad o en parte de la superficie, una cubierta herbácea.
En distintas regiones del mundo se utilizan diferentes especies vegetales, principalmente de las familias Poaceae (gramíneas) y Fabaceae (leguminosas). Aunque existen algunos trabajos en Mendoza y Argentina sobre el tema, en estos se ha trabajado mayormente con vegetación espontánea y hasta el momento se ha estudiado una limitada cantidad de especies alternativas. El ingeniero agrónomo Martín Uliarte del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha evaluado la mayor cantidad de especies posibles, que estén siendo utilizadas como coberturas vegetales en los diferentes viñedos del mundo. Uliarte logró importantes conclusiones. Por ejemplo, que las destacadas por su mayor aporte de biomasa, tales como alfalfa, achicoria forrajera, trébol rojo y falaris bulbosa, poseen gran potencial como mejoradoras o estructuradoras del suelo.
Asimismo, estas especies, que en general poseen sistemas radiculares más profundos, serían las más adecuadas para controlar el crecimiento de viñedos vigorosos, con el fin de regular la producción y mejorar la calidad de la cosecha.
Por el contrario, cuando se busque una cobertura permanente de limitada competencia con la planta de vid, habrá que pensar en especies de menor desarrollo vegetativo como el trébol blanco y frutilla, raigrás perenne o poa de los prados. Especies como pasto ovillo, falaris bulbosa y festuca alta, destacadas por un mayor grado de cobertura de suelo, poseen mayor adaptabilidad para ser utilizadas en el control de malezas indeseables en el viñedo.
Las especies anuales invernales en general podrían recomendarse principalmente para viñedos de escaso vigor. En donde se requiere una cobertura estival de ciclo corto con el fin de secar el perfil en la época de lluvias, sería aconsejable la utilización de por ejemplo el sorgo del Sudán. La utilización de especies de elevada perennidad (pasto ovillo, falaris bulbosa y festuca alta) o bien anuales de gran rebrote, floración y por lo tanto de elevada resiembra natural (raigrás anual y trébol de Alejandría), puede evitar la realización de costosas resiembras anuales.
En muchos casos sería quizás más conveniente el uso de mezclas de especies para complementar su comportamiento. En las pasturas es ampliamente difundida la consociación entre leguminosas y gramíneas, debido a que las gramíneas son grandes consumidoras de nitrógeno, mientras que las leguminosas fijan en el suelo el nitrógeno atmosférico (simbiosis con Rhizobium).
Con los resultados obtenidos, actualmente es factible identificar el grupo de especies de coberturas más apropiadas para cada situación particular. Para ello es importante conocer las características de cada viñedo (sistema de conducción, vigor, tipo de riego, disponibilidad de agua, profundidad de suelo, etc.) y los objetivos perseguidos por cada productor (mejorar estructura, disminuir erosión, controlar vigor, etc.). Serían recomendables posteriores investigaciones de nuevas especies que amplíen las perspectivas del uso en viñedos, como así también evaluar la posibilidad de la utilización de especies herbáceas nativas, especialmente para cultivos bajo riego por goteo en donde resulta sumamente difícil establecer especies exóticas.
La utilización de especies herbáceas nativas como cultivos de cobertura contribuye a reducir el consumo hídrico respecto del uso de coberturas vegetales cultivadas introducidas.
No existe una especie ideal como cobertura verde, la elección depende del objetivo perseguido y de las características de cada sitio. Siempre es recomendable la asociación entre especies para complementarse, para lograr mayor diversidad. Para esto, es habitual la consociación leguminosas y gramíneas.
Esta es una experiencia para una zona, por lo tanto, los datos son útiles para comparar el comportamiento de las especies en condiciones controladas, pero deben ser validados con experiencias de campo y evaluando la interacción entre los cultivos de cobertura y la vid, bajo condiciones ecológicas locales.
Fuentes: Observatorio Vitivinícola Argentino (OVA); Suplemento Verde Diario de Cuyo; Carlos Rubén Bageta, Marcelo Alberto, Carmen Sartor, Adrián Cecconato, Alicia Bevaqua, Marta Tirador, Marcela Garriga, Verónica Nodaro, Alejandro Quiroga, Ernesto Uliarte (ex aequo): «Influencia de la vid (Vitis vinifera L.) sobre cultivos de cobertura: un modelo biomatemático de la transición de amensalismo a comensalismo»; Cavagnaro, J.B. y A.D. Dalmasso, 1986. «Ensayo bajo riego de pasturas nativas en áreas cultivadas. Informe interno. Mendoza: IADIZA»; Miriti, M. N. 2006: «Ontogenetic shift from facilitation to competition in a desert shrub»; Olmstead, M. 2012. «Cover crops for arid areas». Universidad de Florida; Uliarte, E.M.; C.A. Parera, E.E. Alessandria y A.D. Dalmasso: «Intercambio gaseoso y eficiencia en el uso del agua de cultivos de cobertura con especies nativas (Mendoza, Argentina), exóticas cultivadas y malezas».