En plena Quebrada de Humahuaca -zona declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por la Unesco en 2003-, unas 30 hectáreas de viñedos de altura ya producen vinos de alta calidad, reconocidos por el Master of Wine Tim Atkins, entre otros. La zona obtuvo su Identificación Geográfica (IG), otorgada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2015.
En una nota publicada por el Diario de Cuyo de San Juan, el ingeniero agrónomo y periodista especializado en vitivinicultura Hugo Carmona Torres -hoy también vicepresidente del INV- nos ofrece un pintoresco panorama de la región, con datos precisos y útiles. A continuación, reproducimos el texto.
Por Hugo Carmona Torres (hugo_carmona@inv.gov.ar)
Ingeniero agrónomo, periodista especializado, vicepresidente del INV
Nuestra vitivinicultura fue siempre reconocida por su vasto territorio implantado bajo determinados climas, desde los antiguos viñedos coloniales del litoral y Buenos Aires, hasta los del árido noroeste, donde las provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja fueron los principales actores de las últimas décadas.
Hoy existen 18 provincias argentinas que registran superficie cultivada con vid: 70% Mendoza, 21,5% San Juan, 3,6% La Rioja, 1,5% Salta (Cafayate), 1,3% Catamarca, 0,8% Neuquén y 0,7% Río Negro. Estas 7 provincias concentran la mayor superficie de vid. El restante 0,6% se distribuye en 11 provincias: Córdoba, La Pampa, Buenos Aires, Tucumán, San Luis, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, Misiones, Santiago del Estero y Santa Fe.
Para entender qué pasa en las nuevas zonas vitivinícolas de la Argentina, estuvimos en la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad, para poder apreciar la magnitud de esta joven actividad jujeña, que ha desafiado condiciones extremas.
Una viticultura basada sólo por ahora en unas 30 hectáreas que vegetan sobre el trópico de Capricornio a una extrema altura, donde hoy, a 3.329 metros, se cultiva el segundo viñedo más alto del mundo, luego del récord Guinness de una viña en el Tibet a 3.563 metros.
La Quebrada de Humahuaca incluso ya tiene su Indicación Geográfica aprobada por ley y aparece en las etiquetas de sus vinos, situación que la hace muy atractiva para el enoturismo, sobre todo el internacional que ya empieza a tenerla en cuenta, y paga, por ejemplo vivido, 35 dólares por una botella en bodega o restaurantes de campo.
Desde Tumbaya (2.000 metros) hasta Viñedo de Moya (3.329 metros) las vides desafían al clima y suelo en condiciones extremas, bajo un sistema de producción que busca lo natural, lo orgánico, siguiendo las raíces de la cultura local donde la Pachamama, la «madre tierra», es vital para los nativos.
Las uvas, con bajas producciones todavía, son elaboradas en pequeñas bodegas adaptadas al enoturismo, donde se aplican tecnologías modernas de elaboración a escala, entregando vinos de gran color y características muy particulares vinculadas sin duda a una gran amplitud térmica entre día y noche durante la maduración de las bayas.
Actualmente hay dos zonas productoras de uva para vino en Jujuy, una que lleva 15 años desde las primeras plantaciones, que es la Quebrada de Humahuaca, y la otra zona de cultivo, llamada valles templados, que cuenta con algunos ensayos y productos elaborados.
En ambas regiones los principales varietales que se están produciendo son malbec, syrah, cabernet franc, cabernet sauvignon, merlot y, de las uvas blancas, Sauvignon.
Viñas y vinos
La producción se concentra en un 48% en el departamento de Tilcara, y el resto en Humahuaca y El Carmen.
Precisamente Huacalera es una localidad de Tilcara donde hay un monolito que indica que por ahí pasa la línea del Trópico de Capricornio. Allí, a 2.625 metros sobre el nivel del mar, está la bodega Viñas del Perchel, emprendimiento de la Familia Vargas desde el 2005.
En la localidad de Maimará, el entusiasta Fernando Dupont fue el pionero en plantar vides allá por el año 2001 a 2.400 metros de altura. Bodegas Dupont produce las marcas Pasacana, Punta Corral, Sikuri y Rosa de Maimará. También ha comenzado a exportarlos.
En la pintoresca Purmamarca está la bodega Amanecer Andino, que produce malbec y sauvignon blanc. También en esta localidad hay una destilería que permite hacer grapas y aguardiente en base al subproducto de la uva, el orujo.
Raúl Noceti, a 20 kilómetros de Huacalera, tiene una finca donde cultiva Sauvignon Blanc y Malbec, que en Salta la bodega Tukma produce con la etiqueta 2.670, la altura donde se cosecharon las uvas.
También está el viñedo «Sol de Mañana» en Yacoraite, sin producir todavía y un viñedo en Huichaira.
En la localidad de Uquía se encuentra el establecimiento «Claudio Zucchino Bodega y Viñedos de Extrema Altura», con una huerta orgánica y viñedo orgánico certificado junto a la hostería Viñas de Uquía, de la firma Ayni, donde recibe turistas y es también propietario de Viñedo de Moya, algo más arriba, el segundo más alto del mundo. Produce 5.000 botellas anuales del vino Uraquí.
Avance
El vino de la Quebrada de Humahuaca se comercializa a distintos puntos del país y principalmente a través de visitas turísticas a las bodegas para conocer el viñedo y la producción.
En tanto, en los valles templados, la producción avanza y se realiza desde hace un par de años, y es parte del sector que se busca impulsar con políticas que favorezcan el acceso a la capacitación para mejorar su calidad y financiamiento.
También se ha formado un Consejo Consultivo Vitivinícola integrado por representantes de cada sector, de productores mediante el presidente de vitivinicultores de la Quebrada de Humahuaca; un miembro de los bodegueros; uno del Ministerio de Cultura y Turismo; y otro de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy. Actualmente lo preside Ezequiel Bellone.
Otra de las acciones para el desarrollo vitivinícola junto al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) fue el trabajo en torno a buenas prácticas de manufactura de alimentos para la vitivinicultura. Se están haciendo trabajos con la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y bodegas de Mendoza mediante reuniones mensuales con asistencia técnica directa en las seis bodegas de la Quebrada de Humahuaca.
De esta manera, el Ministerio de Producción a través de INTI aporta el financiamiento del programa para la asistencia técnica; una parte lo hacen las bodegas y trabajan en conjunto con una destilería para aprovechamiento del «orujo», un residuo en el proceso de elaboración del vino. Si bien no se puede tener volumen en la producción vitivinícola, con la asistencia de seis meses se busca lograr una mejora en la calidad dadas las características de altura, y a las condiciones climatológicas.
Los viñedos y bodegas jujeñas en general apuntan a la comercialización ofreciendo visitas guiadas y venta de los vinos que producen.
La inventiva y promoción son fundamentales. Claudio Zucchino nos cuenta que a los casi 4.000 metros de altura, en un viejo socavón minero abandonado, acondicionó una cava hasta donde, a lomo de llama, se trasladaron 1.000 botellas de vino. También allí la idea es que cinco cheffs preparen y ofrezcan comida andina de fusión y el público pueda degustar los vinos de todas las bodegas jujeñas. Como se ve, las bodegas en Jujuy aportan algo más a la promoción de su turismo.
Un paraíso natural con vinos complejos y de buena acidez
La Quebrada de Humahuaca, ubicada en la provincia de Jujuy en la República Argentina, es un extenso, estrecho y árido valle montañoso de perfil asimétrico que forma un corredor natural en dirección norte-sur de unos 170 kilómetros de largo, cuyo extremo sur puede ubicarse en la población de Bárcena, a 38 km al norte de San Salvador de Jujuy, y en su extremo norte en la población Tres Cruces, en cuyo interior corre la cuenca del Río Grande de Jujuy, flanqueada al oeste y al norte por el altiplano de la Puna, con 3.800 metros sobre el nivel del mar, al este por las sierras subandinas y al sur por los valles templados. En estos 170 km de extensión la altura de este valle asciende desde los 1.250 a los 3.700 metros.
La Unesco declaró, en el año 2003, a la Quebrada de Humahuaca Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad por la unicidad del paisaje y la ecología quebradeña, pero a los fines de cumplir con las exigencias de la ley 25.167 que legisla sobre la «Designación y Presentación de Vinos y Bebidas Espirituosas de Origen Vínico de la Argentina» y de la que el INV es el organismo de aplicación, los productores consideraron una zona central homogénea desde el punto de vista agroclimático.
La zona vitivinícola tiene una extensión aproximada de 80 km de largo en sentido norte-sur sobre la Ruta 9; su centro geográfico es la población de Tilcara y está limitada en su extremo sur por la localidad Tumbaya y en su extremo norte por la de Humahuaca. El ancho es variable y se encuentra determinado por la altura de los terrenos aledaños al río Grande.
Para ver la presentación completa de WofA de la región vitivinícola «Norte de Argentina» con sus estadísticas correspondientes clikear Aquí
La Quebrada en su recorrido norte-sur atraviesa diferentes situaciones de clima, influenciado fundamentalmente por la altitud. No obstante ello genéricamente se lo clasifica como de montaña, árido y con carácter continental intenso. Las precipitaciones se distribuyen en el verano y los inviernos son muy secos. Aproximadamente el 90% de las precipitaciones se producen durante los meses de diciembre, enero, febrero y marzo.
En la porción de la Quebrada protegida por la IG las lluvias son del orden de los 150 milímetros anuales, por lo que lo clasifica como desierto. El territorio se caracteriza por una acentuada amplitud térmica, tanto estacional como diaria y se lo puede definir como templado con noches invernales frías y días soleados. Desde el punto de vista hídrico, todo el tramo es muy homogéneo y en cuanto a los vientos estos pueden ser importantes en alguna época del año.
Dentro de la IG se encuentran pequeños viñedos dedicados a uvas de alta calidad enológica como malbec, sauvignon blanc, cabernet Sauvignon, syrah y pinot Noir. La amplitud térmica sumada a la alta heliofanía producen una alta concentración polifenólica en la carne y los hollejos, un alto contenido de azúcares en madurez y paradójicamente una buena acidez, dando como resultado vinos complejos y alcohólicos aunque frescos de color muy intenso, casi negros con violeta en los bordes.
A pesar del escaso tiempo que lleva el desarrollo vitivinícola con uvas finas en la zona de la Quebrada de Humahuaca su caracterización agroclimática mereció su diferenciación, reconocimiento y protección por parte del Instituto Nacional de Vitivinicultura.
Fuentes: Diario de Cuyo de San Juan y Wines Of Argentina (WofA)