El presidente de una cooperativa californiana que agrupa a 500 grandes productores vitícolas lanzó la idea de copiar la estrategia de Francia, que está erradicando viñedos por sobre-stock de vinos básicos en el mercado. En el caso del país galo, se trata de un plan bien calculado para reconvertir 15.000 hectáreas sobre todo en la zona de Burdeos, con ayuda estatal y de la Unión Europea por 200 millones de euros, y una compensación para los viticultores de 10.000 euros por hectárea. Pero en California la propuesta generó polémica y rechazo, porque algunos creen que al bajar la oferta de vino muchos consumidores, sobre todo los jóvenes, se volcarán a la cerveza.
En California se plantean eliminar 6.000 hectáreas de viñedo, fundamentalmente por la caída del consumo de vino y la necesidad de liquidar stocks. Pero también mirando hacia un futuro en el que las demandas del mercado internacional se inclinan más hacia los vinos premium, lo que requeriría más hectáreas de uvas varietales finas.
Según recientes encuestas, entre los jóvenes estadounidenses de 21 a 29 años, el 13% bebe vino de manera ocasional y sólo el 16% lo hace de manera significativa. El 35% bebe alcohol pero no vino y el 25%, por tanto no toma ninguna bebida alcohólica
Jeff Bitter, presidente de Allied Grape Growers, una asociación que representa a 500 viticultores californianos, dijo al respecto: «Tenemos demasiada oferta… Para contrarrestar los desafíos actuales, con una demanda desacelerada y una tendencia de cambio global en el mundo del consumo de vino, el camino pasa por eliminar aquellas hectáreas de vino destinadas a la elaboración de vinos de gama baja, los que entendemos como los vinos baratos.
Los productores que venden vino a menos de 6 dólares la botella deberían eliminar un total de 6.000 hectáreas de viñedo».
Jeff Bitter, presidente de una cooperativa californiana de 500 grandes productores
Sin embargo, muchos viticultores y analistas del sector creen que con este tipo de medidas no necesariamente van a aumentar los consumidores que compran vinos más caros. Por el contrario, piensan que muchos bebedores de vino pasarían a ser bebedores de cerveza.
A la hora de fundamentar su propuesta, Bitter argumentó que las ventas de vinos de precios superiores a los 12 dólares ha crecido en los últimos años. Pero le contestan que no tiene en cuenta un detalle: en el rango de 21 a 29 años, el 13% bebe vino marginalmente y sólo el 16% lo hace de manera significativa. El 35% bebe alcohol pero no vino, el 12% tiene consumo irregular y el 25%, por tanto no bebe ninguna bebida alcohólica. Con estos números, es difícil concluir que justo el segmento de los más jóvenes va a pasar a pagar el doble por una botella de vino.