Nuestros colegas del programa radial Conexión Agro y de la web Estrategias y Mercados escribieron el 15/4 en este último medio digital -propiedad de la Unión Vitivinícola Argentina-, una dura crítica a Bodegas de Argentina, en respuesta a la solicitud de la cámara empresaria de liberar los precios de los vinos varietales embotellados y, en cambio, mantener «planchados» los precios de los vinos comunes. En Enolife divulgamos hace días el reclamo de la institución dirigida por Patricia Ortiz, y ahora, nobleza obliga, replicamos la opinión de Pérez Delgado y Bustos Herrera. Los entrecomillados, los destacados en cursiva y el título interior son de los autores.
Desde que comenzó la cuarentena a causa del Covid-19 nos preocupamos de las situaciones de consumo y venta de vinos, que se caían como castillos de naipes.
Restoranes, bares, reuniones, juntadas, boliches, casamientos, fiestas de 15. Enoturismo, venta directa en establecimientos y vinotecas.
Hace pocos días el Papa Francisco dijo en una plaza San Pedro vacía que «en este barco estamos todos, nadie se salva solo». Días más tarde, el Sumo Pontífice reforzó el mensaje y afirmó: «Esta crisis nos afecta a todos: a ricos y a pobres. Es una llamada de atención contra la hipocresía».
Hay quienes parecen no entender estas premisas universales y postulan, como en el Titanic, salvarse solos en el primer «barco» que encuentren a mano. Está claro que el virus no distingue clases sociales.
Mientras algunos buscan la manera de ayudar en este contexto de crisis histórica y para lo cual llevan adelante la representación «de los que no tiene voz o llegada a los despachos donde se toman decisiones», otros en cambio, eligen desde el reclamo sectorial el desprecio a una buena parte de la sociedad.
Hace pocas horas fue enviado un comunicado de Bodegas de Argentina con algunos de esos postulados que mencionamos más arriba y que compartimos, como la reapertura de vinotecas. Sin embargo, en el quinto párrafo, el ente asegura:
«Pedimos asimismo al Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación que revea el congelamiento de precios luego del 20 de abril próximo, fecha en la que vence el congelamiento resuelto por la resolución 100/2020, dando libertad a las bodegas para fijar precios libremente a los vinos embotellados. Proponemos que queden congelados los precios de los vinos de mesa, que hacen al 45% del total del vino comercializado en la Argentina, que son los mayoritariamente consumidos por la clase baja y media baja. El precio del vino como insumo de producción se disparó recientemente por una menor cosecha de uva, y lamentablemente las bodegas no tuvieron tiempo suficiente para trasladar estos nuevos costos a precios. Debemos recalcar también que en 2019 los precios de los vinos en góndola subieron solo 30% en promedio, muy lejos da la inflación general».
Mentiras y discriminación
Los vinos de mesa (conocidos también como «finitos» o de envase multilaminado, «tetra») representan casi el 70% de las ventas en Argentina y no como proponen en la misiva «el 45% del total del vino comercializado en la Argentina«. Pero además se hace alusión al congelamiento del precio del vino para los mayoritariamente consumidos por la clase baja y media baja, esto es el vino que toman los pobres. ¿Lo traduzco? «Háganle el favor a los pobres de no aumentarle el precio del vinito«. Esas clases a las que hace referencia despectivamente, «mayoritariamente» trabajan en la parte más dura las fincas y bodegas de los propios socios de Bodegas de Argentina.
A continuación, hablan de que «El precio del vino como insumo de producción se disparó recientemente por una menor cosecha de uva, y lamentablemente las bodegas no tuvieron tiempo suficiente para trasladar estos nuevos costos a precios«. En buena hora que aumentó después de años congelado y pagado en cuotas.
Tal vez les falló la operación mediática que montaron hacia finales del año pasado, cuando vaticinaron una cosecha récord que terminaría deprimiendo los precios de la uva. Los últimos datos de la cosecha 2020 -no llega a los 20 millones de quintales- indican que esto finalmente no sucedió; el clima, la falta de agua y las circunstancias económicas adversas, conspiraron para que la vendimia estuviera muy lejos de una cosecha normal. Y otra falacia. Si hay un insumo caro en el vino, no es justamente el vino, el líquido, sino todo lo que lo rodea. Botellas, etiquetas, barricas, corchos, cajas, guarda, impuestos e intermediarios por nombrar algunos.
Llama la atención -y a la vez preocupa- el silencio de muchos socios de Bodegas de Argentina que convalidan éste y otros reclamos. Conocemos a muchos de ellos y estamos convencidos de que no coinciden con «“éstas prácticas» que terminan aniquilando a toda una industria.