Para el Día del Enólogo mendocino, como homenaje, nuestro editor y también poeta aporta un texto sobre el winemaker enamorado de su criatura que, en busca de la inmortalidad, se dejó llevar por una loca pasión y perdió el equilibrio. Amigos enólogos, absténganse de desatar este demonio en su bodega. Es muy peligroso.
Pedro Straniero
Director periodístico Enolife