El maestro de enólogos argentinos viene defendiendo la conveniencia de elaborar vino sin alcohol desde hace varios años, con argumentos sólidos y conocimiento de la enología necesaria para esa producción, de los mercados y de las nuevas tendencias de consumo. Ya en octubre de 2020, recién saliendo de la pandemia de covid, Ángel Mendoza provocó un «escándalo» en las redes sociales al apoyar la idea de levantar las restricciones para elaborar estos vinos lanzada por el entonces presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Martín Hinojosa (ver nota de Enolife «Ángel Mendoza sobre el vino desalcoholizado: ‘No podemos ir en contra del mercado abstemio‘). Ahora que la actual conducción del INV eliminó mediante una Resolución las trabas al vino sin alcohol, Ángel nos envió el texto que a continuación publicamos, ampliando con gracia y convicción los fundamentos para tener «un vino inteligente y saludable que no compite con el vino tradicional».
“El vino es una bebida que debería hacerte feliz, no que debería estar lleno de reglas”. (Geraldine Campbell)
Después de 54 años de actividad profesional enológica, comprendo al vino como una bebida que acompaña y emociona a la civilización mediterránea desde el alba de la humanidad.
De bebida alimento a bebida social y emocional
Desde la vida de los pueblos fuertes al glamour de una copa de cristal, con pie esbelto, cámara aromática y bordes de acuerdo al varietal y el terruño de origen. Su contenido moderado de alcohol la condiciona como grato y sano condimento líquido de la comida. Pero el alcohol etílico es un componente discutido por la medicina y la sociedad.
Algunos bodegueros europeos y americanos han invertido mucho en investigación y desarrollo para lograr vinos de 0,0°Gl, que apoyan a consumidores y segmentos de la sociedad libre de alcohol. El vino sin alcohol ya es una bebida y producto comercial en varios países que consumen vino.
En este tema innovador, la industria de la cerveza demostró en Qatar 2022 que el fútbol se disfruta con cerveza 0,0 °GL. Le lleva una ventaja importante de desarrollo a la industria del vino.
En 2015 tuve la oportunidad de probar un divertido vino sin alcohol blanco de una importante bodega de España (Natureo -0,0°GL de Bodega Torres). Corría como agua en un restaurante de Cuba, con muchos turistas europeos.
Diez capítulos que identifican su presente y futuro
Cap.I: El vino sin alcohol no es para entendidos. Es para una sociedad joven, sana, madura, libre de alcohol.
Cap. II: Al vino sin alcohol no lo definen la producción primaria de viñateros, bodegueros o el INV. Lo define el mercado en un marco legal alimentario.
Cap.III: ¿El vino sin alcohol sabe a vino? Sí, pero no. No presenta el cuerpo, la estructura y el volumen de un vino convencional.
Cap. IV: Para evitar las debilidades sensoriales de un vino 0,0°gl, se recomienda beber a bajas temperaturas entre 4 y 9°c.
Cap. V: El vino “alcohol free” es ideal para mujeres embarazadas, con lactancia o cuidan la dieta sana. Opción saludable y diferente.
Cada vez más personas toman la decisión de vivir una vida sin alcohol, ya sea por motivos de salud, de bienestar o de estilo de vida.
Cap.VI: Se recomienda el vino sin alcohol para choferes designados, almuerzos ejecutivos y laborales, mercados musulmanes, deportistas y consumidores con trastornos hepáticos y diabetes.
Ante aguas saborizadas (pseudo saludables) para acompañar la comida, prefiero vino alcohol free.
Sorprende saber que el consumo de aguas saborizadas, gran invento argentino, ya supera un consumo anual de 30 litros per cápita. Y posiblemente es el mayor competidor del vino en los almuerzos ejecutivos de los restaurantes argentinos.
Cap.VII: El vino sin alcohol es una inteligente y anticipada respuesta de la industria a los lamentables trastornos del alcoholismo.
Cap.VIII: Los vinos para desalcoholizar deben ser muy buenos, de cosecha temprana, de bajo alcohol preferentemente aromáticos (moscateles, torrontés, tempranillo, syrah, bonarda , criollas y cerezas ). Termovinificación, maceración carbónica, fermentadores automáticos son los procedimientos más adecuados.
Cap. IX: El negocio mundial del vino sin alcohol prevee un crecimiento anual del 5% en la próxima década. Y estiman un movimiento de 10.000 millones de dólares para 2027. Será una de las principales tendencias que marcaran el consumo global del vino.
Cap. X: El vino sin alcohol no compite con los vinos convencionales. Es un complemento ante la tendencia cada vez mayor de vivir con salud y bienestar.
Estas razones me permiten estar abierto ante los “atavismos ideológicos” que caracterizan a la industria del vino.
Los vinos sin alcohol pueden destinar parte de su composición alcohólica a la asepsia sanitaria recomendada. Y sobre todo pueden alcanzar la reducción de impuestos que podría compensar el costo tecnológico de desalcoholizar.
Conclusión
He amado y disfruto mucho el vino noble. Pero nunca dejaré de estar abierto a la investigación, desarrollo y la innovación de la industria. Así me enseñaron notables profesores e inquietos bodegueros.
Invito a los puristas del vino a que expongan 10 razones para demostrar la no factibilidad de este novedoso producto que busca la salud y la seguridad alimentaria de determinados y nuevos consumidores.
Me sentiré muy feliz de compartir un serio debate.
El mercado de vinos sin alcohol es mucho más maduro en países como Estados Unidos, Francia, Alemania, España. Será otra oportunidad de nuestro país en el camino desafiante de la exportación para lograr competitividad y sustentabilidad.