En estos días de comienzo de diciembre, cuando el plan oficial argentino (gobierno provincial, gobierno nacional y Senasa) de lucha contra la dañina plaga lobesia botrana está concluyendo con pulverizaciones aéreas en el Este y Norte de Mendoza, la empresa de servicios analíticos AGQ Labs & AgroConCiencia, con base en Guaymallén, Mendoza, aporta monitoreo y control químico-biológico y cultural tanto de los cultivos como de la uva de mesa. A la vez, acompaña el uso de técnicas sustentables de confusión sexual del insecto, con su diseño de planes de cura y recomendaciones de los productos fitosanitarios autorizados para el combate.
El programa oficial de lucha contra la polilla de la vid está siendo pensado con un enfoque de sustentabilidad, mediante la utilización de la Técnica de Confusión Sexual (TCS) en combinación con productos fitosanitarios de muy bajo impacto ambiental y la implementación de prácticas como la cosecha completa y la eliminación de restos de poda.
Las estaciones de monitoreo emiten las alertas para que los productores realicen los controles en los momentos oportunos. En AGQ Labs y Agro ConCiencia brindan servicios analíticos y de asesoramiento a sus clientes para ayudarlos en la toma de decisiones, ya sea para el diseño de los planes de cura como para las analíticas de calidad e inocuidad de su materia prima y productos terminados, privilegiando el manejo de plagas, enfermedades y malezas en un entorno en el que cada día son más exigentes las prácticas necesarias.
La polilla de la vid o lobesia botrana es una plaga que ataca principalmente al cultivo de la vid. Al ser cuarentenaria en Argentina, el monitoreo y control implica esfuerzos importantes tanto de organismos oficiales como de empresas y productores. En cada provincia, y en concordancia con el organismo regulador central, el Senasa, se están llevando a cabo programas con el objetivo de erradicar y evitar la difusión a zonas libres de este perjudicial lepidóptero de los viñedos.
La lobesia botrana ataca la fruta provocando pérdidas en los volúmenes de producción y menores rendimientos por planta. Además, afecta a la calidad del fruto tanto para consumo fresco como para proceso de vinificación. Las picaduras y galerías de ingreso que produce en las bayas terminan siendo la puerta de entrada de hongos patógenos que facilitan las podredumbres de los racimos, con el consecuente deterioro y transmisión de malos sabores y olores.
Exportación de uva y control fitosanitario
La uva de mesa con destino a exportación debe cumplir con los tratamientos y cuarentenas internacionalmente aceptados para evitar el ingreso en esos destinos de partidas afectadas, lo que eleva el costo de producción e implica pérdidas de dinero y tiempo.
El control fitosanitario comprende aquellas actividades de monitoreo y control químico-biológico y cultural, con el objetivo la erradicación de la plaga en las áreas con baja presión de la misma y la supresión en las áreas con alta presión, mediante la utilización de técnicas ambientalmente sustentables. De acuerdo con la normativa vigente, los productores que poseen los establecimientos productivos en las áreas mencionadas tienen la obligatoriedad de realizar los controles fitosanitarios de la plaga.
El programa oficial está siendo pensado con un enfoque de sustentabilidad, mediante la utilización de la Técnica de Confusión Sexual (TCS) en combinación con productos fitosanitarios de muy bajo impacto ambiental y la implementación de prácticas como la cosecha completa y la eliminación de restos de poda.
Productos autorizados contra la lobesia botrana
El poder residual corresponde al tiempo en que un producto permanece activo y con capacidad de eliminar o impedir el aumento de una plaga o enfermedad. En otras palabras, es el período de tiempo en que es capaz de seguir actuando y controlando a una plaga una vez que ha sido aplicado. Depende de muchos factores (dosis, meteorología, uso de adyuvantes, etcétera) pero es esencial tener en cuenta que los períodos publicados en los marbetes en general refieren a órganos a cubrir totalmente desarrollados.
El tiempo de carencia es el tiempo mínimo que debe transcurrir entre la última aplicación de un producto y la cosecha para asegurar que el principio activo en cuestión se haya degradado y sus residuos en el alimento no superen los límites máximos permitidos o LMR.
El tiempo de carencia de los Marbetes está indicado para los LMR autorizados para en mercado argentino. Si nosotros queremos exportar, sea materia fruta fresca, mosto o vinos, debemos asegurarnos de que el tiempo transcurrido implique que llegaremos a los destinos con residuos por debajo de los límites máximos permitidos en ese destino, LMR o TI (tolerancias de importación).
Cualquiera sea el destino que se les de a estos productos, se debe tener en cuenta lo siguiente:
- Que el producto a aplicar esté permitido o registrado en origen y destino.
- Que los residuos de cualquiera de los productos usado en los planes de cura hayan declinado por debajo de los límites máximos permitidos en ese país (TI o LMAR) de manera de evitar rechazos en destino por lo cual además de hacer un correcto uso del producto debemos fijar los tiempos de carencia adecuados que cumplan con la legislación local y que además aseguren estar por debajo de los LMR.
En conclusión, a la hora de diseñar un plan de curas se sugiere seleccionar productos pensando en los destinos más restrictivos, para evitar caer en posibles retenciones o rechazos con los consabidos perjuicios de toda índole que esto implica.